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De cuando me invitaron a bañarme

Analfabetismo natural, no sabemos que no sabemos lo que nos enseñan y estimulan los ecosistemas. 
Domingo, 02 de mayo de 2021 01:18

¿Estaremos en la era de la fetichización de las mediciones? Endiosar resultados midiendo con la vara de la acumulación es ya una cultura transversal, que excede al mundo de la producción. Es más importante, cuántos kilómetros se hizo con la bicicleta, que los lugares donde se estuvo, correr la maratón de los 42 kilómetros es más importante que el lugar donde se desarrolla. Tener más cantidad de sexo que placer es la norma. #exploralo.

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¿Estaremos en la era de la fetichización de las mediciones? Endiosar resultados midiendo con la vara de la acumulación es ya una cultura transversal, que excede al mundo de la producción. Es más importante, cuántos kilómetros se hizo con la bicicleta, que los lugares donde se estuvo, correr la maratón de los 42 kilómetros es más importante que el lugar donde se desarrolla. Tener más cantidad de sexo que placer es la norma. #exploralo.

Estoy esperando a Tiffany Rossdale @tokiohottie, los cerezos están literalmente explotando en el bosque, las aterciopeladas flores hacen una lluvia que acaricia la brisa en esta primavera en Japón.

_Hola Isra, que lindo día nos tocó para el rodaje. Me dice ella mientras despliega su sensualidad oriental.

_ Hola Tiffany, sí, qué dicha que podamos hablar de plenitud en este escenario soñado.

Mientras buscamos que todo esté perfecto para los mejores planos y aprontarse a la conversación, ella permanece inmutable, como si estuviese en otro mundo, desconectada de mi apuro occidental productivo y medible.

_ Ven Isra vamos a darnos un baño de bosque. Me invita ante mi asombro de no saber qué significa eso ¿Bañarme en el bosque? ¿y con ella ? Todo suena muy raro a mi pack de prejuicios.

_ ¿Cómo es eso, Tiffany?

_Ahh te cuento, es una práctica que la llamamos shinrin-yoku o “baño forestal” se trata de tomarse tiempo para percibir en estado de alerta relajada, utilizando todos y cada uno de los sentidos, lo que nos ofrenda el bosque, respirar profundo, sentir el aire, dejarse acariciar por las caídas de los pétalos, escuchar a los pájaros y los secretos que nos quieren decir y muchísimo más.

_Qué interesante, cuéntame más por favor. Mientras ya dejo de pensar en el rodaje, pues algo está rodando en mí.

_ Para un buen shinrin-yoku, no hace falta ropa de baño, ni es una competencia para saber identificar especies, tampoco es senderismo, ni hace falta llegar a una meta medible y mucho menos hacer gimnasia.
Shinrin-yoku es un viaje hacia adentro de nuestra existencia, conectándonos al entorno natural que nos invita a ralentizar para sacar lo mejor de nosotros, despertando nuestros sentidos y logrando expandir nuestra salud física y emocional.-

_¿Tiffany y cuanto tiempo tiene un baño forestal? Nuevamente aparece mis ansiosas dudas, productivistas y occidentales.
_ Isra, no hay una medida a cumplir, esto no es como andar en una cinta o ir a un gimnasio, para que tengas en cuenta, por lo general lo hacemos en un periodo de unas 2 horas y en ese tiempo se recorre no más de 500 metros.

Con ese dato las conclusiones de esta práctica son contundentes. La magia de contemplar para contemplarse. Estoy en trance de análisis mientras Tiffany vuelve a la carga con su amorosidad abrumadora.

_Esta experiencia, si bien es cierto tiene antecedentes en el sintoísmo y el budismo que valoran la sabiduría de la naturaleza, los shinrin-yoku se están difundiendo mucho más, desde hace 40 años, también para darle valor a los bosques que tanto respetamos, recuerda que aquí casi el 70% de la superficie es de naturaleza viva. Tengo entendido que en tu país la deforestación es muy fuerte, cuánto lo lamento.-

_Pero aprovechemos y salgamos a nuestro shinrin-yoku. ¿Te parece?- 

Dejo todo y me lanzo a la práctica...

Paso el tiempo como en una ráfaga interminablemente lenta, llena de sensaciones indescriptibles, en esas cuadras forestales llenas, absolutamente llenas de sensaciones que solo la lentitud puede capturar y el alma cobijar.

Shinrin-yoku es un himno a la lentitud, interpela la cultura de la acumulación, desmantela la competencia hacia las llegadas tempranas, conecta el paso con lo que pasa, shinrin-yoku es un placer que hace de lo momentáneo una eternidad. 

De esta experiencia me envolvieron preguntas que las comparto: ¿Quién me apura? ¿el apuro es puro?, ¿qué es lo que naturalmente se me da? ¿cuánto tiempo me sostengo en el aquí y ahora? ¿cómo recupero energía, sin caer en el logro como recompensa medible? 

Regresamos. Me siento con Tiffany, presiento que el rodaje será infinito y el documental saldrá cuando tenga que     salir.
 

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