La densa niebla y la baja temperatura de la mañana propiciaron la venta de café caliente en inmediaciones de la Ciudad Judicial, donde ayer declaró una de las voces esperadas en el crimen de Jimena Salas. Sergio Vargas, pasó al frente de los jueces y contó su verdad. El hombre sindicado como el entregador se explayó por más de una hora y media. Para hoy las partes expondrán sus alegatos y el lunes los imputados tendrán la oportunidad de decir sus últimas palabras.
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La densa niebla y la baja temperatura de la mañana propiciaron la venta de café caliente en inmediaciones de la Ciudad Judicial, donde ayer declaró una de las voces esperadas en el crimen de Jimena Salas. Sergio Vargas, pasó al frente de los jueces y contó su verdad. El hombre sindicado como el entregador se explayó por más de una hora y media. Para hoy las partes expondrán sus alegatos y el lunes los imputados tendrán la oportunidad de decir sus últimas palabras.
Antes de escuchar a uno de los imputados, el otro es Nicolás Cajal, los magistrados hicieron pasar a su hermana, Verónica Vega, quien mantuvo la misma postura que hace dos años cuando detuvieron a su hermano: señalando que es el "perejil" de esta historia. Luego fue el turno de Vargas, acusado como partícipe secundario del homicidio triplemente calificado en perjuicio de Salas. Comenzó exponiendo el recorrido que hizo el día del crimen desde que salió de la zona sur de la ciudad, San Benito, con destino a Vaqueros.
Dijo que el objetivo de ir a esa localidad fue para ver de pasada a su madre, "vive en la Mitre", que una o dos veces a la semana solía pasar a verla, "tiene epilepsia", y seguir para ir a vender y después del mediodía "verlo al Gordo Miranda, con el que siempre labure en la construcción. Por ese motivo fui al Vaqueros". Salió entre las 7 y 8 para tomar el colectivo, explicó que si bien siempre tomó el 2 F en la calle Felipe Varela, ese día decidió cambiar y tomarlo en San Ignacio. Adujo que cambió de parada por tratarse de una "hora pico" y subir a un micro más bien vacío.
Lo que se pondrá en análisis será si existieron o no inconsistencias en la nueva declaración del imputado. Según Vargas cerca de las 11 ingresó al barrio San Nicolás, escenario del cruento asesinato, tenía en su poder un par de alpargatas, que la pudo vender mientras recorría el barrio, y dos pares de sandalias que se las vendió a un hombre que estaba lavando o arreglando una moto. Dijo que no llegó a ver a Jimena Salas, que estuvo menos de un minuto afuera de su casa y siguió. "Yo nunca pregunté por una mujer con dos hijas, sí pregunté por una mujer con hijas", sostuvo.
Cruzó dos veces un móvil policial, de frente, y que con su amigo "Bebeto" Matías, el testigo que será investigado por falso testimonio, se juntó entre las 14.30 y las 15, compartieron un vino "que él había comprado" y antes de las 16 Bebeto lo llevó a bordo de una moto hasta el puente de Vaqueros. Acerca de los celulares y las líneas, según el Ministerio Público Fiscal tenía ocho líneas y varios teléfonos, el imputado dijo que era muy descuidado y los perdía o los cambiaba, que en su momento autorizó a su madre que le diera a los investigadores una agenda donde tenía líneas de celulares, porque "no tengo nada que ocultar", apuntó. "Nosotros somos pobres, no quiero hacerme la víctima, pero venía un muchacho que robó un celular y se lo comprábamos, hay mucha gente que lo hace".
Cuando Vargas explicó el momento en que se presentó a la sede fiscal, se quebró y rompió en llantos. Lo apuntaron como el asesino, "entraban y salían policías, no me creían", y sostuvo que "la situación me puso nervioso", lo que le pudo haber jugado en contra.
En la instancia instructiva Vargas había descripto a la víctima -ayer no lo hizo-; el testigo Matías aseguró haber estado en horas de la mañana con Vargas y no recién a las 15, y sobre el hecho de cruzar de frente dos veces a un patrullero, los investigadores señalaron que nunca se cruzó con el móvil de frente, según el domo del vehículo oficial fue registrado una vez y de espaldas.
“Vargas mintió en todo”
“El señor Vargas mintió en absolutamente todo, entiendo que como imputado puede decir cualquier cosa y nuestra función es dar cuentas de cada una de las inconsistencias, mentiras, de los datos que no coinciden no solo con los testimonios sino con datos materiales que se han obtenido a través de información de antes, de telefonía, tarjetas de Saeta, del recorrido en tiempo y lugar del relato que él mismo hace que dan cuenta que todo lo que ha manifestado no tiene correlato con la realidad”, sostuvo.