En el marco de la Semana Internacional del Coaching, que se desarrolló hasta ayer, la coach ontológica profesional Claudia Agüero explicó en qué consiste la disciplina que ha crecido y se ha expandido los últimos años en el país y en Salta.
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En el marco de la Semana Internacional del Coaching, que se desarrolló hasta ayer, la coach ontológica profesional Claudia Agüero explicó en qué consiste la disciplina que ha crecido y se ha expandido los últimos años en el país y en Salta.
La mujer, que proviene de la industria del turismo, se formó como coach sistémico, ejecutivo y de equipos, y fue presidenta del capítulo Argentina de la Federación Internacional de Coaching (ICF, su sigla en inglés). La profesional salteña ofreció la posibilidad de hacer actividades de manera ad honorem en organizaciones, en el marco de las responsabilidad social organizacional de su consultora. Para contactarse con ella, su dirección de correo electrónico es claudiaaguerocoach @gmail.com.
¿Qué es el coaching?
Es una disciplina que, si bien se generó en los 80, está en expansión y ha crecido exponencialmente en el mundo, y hoy está en su etapa de comenzar a transitar su adultez.
Hay distintos tipos de coaching y en la Argentina y en Latinoamérica en general, por la influencia de grandes maestros como Fernando Flores y Humberto Maturana, tenemos el coaching ontológico, que se basa en la ontología del lenguaje, que toma principios de la filosofía de Heidegger para hacer la conceptualización y la base filosófica.
En la actualidad el crecimiento de la disciplina tiene que ver con que desde el coaching se propone generar cambios de observador. Esto significa que, frente a las situaciones que emergen y desemergen en el mundo, se juega con la posibilidad de cambiar de paradigma o de mirada.
En este mundo disruptivo, que propone una agilidad de modelos, este cambio de observador se convierte en una oportunidad en el ser humano para cualquier disciplina. Se usa tanto en el terreno de lo organizacional como en lo personal. Si bien está cada vez más desarrollado y hay organizaciones que han adquirido culturas de coaching, o sea que están en renovación permanente, las personas también necesitan trabajar de manera resolutiva ante una situación.
El coaching se complementa con otras disciplinas y no invade el campo de la consultoría organizacional, en la que alguien va con respuestas específicas sobre una situación de la que ya tiene una interpretación previa, ni las áreas de la psicología organizacional o la terapia individual.
Son campos diferentes, absolutamente determinados y delimitados. Hoy un coach trabaja en el mundo de las organizaciones de manera interdisciplinaria, muchas veces con un psicólogo organizacional o personal y se complementan.
En algunos espacios se cuestiona que el coaching no es muy "serio" o que la formación es muy corta...
Es muy bueno lo que traes. Por eso, hay que ver dónde, cómo y con quién...
Como se trata de una disciplina nueva, que recién está adquiriendo su madurez, hay organizaciones que garantizan el estándar de los profesionales que han certificado a través de ellas, como la Federación Internacional de Coaching (ICF), que está en los cinco continentes, en 140 países, y nuclea a la mayoría de los coachs que están certificados a nivel internacional.
Con esto se garantiza, sobre todo en un mundo global, en el que la virtualidad ha llegado para instalarse, que un coach desde Argentina puede trabajar con otros países. El coaching es una disciplina que se adaptó hace mucho tiempo a esto y en cualquier país trabajamos con el mismo estándar.
Esta organización trabaja hace 25 años y está en proceso de renovación permanente. En estos 25 años se rediseñó toda la organización y el modelo con el que trabajamos para responder de una manera ágil y desde la necesidad actual. Buscamos ser una oferta de mucho más valor para el mundo y para la comunidad.
¿Cómo trabaja la ICF?
La ICF avala programas y profesionales. Los programas tienen diferentes tipos de aval, de acuerdo con el tiempo de formación y con cuán capacitado va a salir el profesional de esa formación.
Tiene tres estándares de credencialización de profesionales que marcan qué grado de desarrollo y competencia tienen en su formación, en relación con años de dedicarse a esto, habilidades... Todo eso está garantizado con esta organización internacional.
Acuerdo en que muchos espacios no constituyen una oferta seria y deslucen y desvirtúan la profesión. Es una profesión que invita a la formación continua. Es necesario revisarse como profesional todo el tiempo porque se trabaja con otro ser humano y todos nos diseñamos y repensamos de manera permanente.
Hay profesionales que tienen una formación inacabada y el impacto que generan es negativo. Es una gran preocupación para quienes hacemos de esto una profesión seria.
¿Cómo se resignificó esta disciplina en la pandemia?
Nosotros estamos acostumbrados a vivir la virtualidad. Hace mucho trabajamos en red. La pandemia abrió muchas oportunidades para que las organizaciones y demás vean la posibilidad del quiebre y lo tomen como una oportunidad.
Desde el coaching estábamos preparados para emerger como una oferta frente a una crisis, así porque podríamos hacernos cargo del cambio urgente de las organizaciones y esos procesos que tenían que habitar la agilidad. Estábamos preparados para hacernos cargo de algo muy importante, la incertidumbre.
El coach trabaja sobre las incertidumbres: sale de las zonas de certezas para habitar las incertidumbres y desde allí se rediseña.
La pandemia fue una oportunidad para acompañar el rediseño necesario del mundo de las organizaciones y, por ende, de las personas, porque las organizaciones son las personas organizadas.
Pudimos acompañar desde lo humano la angustia ante la incertidumbre, que necesita ser atendida porque se requieren referentes desde dónde tomarse que no hayan cambiado.
Desde nuestra disciplina proponemos -al menos, esa es mi mirada- que, si bien el mundo ha cambiado y va a seguir cambiando, lo que no van a cambiar son las relaciones humanas. En esa relación está la capacidad de hacerse cargo de manera empática del otro y permitir que el otro y yo seamos una oferta de valor.
Hoy, más que nunca, necesitamos formar redes. Yo digo "tribus", por la unión y lo empática que son frente a situaciones de mucho dolor.
Hoy nos encontramos con una comunidad con mucha angustia, en la que hay síntomas de todo tipo y la empatía y la posibilidad de una relación con un otro hace que ese nivel de angustia baje. No podemos afirmar qué va a pasar mañana, pero podemos sentir que vamos a estar unos para los otros.
En este escenario de crisis y precarización laboral, ¿qué rol tienen los coachs?
El coach trabaja, sobre todo, por el empoderamiento del ser humano. No es solo lo que tiene que ver con lo monetario, con el ingreso, con el bienestar y la calidad de vida, que es imprescindible, sino también con otra cuestión: desde dónde el ser humano va a salir a constituirse como una oferta de valor: la autovaloración, la dignidad y el poder personal.
Lo que buscamos, sobre todo, los coachs es empoderar a las personas para que descubran y expandan su potencial, porque todos lo tienen.
Hay patrones altamente arraigados de comportamientos, conceptos o creencias que limitan la capacidad de acción del ser humano. Nosotros trabajamos con esas creencias limitantes o patrones recurrentes, que no lo dejan salir del mundo donde habita.
Trabajamos por el empoderamiento, por la dignidad, porque esa persona empiece a construirse como una oferta de valor para sí misma, primero, y recupere y se rediseñe como quiera, no frente al deber ser, sino al deseo más profundo de quién quiere ser.