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Quedó ciega, recibió un trasplante y ahora diseña lámparas de sal del Himalaya

Sandra Aramayo pinta sus artesanías utilizando complicadas técnicas de puntillismo. Comenzó con este emprendimiento familiar, desde que su marido perdió el empleo el año pasado a causa del Covid 19.
Lunes, 03 de mayo de 2021 08:21

Hace casi cuatro años, Sandra Aramayo (55) quedó ciega luego de ser diagnosticada con “esclerocornea de la cámara anterior”. Afloró así la solidaridad de los salteños para que pudiera hacer frente a una costosa cirugía, que su familia no podía costear. En dicha oportunidad se concretó de la mano del médico oftalmólogo salteño Martín Arroyo, quien encabezó un trasplante de córnea que posibilitó a Sandra recuperar la visión de uno de sus ojos. 
A principios de 2020, al igual que miles de salteños, la pandemia de coronavirus afectó su economía familiar, sostenida hasta entonces con el trabajo de su marido, Gabriel Pérez Paz, dedicado a la producción de sonido en eventos sociales, rubro que quedó prácticamente paralizado desde entonces. 

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Hace casi cuatro años, Sandra Aramayo (55) quedó ciega luego de ser diagnosticada con “esclerocornea de la cámara anterior”. Afloró así la solidaridad de los salteños para que pudiera hacer frente a una costosa cirugía, que su familia no podía costear. En dicha oportunidad se concretó de la mano del médico oftalmólogo salteño Martín Arroyo, quien encabezó un trasplante de córnea que posibilitó a Sandra recuperar la visión de uno de sus ojos. 
A principios de 2020, al igual que miles de salteños, la pandemia de coronavirus afectó su economía familiar, sostenida hasta entonces con el trabajo de su marido, Gabriel Pérez Paz, dedicado a la producción de sonido en eventos sociales, rubro que quedó prácticamente paralizado desde entonces. 

 

Lejos de desesperarse y a pesar de los apremios, decidieron poner en marcha un emprendimiento dedicado al diseño y fabricación de lámparas de sal del Himalaya, en la que vuelcan creatividad, destreza y buen gusto. Pero el dato más relevante es que Sandra, quien en 2017 se encontraba literalmente ciega, es quien decora con puntillismo cada obra. Se trata de una técnica que consiste en pintar pequeños puntos de colores que combinados conforman una imagen cromática completa.

 

 

Sandra y Gabriel, contaron que Mariano Ramos, un alfarero de Cafayate, es quien los ayudó a redondear la idea y es quien les provee de los cuencos cerámicos que usan de base para las lámparas. “Nos ayudamos y colaboramos mutuamente, y de esa forma todos trabajamos. Vendemos nuestros productos a través de internet y los entregamos a domicilio. Gracias a Dios, por la calidad de los mismos la publicidad se fue dando de boca a boca y ya vinieron de Embarcación y hasta de Catamarca a llevar lámparas para revender”, contó Pérez Paz.

 

En cuanto al material estrella, las piedras de sal del Himalaya, las adquieren en Buenos Aires, de un importador que las trae al país directamente desde Pakistán. En este sentido, vale la pena recordar que el origen de este mineral se encuentra en una mina pakistaní llamada Khewra, ubicada a más de 1.000 km del Everest, la montaña más alta del mundo, ubicada en plena cordillera del Himalaya. Las tonalidades rosas de esta sal son muy llamativas, por lo que es utilizada tanto en gastronomía gourmet, como para realizar trabajos artesanales.

 

Los diferentes modelos son expuestos en las cuentas de Facebook e Instragram “lámparas de sal del Himalaya Kalma”. Los intersados también pueden contactarse al 0387 155 908661

 

“Los materiales eléctricos, como ser fichas y cableado los compramos por mayor a fin de abaratar costos y poder ofrecer las lámparas a un precio accesible para el público. No es nada fácil, hay que pelearla pero este emprendimiento representa para nosotros un medio de sustento, en tiempos en que -a causa de la pandemia- es tan difícil trabajar”, puntualizaron.
Para finalizar, Sandra expresó: “Queremos seguir impulsando este pequeño emprendimiento que llevamos adelante junto a mi marido con mucho esfuerzo. Con la ayuda de mi compañero de la vida, de Dios y de los medios que dieron a conocer mi caso hace cuatro años, yo pude recobrar la vista gracias a un trasplante de cornea realizado por el Dr. Martín Arroyo”.

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