Una solidaria familia carrileña llega a diario con bollos recién horneados a los hogares de las familias aisladas por el coronavirus.
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Una solidaria familia carrileña llega a diario con bollos recién horneados a los hogares de las familias aisladas por el coronavirus.
El trabajo lo realizan temprano a la mañana y antes de las 5 de la tarde las motocicletas y las bicicletas del grupo familiar salen a repartir el pan que necesitan en estos momentos numerosas familias.
La idea fue de Gloria Tolaba, vecina de La Loma y que a pesar de su situación de salud -es de riesgo por ser hipertensa- quiso ayudar a los que menos tienen.
Junto a sus hijas, Georgina y Andrea y a su nieta Brisa Chocobar comenzaron a organizar desde hace siete días toda la logística que permite elaborar los bollos caseros, distribuirlos y buscar los insumos. Los beneficiados son los que se encuentran cumpliendo aislamiento en esa localidad.
De vender a ser solidarias
Gloria cuenta a El Tribuno cómo hace varios años se dedican a la venta de bollos caseros; con la llegada de la segunda ola de la pandemia y la precaria situación económica que están viviendo muchas familias, la familia decidió poner manos a la obra y convertir su medio de subsistencia en una mano amiga que lleva su ayuda a quienes mas lo están necesitando en estos críticos momentos.
"Nos organizamos como todos los días. Sabiendo que vamos a asistir al que nos necesita. Son 20 kilos de harina que amasamos y llegamos a elaborar 350 a 400 bollos por día. Después los chicos de la casa salen a repartirlos en motos o bicicletas".
La tarea es diaria y todos colaboran. Reparten el pan casa por casa a todas las familias de El Carril que debido a este virus llevan una vida de aislamiento, pero eso no significa que están solos.
Vecinos y autoridades acercaron sus ayudas para semejante empresa solidaria.
A la mañana
Desde las 10 de la mañana, Gloria y toda su familia empiezan las tareas de preparación. Mojan la masa y empiezan a amasar entre todos 20 kilos de harina. Cerca de la 4 de la tarde tienen más de 400 bollos listos para repartir en motocicleta, casa por casa, a todas las familias que se encuentran en confinamiento.
"Antes los bollos los vendíamos, hoy el mismo pan lo entregamos a los vecinos que lo necesitan, en estos momentos mucha gente debe ser asistida y no alcanza. Los hacemos con gusto y muchos vecinos se acercan a colaborar con la harina para hacer los bollos".
Toda una logística solidaria
A la familia Tolaba Lagoria también les afectó el virus de la COVID-19 y pudieron recuperarse superando los cuadros de la enfermedad. Así y todo, no dejaron este trabajo de asistencia a los vecinos.
Entregan entre 8 a 10 bollos por familia. Mientras el horno de barro se prepara en la mañana temprano, la lista de las personas que están aisladas y necesitan de ayuda señala donde viven y cómo será la distribución del día.
“Entre los vecinos, y preguntando en el hospital nos dicen quienes están aislados preventivamente, nos enteramos y preparamos la cantidad de bollos de acuerdo a las familias”, cuenta Gloria sin dejar de amasar el pan solidario que fabrican sus manos.
Dice que van a seguir con este trabajo solidario hasta que no vean a ningún vecino que pase necesidades.
Por día han asistido numerosas personas y hasta ayer habían logrado llevar bollos a 60 familias aisladas.