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“Crear la Sinfónica de cero fue estimulante”

Eduardo Alonso-Crespo fue uno de los iniciadores de la Orquesta Sinfónica de Salta. En una charla con El Tribuno, recordó el proceso de su formación.
Jueves, 06 de mayo de 2021 18:22

En la creación de la Orquesta Sinfónica de Salta mucho tuvo que ver un músico de una trayectoria brillante, hecha con estudio, trabajo y talento. Eduardo Alonso-Crespo nació en Tucumán y vivió su infancia y adolescencia en Salta. Autor de sinfonías, conciertos, óperas, ballets, música de cámara y música coral, producción que le hizo acreedor a premios y distinciones nacionales e internacionales, su música ha sido interpretada por orquestas y ensambles de Francia, Italia, España, Holanda, Portugal, Polonia, Ucrania, Alemania, Finlandia, el Reino Unido, China, Taiwán, Indonesia, Japón, Israel, Canadá, EEUU, México, Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Paraguay, Brasil, Bolivia y Argentina, y en ámbitos tan importantes como el Teatro Colón, el Carnegie Recital Hall, de Nueva York, la iglesia de La Madelaine, de París, el Teatro Teresa Carreño, de Caracas, el Teatro La Fenice, de Venecia, y el Palacio Real de Queluz, en Lisboa.
Entre sus actividades más recientes como director, se destaca la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, España, que Alonso-Crespo dirigió para el sello discográfico británico Naxos.
El Tribuno lo convocó para dialogar sobre la Orquesta Sinfónica de Salta en los festejos por los 20 años de vida de la agrupación, y en la charla, vía teléfonica desde Tucumán, el músico compartió recuerdos y reflexiones. 

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En la creación de la Orquesta Sinfónica de Salta mucho tuvo que ver un músico de una trayectoria brillante, hecha con estudio, trabajo y talento. Eduardo Alonso-Crespo nació en Tucumán y vivió su infancia y adolescencia en Salta. Autor de sinfonías, conciertos, óperas, ballets, música de cámara y música coral, producción que le hizo acreedor a premios y distinciones nacionales e internacionales, su música ha sido interpretada por orquestas y ensambles de Francia, Italia, España, Holanda, Portugal, Polonia, Ucrania, Alemania, Finlandia, el Reino Unido, China, Taiwán, Indonesia, Japón, Israel, Canadá, EEUU, México, Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Paraguay, Brasil, Bolivia y Argentina, y en ámbitos tan importantes como el Teatro Colón, el Carnegie Recital Hall, de Nueva York, la iglesia de La Madelaine, de París, el Teatro Teresa Carreño, de Caracas, el Teatro La Fenice, de Venecia, y el Palacio Real de Queluz, en Lisboa.
Entre sus actividades más recientes como director, se destaca la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, España, que Alonso-Crespo dirigió para el sello discográfico británico Naxos.
El Tribuno lo convocó para dialogar sobre la Orquesta Sinfónica de Salta en los festejos por los 20 años de vida de la agrupación, y en la charla, vía teléfonica desde Tucumán, el músico compartió recuerdos y reflexiones. 

Tuvo mucho que ver con los inicios de la Sinfónica de Salta...

Sí, a fines del año 2000 fui convocado por el entonces gobernador (Juan Carlos) Romero y me comunica la intención de crear la Orquesta Sinfónica y me sumo al proyecto. Yo en ese momento era director titular de la Orquesta Sinfónica de Tucumán y renuncié y me incorporé al proyecto, pero antes viajé con la Sinfónica de Tucumán para hacer conciertos en Salta. Y, además, para usar la Sinfónica de Tucumán como medio para el concurso para elegir al primer director; porque queríamos elegir al primer director, pero no existía la orquesta para que él pudiera concursar. Entonces hicimos una gira con la Sinfónica de Tucumán, tocó en la plaza -me acuerdo-, hicimos varios conciertos y luego los postulantes concursaron con los músicos de Tucumán. Se eligió al ganador y, a partir de ahí, comenzaron los concursos para elegir a los integrantes de la Orquesta. Los jurados de ese concurso, por supuesto, incluían al flamante director de la Orquesta, Felipe Izcaray. Así se conformó la orquesta en los primeros meses de 2001 y se llegó al primer concierto, hace 20 años, desde el viernes 20 años atrás. Yo permanecí en el staff como director invitado principal y compositor residente, y tuvimos conciertos originalmente durante varios años en la sala Juan Carlos Dávalos, de la Casa de la Cultura, hasta que algunos años después se compró y se modificó el cine Victoria y pasó a ser el Teatro Provincial. Ese fue más o menos el nacimiento. 

¿Cómo fue el concurso para los músicos? 

El concurso fue internacional, abierto a todo el mundo, se presentaron músicos de muchos países y de Argentina, naturalmente. El proceso fue justo y transparente porque, de hecho, como existía previamente una Orquesta Municipal, se permitió a aquellos integrantes rendir primero, sin competir con el resto. Y luego se pasó a la otra etapa. Como estamos hablando del 2000, 2001, coincidía con los años de la caída de la Unión Soviética, y eso hizo que muchos músicos de la órbita de la Europa oriental y de la ex Unión soviética concursarán. Por eso la Orquesta tenía, sobre todo al comienzo, un núcleo importante de músicos de Europa oriental. Había músicos latinoamericanos, naturalmente, brasileños, venezolanos y después vinieron chilenos y, por supuesto de Argentina. Los concursos se hicieron en Salta; excepto los de percusión que por los instrumentos se hicieron en el Conservatorio de la Ciudad de Buenos Aires, me acuerdo que el jurado tuvo que viajar para allá. Y luego hubo que armar toda la parte administrativa, que fue también un trabajo complejo; y luego empezaron los conciertos que eran todos muy estimulantes, porque casi todas las obras eran primeras audiciones en Salta. Entonces se hizo el ciclo Beethoven, se hicieron las sinfonías de Mahler y otras tantas cosas.

Y también hubo ópera...

Sí, otra característica, desde el comienzo, es que se quiso hacer música escénica. Me refiero a zarzuela y a ópera, de modo que pronto se hizo la primera ópera con la Orquesta que fue “La Traviata”, que se hizo en el Teatro de la Ciudad, que se prestaba mucho más para hacer una obra escénica, y luego zarzuela. Todos los años se hizo una zarzuela...

Nació en Tucumán...

Nací en Tucumán, viví la infancia en Salta, hice la escuela primaria y la secundaria en Salta y luego volví a Tucumán. En esa época, durante 20 años yo trabajaba en Estados Unidos también y simultáneamente, e iba y volvía. Estuve 20 años en la Universidad de Carnegie Mellon, en Estados Unidos, y era complicado, pero se podía. 

¿Qué significa una orquesta sinfónica dentro de una provincia como Salta?

Conozco como artista y como intelectual el peso que tiene Salta desde el punto de vista intelectual, artístico; la tradición cultural de Salta es inmensa, eso no se puede ni discutir, y que no tuviera una orquesta sinfónica de envergadura era una falta que había que corregir, naturalmente, es como una corona que le falta una gema por la tremenda tradición de poetas escritores pintores, incluso de músicos de modo que había que hacerlo, era lógico. Lo que pasa es que era un emprendimiento enorme, costoso, complejo; pero era imprescindible. Una provincia como Salta, en ese momento y con ese bagaje cultural, ya no podía no tener una orquesta sinfónica, y de primer nivel. Y luego, literalmente, de manera natural, tenía que proseguir el ballet y eventualmente un coro estable, tener los cuerpos artísticos estables que corresponden a una provincia de esa estatura cultural.

¿Qué rol juegan las orquestas juveniles? 

Si no me equivoco, un par de años después de la creación de la Orquesta, los mismos integrantes ya fueron formadores. Porque cualquier cuerpo artístico estable no funciona si no hay un semillero, porque todos somos seres biológicos finitos, o sea la vida se acaba y tiene que haber reemplazantes, así de simple. Y ese es el rol que cumplen las escuelas artísticas, por eso el Teatro Colón tiene la Escuela del Teatro Colón donde se forman bailarines, coreutas y músicos. Tiene una orquesta académica que es la Orquesta Juvenil del Colón y lo mismo tiene que tener Salta, es necesario. Mirá, han pasado 20 años, y en 20 años un chico que estaba en la Orquesta Juvenil de Salta hoy tiene casi 40, ya es un profesional. Entonces, tiene que haber ese recambio continuo. Un error que hay en otras provincias es no tener la escuela artística anexada a los cuerpos estables. Los cuerpos estables tienen que tener como extensión natural una institución formativa, la Orquesta Juvenil cumple ese rol en el caso de la música sinfónica. Es una cuestión de estrategia, pensar en el futuro, no pensar sólo en el concierto de este mes, sino pensar en décadas.

Y los chicos que quieran estudiar lo pueden hacer aquí... 

Esa es otra cuestión, porque si bien tuvimos que empezar con músicos de muchas partes del mundo, lo sano y natural es que la propia comunidad provea de artistas y de músicos, por eso es importante la formación. Idealmente tienen que ser los propios salteños quienes conformen la Orquesta, es lo lógico... el ballet y todo lo demás, y sin cerrar la puerta a gente del mundo que tenga talento y ganas de trabajar, como dice nuestro Preámbulo de la Constitución. Pero hay que formar gente de la propia comunidad, porque tiene que haber ese vaso comunicante entre la expresión artística y la gente, el pueblo. Es lógico el rol que cumplen las instituciones formativas anexadas a los cuerpos artísticos estables.

La llegada de músicos de todo el mundo es valiosa... 

Conozco la experiencia de la Sinfónica de Tucumán, fui 12 años director de la Orquesta, y acá la experiencia fue similar, salvando la distancia temporal, porque aquí la Sinfónica se creó en el 49. En ese momento, llegaron músicos que escapaban de la Segunda Guerra Mundial, entonces tuvimos muchos músicos italianos, alemanes, húngaros... el concertino era húngaro. No es que yo haya vivido esa época, sino que lo sé por la historia la Orquesta, y claro esa gente formó a los actuales músicos de la Sinfónica, esa gente ya no está, pero están sus discípulos. Es muy importante, claro, la continuidad y la formación.

¿Cómo vive estos 20 años? 

Me parece increíble, no puedo creer que hayan pasado 20 años, me parece que fue ayer, sinceramente. Fue un proyecto tan estimulante, no te imaginás. Crear algo de cero con todos los recursos necesarios y con la voluntad de hacerlo. Había un clima de entusiasmo y de excitación por lo que se estaba haciendo, que era muy contagioso. Eso es lo que más recuerdo de esa época. Y veo hoy que eso se convirtió en una orquesta de primer nivel. La Orquesta Sinfónica de Salta es una de las mejores sino la mejor del país, y lo digo en serio porque es así, y me llena de orgullo, francamente. Me llena de orgullo.
   

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