La primera jornada del juicio por abuso sexual contra el cura Agustín Rosa Torino giró en torno al testimonio de uno de los dos jóvenes que denunciaron que fueron sus víctimas cuando se formaban para ser sacerdotes en el "Instituto Hermanos Discípulos de Dios San Juan Bautista", que el acusado fundó y dirigía. Dijo que este tipo de delitos estaban "naturalizados" en la organización religiosa y que había muchos casos.
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La primera jornada del juicio por abuso sexual contra el cura Agustín Rosa Torino giró en torno al testimonio de uno de los dos jóvenes que denunciaron que fueron sus víctimas cuando se formaban para ser sacerdotes en el "Instituto Hermanos Discípulos de Dios San Juan Bautista", que el acusado fundó y dirigía. Dijo que este tipo de delitos estaban "naturalizados" en la organización religiosa y que había muchos casos.
Rosa Torino fue acusado por dos novicios y una monja que formaban parte de la institución, cerrada por el Vaticano en 2019. El juicio en su contra comenzó ayer en el salón de grandes juicios de Ciudad Judicial.
El joven contó que ingresó a la comunidad en 2012, cuando tenía tan solo 14 años. "A mis padres les hablaron de educación y una sana juventud", recordó, en referencia a la decisión de su mamá y su papá de otorgarle la tutela al sacerdote.
Contó que lo trasladaron a una delegación del instituto en Santa Cruz y que allí fue víctima de abuso por parte de Nicolás Parma, otro sacerdote de la orden. Aseguró que, a raíz de esta situación, intentó salir de la comunidad y que Rosa Torino le pidió hablar con él.
Relató que entonces volvió a Salta y que charló con Rosa Torino. "Lo primero que me preguntó era si confiaba en él como un padre. Aunque no lo conocía, le dije que sí porque era un sacerdote de la comunidad, se decía que era un santo, un gran guía espiritual. Confié y le conté toda mi vida, incluso los abusos de parte de Parma", describió.
Manifestó que más adelante pidió ir a un médico porque tenía sarpullidos en las piernas y el cura le preguntó qué le pasaba. "Me dijo que él sabía mucho de medicina y podía ser varicoceles, una enfermedad que ataca los testículos... Me dejé ver", contó sobre el contexto en el que se dieron los abusos de Rosa Torino. A partir de entonces se sucedieron otros abusos.
El juicio está a cargo de los jueces de la Sala IV: Maximiliano Troyano (presidente), Norma Beatriz Vera y Roberto Faustino Lezcano (vocales). La audiencia comenzó con la lectura de la requisitoria fiscal de elevación a juicio y pasó a un cuarto intermedio tras la única declaración que se tomó durante la jornada.
Consultado por la jueza Norma Beatriz Vera sobre por qué naturalizó esos hechos, el joven aseguró: "Estaba mal, necesitaba su acompañamiento espiritual porque estaba deprimido y me interesaba eso más que lo otro. Además era naturalizado en el instituto el abuso sexual. Desde que entramos al instituto sabíamos que había muchos casos. Cuando entré decían que el cura encargado de la iglesia estaba denunciado en Buenos Aires".
Los abogados de la defensa consultaron al joven por su "experiencia sexual", pregunta que fue rechazada por la fiscal Verónica Simesen de Bielke y el Tribunal. Sin embargo, el joven pidió responder. "Si se refiere a mis dichos, no me refería a que por inexperiencia sexual no me di cuenta de que había sido abusado, sino que sentí vergüenza", aclaró.
El testimonio continuó con un derrotero de hechos a raíz de su intento de abandonar el instituto, por lo que comenzó a ser trasladado a otros destinos como Metán o Finca La Cruz, donde indicó que trabajó en la construcción.
"En Finca La Cruz éramos todos hermanos solos, ni hablábamos entre nosotros, trabajamos en la construcción y solo rezábamos. Solo venia el padre Agustín Rosa, yo lo había elegido como director espiritual", contó el joven.
En Finca La Cruz también se habrían dado otros abusos. "Estaba conmovido por el paisaje pero estaba deprimido, no le encontraba sentido a mi vida, escribí una carta con fecha de suicidio. Me volvieron llevar a Salta capital y me enviaron a una psicóloga. Ahí comencé a ser secretario de Rosa Torino, donde hacíamos diferentes cosas, como vender comida para que pasara a buscar el dinero. Pero me di cuenta de que no era el santo que decían, hasta le tendían la cama y trataba mal a quienes le servían", lamentó el joven.
Quedaron en el ojo de la tormenta los psicólogos a los que fue derivado el joven ante su intento de abandonar los votos y les contaba sobre los abusos. Nombró a Eleonora Naranjo, entre otros profesionales.
Fue el primer y único testimonio de la jornada. El exnovicio estuvo de acuerdo en que Agustín Rosa Torino estuviera presente en la sala mientras él contaba todo lo ocurrido. Los otros dos denunciantes testificarán de manera virtual en fecha a confirmar, según el Poder Judicial.
"¿Cuál es su interés en el proceso?", le consultó el presidente del tribunal. "Todo lo vivido y los daños recibidos, quiero cárcel común y efectiva y que no vuelva a transitar las calles ni dañar a otras personas", indicó con firmeza el joven, que contó con el apoyo de familiares en la sala, los únicos presentes además de la prensa.
Durante la tarde hubo recurrentes roces entre el Tribunal de Juicio y los abogados defensores. "Por favor, tenga respeto y trátelo de usted", le pidió a uno de los defensores el juez Maximiliano Troyano
La advertencia se repitió también en otros momentos de la audiencia. "Las valoraciones son para los alegatos, ahora son solo preguntas", advirtió, molesto, el juez Roberto Faustino Lezcano ante intervenciones de los abogados defensores del cura que consideró fuera de lugar.