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Festejos descontrolados y el síndrome de la doble vara

Lunes, 12 de julio de 2021 09:43

En las artes y en la expresiones urbanas existen un sinnúmero de manifestaciones que dejan al descubierto las desigualdades con las que una sociedad juzga un hecho. 

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En las artes y en la expresiones urbanas existen un sinnúmero de manifestaciones que dejan al descubierto las desigualdades con las que una sociedad juzga un hecho. 

El poeta Campoamor describe con maestría y sabiduría esta situación: “Y es que en el mundo traidor, nada hay verdad ni mentira:  todo es según el color  del cristal con que se mira”. 

También la apelación a la doble vara que suele usarse popularmente se remite a la antigüedad y hace alusión en una frase evangélica destinada a quienes señalan la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Es que en estos tiempos de pandemia, una de las cosas que más se ha sufrido es la imposibilidad de reunirse libremente. A pesar del avance de la vacunación, rigen muchas limitaciones. Hay aforos para todo. La cantidad de público está restringida, tanto para asistir a una proyección de cine, un espectáculo musical, participar de un acto, sentarse en un bar y reunirse en una casa de familia. Hasta las tan ansiadas celebraciones por el Bicentenerio de Martín Miguel de Güemes y las tradicionales procesiones religiosas se han visto opacadas, al menos en lo que hace a sus expresiones multitudinarias.

Es que, para cuidar la salud de todos, es necesario cumplir con estrictas medidas de prevención. Y el punto número uno es mantener la distancia social. Esto es algo que se ha repetido hasta el hartazgo en el último año y medio. 

 


 
Sin embargo, en un país en el que el fútbol adquiere status de religión hay tiempos de “permitidos”. Tras el triunfo de la Selección Argentina frente a su par de Brasil y de hacerse con la Copa América, miles de argentinos tomaron las calles y los paseos públicos. En Salta, la plaza 9 de Julio fue un verdadero enjambre al grito de “Argentina campeón”. 

Abrazos, gritos y pogos fueron un cable a tierra luego de tanta frustración, de tanta espera, de tanto aislamiento. Nadie se atrevería a señalar a esa liberación de sentimientos encontrados, como inadecuada o ilegal en tiempos en que se sigue luchando a brazo partido por la vida.

Habrá que ver si el Covid se toma un respiro. Solo hacen falta dos semanas para conocer el real impacto de tanta pasión. De ahora en más, comenzará una nueva lucha moral basada en saber: a quién se le puede prohibir qué...

 
 

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