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Aldo Parfeniuk: “El camino de la humanidad ha sido y viene siendo la conquista de derechos en todos los órdenes”

El poeta, filósofo y docente cordobés estuvo en Salta, en la inauguración de un nuevo bosque de la poesía en Vaqueros, y dialogó con El Tribuno.
Miércoles, 07 de julio de 2021 23:56

El poeta cordobés Aldo Parfeniuk estuvo en Salta, y en Vaqueros participó en la inauguración de un nuevo bosque de la poesía. Con Pedro Solans y Leopoldo “Teuco” Castilla llevan a cabo esta actividad comprometiendo y sumando a muchos en el país y el continente a este proyecto que aúna la palabra poética y la conciencia ambiental. La biodiversidad y la creación artística para recuperar en algo los espacios del planeta fueron temas que aparecieron en la conversación. “La idea se convirtió en una propuesta práctica hará unos siete, ocho meses, cuando con el Teuco hablábamos sobre los incendios en Córdoba, que habían sucedido unos meses antes, y la devastación de la naturaleza, no solamente en Córdoba y en Salta a propósito de la sojización de los bosques”, dijo. Parfeniuk es también licenciado en Filosofía y magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea, ensayista, crítico literario y fue docente-investigador universitario en la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba.

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El poeta cordobés Aldo Parfeniuk estuvo en Salta, y en Vaqueros participó en la inauguración de un nuevo bosque de la poesía. Con Pedro Solans y Leopoldo “Teuco” Castilla llevan a cabo esta actividad comprometiendo y sumando a muchos en el país y el continente a este proyecto que aúna la palabra poética y la conciencia ambiental. La biodiversidad y la creación artística para recuperar en algo los espacios del planeta fueron temas que aparecieron en la conversación. “La idea se convirtió en una propuesta práctica hará unos siete, ocho meses, cuando con el Teuco hablábamos sobre los incendios en Córdoba, que habían sucedido unos meses antes, y la devastación de la naturaleza, no solamente en Córdoba y en Salta a propósito de la sojización de los bosques”, dijo. Parfeniuk es también licenciado en Filosofía y magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea, ensayista, crítico literario y fue docente-investigador universitario en la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba.

¿Cómo nacen los bosques de la poesía? 
Por un lado, surgió como la posibilidad de que el trabajo poético no fuese solamente una tarea artística-intelectual, circunscripta a la individualidad creativa del hombre que se sienta a escribir, sino que podía tener una proyección más amplia, teniendo en cuenta que la gente tenía que salir hacia la naturaleza, salir de su propio encierro, podíamos generar espacios abiertos en donde algunas personas se reunieran a hablar de poesía o a decir poemas y a hablar de la naturaleza, de las relaciones entre poesía y naturaleza. Y, además, a resembrar ejemplares nativos de árboles y plantas, que tienen esa lógica propia de cada mundo geográfico, que es cuidarse y protegerse entre ellos, repartir entre ellos las posibilidades de alimentación que da el terreno. Y, sobre todo, preservar la atmósfera y el medio ambiente como ninguna otra forma conocida. 

La primera acción fue en Córdoba...
Sí. En esto lo importante era saber si Leopoldo Castilla, que tiene toda una obra muy extensa y muy valiosa y un nombre y un prestigio ganados, se exponía poniendo el cuerpo y su actitud solidaria y cívica para este proyecto. Bueno, él encantado dice “necesito que ustedes me acompañen y me ayuden”. Y de esa manera surgió la posibilidad de hacer el primer bosque en Carlos Paz, que es donde yo vivo y soy nativo, en Córdoba. Y se fueron generando posibilidades muy facilitadas por las amistades que tiene el Teuco en el ambiente literario, más precisamente de la poesía. Y no solo eso sino, quizás lo más importante, el respaldo que todos conocemos en su obra, porque en su obra está esta misma propuesta que estamos llevando a cabo, pero ejecutada artísticamente desde hace años y con una clarividencia. Cuando uno lee los libros que el Teuco escribió hace 10, 15 o 20 años, cuando escribió “Guarán”, “Línea de fuga” o cuando escribió “Manada” y “Poeson”, sobre todo, obras lamentablemente poco conocidas en el país, porque la poesía es un poco así, es una tarea silenciosa y secreta casi. Bueno, cuando uno lee esos libros se da cuenta de que mucho de lo que está sucediendo está vaticinado en su obra, en su poesía, y nosotros los que lo acompañamos, Pedro Solans y yo, simplemente lo que teníamos que hacer era poner en escena un poco esta necesidad de tratar estos temas, de hablar y de darle visibilidad, y es lo que estamos haciendo en este momento con vos, con gente de El Tribuno...

Bosque de la poesía del Cebil, inaugurado en Vaqueros.

Ustedes hablan de la naturaleza como sujeto de derecho...
Sí. En ese sentido, creo que el camino de la humanidad ha sido y viene siendo la conquista de nuevos derechos en todos los órdenes por parte de las minorías culturales y, sobre todo, aquello que ostenta una fragilidad riesgosa y con posibilidades de desaparecer en corto plazo. Así que estamos trabajando con un grupo de gente muy experimentada, incluyendo al Dr. Eugenio Zaffaroni, un gran luchador por las minorías y el medioambiente, en la posibilidad de que así como sucedió en Ecuador y en Bolivia también en nuestro país se dé esta ley que protege y que establece que la naturaleza es un sujeto con derechos y es sujeto de derechos y que todo daño que se le ocasione deba ser reparado convenientemente. Y estamos trabajando en eso, y el Teuco muy activamente, no solamente respaldándonos con su obra que nos da fundamento... como nos da fundamento una gran parte de poetas en el pasado, y Salta es un ejemplo de ello, por eso también está trabajando tanto este efecto bosque que hicmos en El Cebil, porque uno lee la obra de Juan Carlos Dávalos o de Manuel J. Castilla, y la obra de provincianos como Luis Franco o Juan L. Ortiz o el mendocino Enrique Ramponi y es un canto a la naturaleza y a la defensa de la naturaleza y es una toma de posesión de la naturaleza para darle voz y hacerla hablar, como es el caso más conocido de Manuel J. Castilla cuando en poemas como “Canto del gozante” él se hace carne, se hace una sola cosa con un árbol, con el hongo de un árbol... Es volver a eso, y me demoro un poco en estas reflexiones porque los primeros que escucharon y que le dieron voz a la naturaleza como un sujeto creo que fueron los poetas, no solamente en Salta o en el país sino en el mundo mismo. Leyéndolo a Whitman, a Emerson, a Hölderlin mismo, uno se da cuenta de esto.

En estos tiempos pareciera que se impone la cuestión ambiental...
En la inauguración de este bosque en Vaqueros, al cual vine desde Córdoba expresamente porque quería estar presente, cuando hablábamos con la gente joven y les contaba esto mismo que te estoy contando sobre esta gran tradición que tenemos más que de defensa de identificación con la naturaleza, les decía y recordaba cosas como las que decía Ezequiel Martínez Estrada hablando de una espina o de una flor y el ejemplo de ciencia y de sabiduría que son. Es decir, no se trata ya de alabar a la naturaleza y celebrarla, sino en realidad el poeta y todo artista es un creador de naturalezas vivas. Es decir, el poeta hace un durazno, una pera, un fruto vivo que tiene su propia lógica interna. Eso es el poema, eso es la obra artística y en eso se parece... es como la naturaleza. Esto es mucho más trascendente, a mí me parece que en esa frase un poco remanida y tan popular “tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro”, en realidad, se sintetiza esa gran lección de trascendencia que el hombre por allí olvida y que es necesario recordar. Y bueno un poco esta necesidad de visibilizar la naturaleza y sus relaciones con la poesía es esto... Es recordar estas cosas que son importantes. El solo hecho de que la gente tenga en cuenta que la poesía, o el arte, necesita de la diversidad del mismo modo que la naturaleza necesita de la biodiversidad para mantenerse viva y hacerse fuerte es el gran principio que rige la vida en el planeta. La vez pasada, el Teuco en las conversaciones que desembocaron en este proyecto que estamos llevando a cabo en todo el país y que ya lleva más de 70 bosques, me decía con un poco de escepticismo: “Aldo, el universo, yo creo, que para salvarse ha creado dos mundos sustitutos, que son el de la música y el de la poesía. Para preservarse de su vocación suicida”. Y yo creo que esto es lo que nos debe llamar la atención. Detrás de su poesía, de la poesía de Castilla, hay un gran filósofo, un gran pensador que ha reflexionado profundamente y ha recorrido mundo verificando estas cosas. Estimulados y fundamentados por esta poética, por esta filo-poética, esta filosofía poética, es que estamos trabajando y tratando de coordinar y acompañar el movimiento.

Desde su labor de docente, de filósofo, ¿cómo ve la comunicación en estos tiempos?
Mis competencias fueron puestas en práctica en una facultad de Lenguas de la Universidad de Córdoba, de la cual fui profesor de Antropología Cultural hasta hace pocos años y allí lo que vimos es de qué manera, así como se estaba atentando contra la biodiversidad vegetal, orgánica, en el mundo también se estaba atentando contra la biodiversidad lingüística. A cada rato desaparecen lenguas ricas y con una gran calidad identitaria propia y, en su lugar, se están imponiendo lenguas hegemónicas, que pierden toda relación de autenticidad con el entorno. Indudablemente, cada entorno modela la mente y el espíritu de los habitantes; en ese sentido, los medios de comunicación masificados, la forma en que se los practica actualmente a través de las redes son una metáfora de esta suerte de sojización que está aconteciendo a nivel orgánico-geográfico que liquida la biodiversidad. Siempre recuerdo lo que decía el gran sociólogo Bourdieu, cuando él confesaba porque le interesaba tanto la sociología y la defensa de las minorías culturales. Él decía siempre, refiriéndose a su Francia natal, que le parecía que había muy buenos vinos en Francia porque había una gran variedad, podía haber Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, etcétera. Si fuese una sola la variedad yo creo que la vida se empobrecería demasiado. Esto es lo que pasa también en materia de pensamiento y de sensibilidad social con respecto a los medios de comunicación. Me parece que hay que tener muchísimo cuidado y seguir luchando y defendiendo la biodiversidad orgánica y cultural. Y, por último, por alguna razón existen idiomas en el mundo. El hombre, con el sentido práctico que tiene, no ha logrado imponer una sola lengua, aunque lo pretenda y lo quiera y a las empresas les convenga esto, no ha logrado imponer un solo idioma en el mundo y necesitamos todavía de los distintos idiomas, porque en esa diversidad está la riqueza de todo.

***

EL CIELO

Aquí se cae el cielo sobre su propio olvido.

Se ahoga en el oleaje de su sangre más alta
y triste y solitaria.

En lentos ademanes manotea su propio adiós,
desconsolado.
Se va. Y no quiere irse.

Uno lo tiene ahí; lo ve perderse
es esa mitología de ángeles rubicundos e impávidos
que escoltan la eternidad

Lo mira cubrir sus últimos destellos de cenizas
del día

Lo piensa, abandonando y cayendo de rodillas en hogueras de ocaso;
hundiéndose entre pájaros finales, embarrados
de fuego;
hasta sentir toda su inmensidad deshacerse
y caerle al alma
como una llovizna sin fin, enamorada y leve.

Palpa en la piel su piel de lejanía agonizante
y quemándose
(hasta estallarle en los ojos sus llorosos
racimos de luz ensimismada)
va del bronce al estaño, de nube en nube,
hasta verle el comienzo a esa música
que todavía es color que no suena...

El cielo.

Alta arena del tiempo
ya sin tiempo
de tenerse a sí misma.

El cielo.

Muriéndose.
Con uno adentro.
 

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