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El voto es un compromiso ciudadano con la provincia

Domingo, 15 de agosto de 2021 01:19

Hoy vota el pueblo de Salta.

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Hoy vota el pueblo de Salta.

Elegir gobernantes, legisladores o convencionales constituyentes es un acto de soberanía popular, inherente a la democracia. 

A pesar de muchas decepciones, las alternativas a la democracia son las dictaduras autocráticas. No basta con votar, es cierto, porque lo que está en juego es el bien común, la libertad y la calidad de vida de todos. Es necesario un compromiso cotidiano de cada persona, no con un partido o con un líder, sino con la Patria. 

Mucha gente está decepcionada con el sistema. Ocurre en la Argentina y en todo el mundo. La pandemia, ahora, ha agregado insatisfacción y pesimismo. Las estadísticas indican que la gente está poco predispuesta a ir a votar. Además, en nuestro caso, tres elecciones por año representan una exigencia adicional.

Sin embargo, siempre es mejor votar a que “las urnas estén bien cerradas”, como decía con jactancia Leopoldo Fortunato Galtieri, presidente de una dictadura que condujo al país por el sendero de la violencia, la irresponsabilidad y el autoritarismo.

Elegir convencionales constituyentes es un derecho y un compromiso. Reformar la Constitución provincial supone establecer nuevas reglas de juego que son determinantes en la vida de cada uno de los salteños. 

La Constitución delimita los poderes del Estado, para evitar distorsiones que se traducen en abusos y discrecionalidades y, en consecuencia, van en desmedro de las libertades y los derechos de los ciudadanos. 

En esta ocasión, está prevista una reforma parcial, pero que involucra temas esenciales. Acotar las reelecciones de gobernadores, legisladores e intendentes a dos mandatos es un punto clave para dinamizar la vida política, recuperar a los partidos políticos (que son esenciales a la democracia) y corregir distorsiones como el caudillismo y las prácticas clientelares. 

Es la oportunidad, también, para fortalecer la independencia de la Justicia, optimizar los recursos de formación y selección de jueces y debatir la duración de los acuerdos en todo el poder Judicial. 

También es importante mejorar los mecanismos de control de la administración de los fondos públicos con auditores independientes, elegidos sin imponerles ataduras políticas y que se rijan, estrictamente, por las normas de la función del Estado.

La transparencia forma parte de la esencia misma de la República. El funcionario debe saber que su cargo no es un privilegio personal sino un servicio a la sociedad, a la que debe responder. Es decir, debe rendir examen de la gestión ante la ciudadanía, que pronuncia su veredicto a través del voto y de la opinión libremente expresada en los medios de comunicación; pero todo gobierno también debe ser controlado con pautas muy claras desde el mismo Estado, a través de poderes y órganos independientes.

Por eso, la participación ciudadana es esencial para que la democracia funcione correctamente.

El desencanto con la política se extiende por el mundo. Es el resultado de la impotencia ante las promesas incumplidas, la incompetencia y las falacias.

Es difícil imaginar al mundo como un jardín de rosas, pero los cambios vertiginosos que impone la tecnología, el crecimiento de la inequidad distributiva y el abismo que separa la realidad concreta de los derechos consagrados en la ley aumentan el rechazo y la indiferencia hacia la práctica política. 

Sin embargo, sin democracia y sin república, todo es peor. Venezuela, Cuba y Nicaragua son en estos días pruebas categóricas, pero todos los autoritarismos, de izquierda o de derecha, siempre arrasan con la dignidad humana.

El balance económico y social de 38 años de democracia deja demasiadas cuentas pendientes. La crisis estructural no empezó en 2001, sino mucho antes. Su origen y alcance es tema de debates académicos, pero resulta evidente que no es atribuible a la democracia; también, que la polarización entre modelos ideológicos no brindó ninguna respuesta ni benefició a la sociedad en su conjunto. 

Es muy importante ir a votar, entonces, porque es la oportunidad de realizar un aporte, por pequeño que sea, a la construcción de un país y una provincia regidos por el Estado de Derecho y los valores del desarro llo humano.

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