El Tribuno cumple hoy 72 años, compartidos con varias generaciones de salteños, a lo largo de un período en el que se viven los cambios más vertiginosos que haya visto la humanidad y, ante los cuales, resulta muy difícil predecir el futuro.
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El Tribuno cumple hoy 72 años, compartidos con varias generaciones de salteños, a lo largo de un período en el que se viven los cambios más vertiginosos que haya visto la humanidad y, ante los cuales, resulta muy difícil predecir el futuro.
La transformación se hace sentir en todas las actividades y en cada instante de la vida cotidiana. Según la mirada de los expertos, muchos niños que hoy transitan la escuela primaria van a trabajar en profesiones que todavía no existen.
El periodismo, al fin y al cabo, reflejo de la historia a medida que transcurre, vive la formidable metamorfosis de las comunicaciones, que en el siglo XX fueron dejando atrás la herencia de Johannes Güttenberg y avanzaron a pasos agigantados hacia la radiofonía, la televisión, hacia una cultura de la inmediatez, la "aldea global" de Marshall McLuhan, Steve Jobs y Bill Gates.
El Tribuno, desde su lanzamiento, supo seguir el paso y mantenerse en la avanzada de todos estos cambios, fiel a la impronta que dejó el liderazgo y la creatividad de Roberto Romero, y a la ductilidad de todo el personal de la planta editorial. Hoy, Internet nos convierte en un diario salteño de proyección nacional.
La conmemoración nos encuentra en medio del esfuerzo adicional que la pandemia COVID-19 impone a todos y que exige a nuestro diario una "reinvención permanente" para garantizar información consistente e inmediata sobre temas que interesan, inquietan y angustian a los salteños.
La actual crisis sanitaria es vertiginosa como los tiempos. Los laboratorios y las entidades públicas y privadas se han visto obligados a investigar a marchas forzadas un coronavirus nuevo, mutante y altamente contagioso. La cuarentena, también improvisada, produjo daños muy grandes a la economía, alteró los ánimos de las personas y puso a prueba a la dirigencia política, que no siempre estuvo a la altura de las circunstancias.
En estos 17 meses cobró auge el teletrabajo y el comercio digital. El trabajo periodístico, a su vez, debió acelerar el proceso de diversificación y aprovechar al máximo los recursos informativos e interactivos que brindan las redes sociales. Así, la redacción que desde hace medio siglo funciona en el predio de Limache -justo cuando dio un salto cualitativo de modernización al pasar del linotipo al offset- ahora se adaptó exitosamente hacia la fluidez, la dinámica y la instantaneidad de los tiempos de internet.
La respuesta del público, a través de comentarios, visitas y permanencia, es el indicador de que la evolución marcha por buen camino.
La tecnología enriquece al periodismo y adecua los medios a los tiempos, pero la esencia de nuestra profesión es la misma: mostrar la realidad utilizando fuentes genuinas y contextualizando fundadamente los acontecimientos.
Ser periodista supone informar, interpretar y opinar, siempre a partir de los hechos.
Hoy, las redes sociales aceleran la circulación de opiniones, versiones, noticias falsas, sospechas, intrigas. De la misma manera, desde que comenzó a funcionar la imprenta existieron los libelos y los panfletos, así como diarios que sacrificaban la realidad a la atracción, el morbo o el entretenimiento, conocidos como "prensa amarilla". Pero la mentira tiene patas cortas mientras que la información genuina se apoya en los cimientos del trabajo profesional, en el diario digital o impreso, en la radio, la televisión y también en las redes.
En su visión, su misión y sus valores, El Tribuno asume la tarea periodística como un pilar de la democracia. La defensa del Estado de Derecho, es decir, de la democracia representativa y a los derechos humanos, ha sido una constante.
Defender la libertad es preservar un rasgo esencial de la condición humana; por eso, no admitimos la censura y rechazamos cualquier forma de discriminación, sea por razones de género, de nacionalidad o de condición social.
Entendemos que el desarrollo humano exige de un Estado mucho más dinámico que este que tenemos y de un marco jurídico que brinde seguridad para la inversión productiva y generadora de trabajo. Necesitamos una escuela que capacite a todos para el trabajo digno y la plena inclusión.
Creemos en Salta y en nuestra región. Defendemos a ultranza al federalismo y la integración regional, porque un país hipercentralista, como la Argentina de hoy, tiende a la disgregación y a la disolución, pero entre tanto, sumerge en la desesperanza a millones de compatriotas. Este año tan especial en la tierra de Martín Miguel de Güemes, se fortalece el espíritu profundamente salteño y construir el federalismo aparece como un desafío ineludible.
Por todo esto, los 72 años compartidos con nuestro pueblo nos gratifican, nos honran y nos llenan de orgullo.