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Evalúan la respuesta de distintos cultivares

El INTA estudia las respuestas de variedades en las regiones productoras.
Sabado, 21 de agosto de 2021 18:44

Las legumbres son especies -de la familia de las fabáceas y originarias de América- con muchos años de domesticación, adaptadas a condiciones climáticas variadas. Fueron parte esencial de la alimentación humana por siglos, y en muchas regiones son unas de las principales fuentes de proteínas.
Por el rol importante que cumplen en la sustentabilidad de los sistemas productivos, el INTA desarrolló líneas de investigación en torno a ellas. Con un equipo interdisciplinario a nivel nacional y en colaboración con otras instituciones en el Programa de Mejoramiento Genético de Legumbres Secas se estudian cultivos de importancia a nivel regional como el poroto común, el garbanzo, la arveja y la lenteja.
Por su ciclo corto, amplia adaptación e importancia productiva en el NOA, el poroto es estudiando en parcelas demostrativas del INTA en Tucumán, donde se encuentran todas las variedades disponibles obtenidas en los programas y materiales incorporados para la comparación.
“Estas parcelas las ubicamos dentro del último eslabón del Programa de Mejoramiento de Legumbres, el mismo se inscribe dentro del Programa Nacional de Hortalizas”, indicó Facundo Alamo, investigador del INTA Famaillá. “Incluyen poroto blanco, negro, colorado, rosado, cranberry, alubia y navy bean”, agregó.
Cada Programa de Mejoramiento a través de cruzamientos artificiales busca incorporar germoplasma de mayor calidad comercial y adaptación a las zonas, con caracteres deseables como resistencia a enfermedades y stress abiótico (sequía y altas temperaturas). El objetivo es mejorar la respuesta a las limitantes ambientales, aumentando la producción. “El poroto se adapta muy bien con bajos requerimientos hídricos, no tiene gran presión de plagas y enfermedades, tiene un desarrollo rápido y se cosecha en 90 días”, explicó Alamo.
Como las demás leguminosas, requiere menos fertilizantes ya que aprovecha el nitrógeno atmosférico a través de la fijación biológica, aportando fertilidad al suelo para el siguiente cultivo.
En el NOA se produce casi el total de los porotos exportados y consumidos en el país. Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca son los principales productoras y albergan un gran número de poblaciones primitivas y silvestres, que representan una proporción importante de la variabilidad genética.
Para Alamo, “si bien la mayor parte se cultiva en Salta, se trabaja de forma conjunta entre productores, investigadores y obtentores, para tener materiales y enviarlos a las zonas productivas”. Como las condiciones óptimas de crecimiento se da en climas secos y con gran amplitud térmica, en el norte de Córdoba se incrementó la superficie plantada en los últimos años.
A su vez, de los ensayos pudo deducirse que el hongo Sclerotinia sclerotiorum o moho blanco del poroto es una de las enfermedades que más afecta a las variedades. Está presente en las zonas templadas, tropicales y subtropicales, afectando hortalizas y granos que se producen a finales del verano o principios de otoño.
“Sclerotinia representa uno de los mayores problemas de los productores, aparece a mitad o fin del ciclo y puede permanecer en el suelo por años”, indicó. Una de las recomendaciones es correr la fecha de siembra para evitar que los periodos de humedad coincidan con la floración, donde la planta está en las condiciones óptimas para la infestación.
 

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Las legumbres son especies -de la familia de las fabáceas y originarias de América- con muchos años de domesticación, adaptadas a condiciones climáticas variadas. Fueron parte esencial de la alimentación humana por siglos, y en muchas regiones son unas de las principales fuentes de proteínas.
Por el rol importante que cumplen en la sustentabilidad de los sistemas productivos, el INTA desarrolló líneas de investigación en torno a ellas. Con un equipo interdisciplinario a nivel nacional y en colaboración con otras instituciones en el Programa de Mejoramiento Genético de Legumbres Secas se estudian cultivos de importancia a nivel regional como el poroto común, el garbanzo, la arveja y la lenteja.
Por su ciclo corto, amplia adaptación e importancia productiva en el NOA, el poroto es estudiando en parcelas demostrativas del INTA en Tucumán, donde se encuentran todas las variedades disponibles obtenidas en los programas y materiales incorporados para la comparación.
“Estas parcelas las ubicamos dentro del último eslabón del Programa de Mejoramiento de Legumbres, el mismo se inscribe dentro del Programa Nacional de Hortalizas”, indicó Facundo Alamo, investigador del INTA Famaillá. “Incluyen poroto blanco, negro, colorado, rosado, cranberry, alubia y navy bean”, agregó.
Cada Programa de Mejoramiento a través de cruzamientos artificiales busca incorporar germoplasma de mayor calidad comercial y adaptación a las zonas, con caracteres deseables como resistencia a enfermedades y stress abiótico (sequía y altas temperaturas). El objetivo es mejorar la respuesta a las limitantes ambientales, aumentando la producción. “El poroto se adapta muy bien con bajos requerimientos hídricos, no tiene gran presión de plagas y enfermedades, tiene un desarrollo rápido y se cosecha en 90 días”, explicó Alamo.
Como las demás leguminosas, requiere menos fertilizantes ya que aprovecha el nitrógeno atmosférico a través de la fijación biológica, aportando fertilidad al suelo para el siguiente cultivo.
En el NOA se produce casi el total de los porotos exportados y consumidos en el país. Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca son los principales productoras y albergan un gran número de poblaciones primitivas y silvestres, que representan una proporción importante de la variabilidad genética.
Para Alamo, “si bien la mayor parte se cultiva en Salta, se trabaja de forma conjunta entre productores, investigadores y obtentores, para tener materiales y enviarlos a las zonas productivas”. Como las condiciones óptimas de crecimiento se da en climas secos y con gran amplitud térmica, en el norte de Córdoba se incrementó la superficie plantada en los últimos años.
A su vez, de los ensayos pudo deducirse que el hongo Sclerotinia sclerotiorum o moho blanco del poroto es una de las enfermedades que más afecta a las variedades. Está presente en las zonas templadas, tropicales y subtropicales, afectando hortalizas y granos que se producen a finales del verano o principios de otoño.
“Sclerotinia representa uno de los mayores problemas de los productores, aparece a mitad o fin del ciclo y puede permanecer en el suelo por años”, indicó. Una de las recomendaciones es correr la fecha de siembra para evitar que los periodos de humedad coincidan con la floración, donde la planta está en las condiciones óptimas para la infestación.
 

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