A contrapartida de lo que rezan las leyes, en Salta no pocas personas están por encima de las mismas. Y uno de esos “intocables”, hombres de traje y corbata que hacen de la impunidad una forma de vida, parece ser el abogado Matías Sanz Navamuel. Hace más de un año y medio el letrado socava como le place la ley. A pesar de tener más de 50 denuncias en su contra por violencia de género con distintas mujeres, se sostuvo estoico en la Cámara de Senadores de la Provincia donde hasta hace tres semanas era asesor. La fiscal María Luján Sodero Calvet solicitó su detención y el 8 de julio pasado, finalmente, fue detenido. Sin embargo, el 5 del corriente mes la jueza Ada Zunino, interina en el Juzgado de Garantías 3, dispuso que siga con arresto domiciliario bajo un régimen donde quien lo “vigila” es un amigo.
inicia sesión o regístrate.
A contrapartida de lo que rezan las leyes, en Salta no pocas personas están por encima de las mismas. Y uno de esos “intocables”, hombres de traje y corbata que hacen de la impunidad una forma de vida, parece ser el abogado Matías Sanz Navamuel. Hace más de un año y medio el letrado socava como le place la ley. A pesar de tener más de 50 denuncias en su contra por violencia de género con distintas mujeres, se sostuvo estoico en la Cámara de Senadores de la Provincia donde hasta hace tres semanas era asesor. La fiscal María Luján Sodero Calvet solicitó su detención y el 8 de julio pasado, finalmente, fue detenido. Sin embargo, el 5 del corriente mes la jueza Ada Zunino, interina en el Juzgado de Garantías 3, dispuso que siga con arresto domiciliario bajo un régimen donde quien lo “vigila” es un amigo.
La primera mujer con la que Navamuel contrajo matrimonio y luego se separó por ejercer violencia de género, P.F., lo denunció 40 veces. Tras un año y medio transcurrido, la víctima sigue recibiendo amenazas de muerte, vive atemorizada por lo que el abogado pudiera hacer. Luego de esa separación, en diciembre último se casó con S.A., vínculo conyugal que duró solo tres meses. “Me separé porque es reviolento”, dijo la última exmujer en diálogo con El Tribuno y contó que lo denunció 12 veces, “por violencia de género y amenazas de muerte”.
“Hace unos días me llamó por teléfono, lo hace desde líneas privadas, y me dijo que nos va a prender fuego a mi hija, a mí y al departamento”, relató S.A. acerca del hostigamiento que ejerce el ahora suspendido asesor de los senadores en Salta. “Antenoche, estando con prisión domiciliaria, estuvo en la oficina donde vivía que queda abajo de mi departamento. Me dijo el conserje que durante la madrugada lo vio en las cámaras. O sea, entró al edificio cuando en realidad no lo puede hacer, eso y todo lo que sigue haciendo me genera muchísimo miedo”.
“Prácticamente estoy escondida porque le tengo terror, encima tiene secuaces que actúan por él. En una de las amenazas, además de decirme que me prendará fuego y echará ácido, me dijo: ‘obviamente no me voy a ensuciar las manos, para eso tengo gente’”, contó la última expareja del letrado salteño. La mujer recordó que la quiso tirar del balcón del departamento donde vivían. El mismo domicilio que pertenece a la víctima y donde “se metió por el balcón y cambió la cerradura, lo denuncié por hurto y meterse en mi casa pero no me dieron bolilla”.
“Un tiro en la cabeza”
Desde el Ministerio Público Fiscal (MPF) solicitaron de manera urgente que se revoque la prisión domiciliaria de Sanz Navamuel, básicamente por el riesgo de vida de la víctima. “Al recurso de apelación presentado la semana pasada, la fiscal penal de Violencia Familiar y de Género 2, Luján Sodero, le sumó al Juzgado de Garantías 3 el pedido de revocación del arresto domiciliario concedido a Matías Sanz Navamuel y que se ordene su inmediata detención”, apuntaron desde el organismo. La fiscal ya había pedido la semana pasada que se le revoque el beneficio de estar en su casa y bajo custodia de un amigo (Rubén Alejandro Rojas).
El pedido tiene como fundamento una nueva denuncia radicada por la última expareja del acusado, quien sostuvo que el miércoles pasado al llegar a su lugar de trabajo encontró un sobre donde había dos notas. Una decía: “Perra hija de puta, todo está armado y lo vamos a demostrar... nunca otra vez puta”. Y la otra carta: “Si Sanz vuelve preso esperate un tiro en la cabeza para vos y otro para tu cordero”. Se trata, según la investigadora, del mismo modus operandi con el que ya había sido denunciado el exasesor del Senado provincial y por el que fue imputado.
Críticas por la inacción del Senado e inoperancia judicial
Recién, tras más de 50 denuncias en su contra, desde el organismo decidieron su suspensión.
El abogado se desempeñó hasta hace tres semanas como asesor en el Senado.
El 28 de mayo de 2020 Matías Sanz Navamuel recibió la primera denuncia por violencia de género, actualmente son más de 50 las acusaciones en su contra. Desde entonces y hasta la fecha, el abogado se casó dos veces, en ambas se separó acusado de ejercer violencia verbal, psíquica y física contra sus exparejas. Fue detenido el 8 de julio, después de un año y medio, y en menos de un mes recibió el “súper” beneficio de la prisión domiciliaria bajo custodia de un amigo. Además, durante todo este tiempo siguió trabajando como asesor en la Cámara de Senadores de la Provincia.
Pese a que el nutrido número de denuncias en contra del abogado fue presentado en 2020 en la Cámara de Senadores, no hicieron nada y el agresor siguió asistiendo con total impunidad. Un hecho que fue de público conocimiento haciéndose eco en las páginas de este matutino y el resto de los medios locales, en el presente año la causa llegó incluso a los medios nacionales. Ante tanta exposición, y no quedarles otra opción que actuar como deberían haber actuado mucho antes, en la Cámara de Senadores de Salta decidieron la suspensión del letrado hace tres semanas.
Desde las organizaciones de mujeres repudiaron la inacción de la Cámara de Senadores y también la inoperancia de la jueza Ada Zunino, quien además de otorgarle la prisión domiciliaria al agresor, lo hizo bajo una figura “extraña” donde el imputado está bajo el cuidado de un amigo.