Una extendida crisis económica atravesada por las restricciones de la pandemia golpea a las voluntades de los grupos que ayudan a los que menos tienen. Distintas organizaciones comunitarias que trabajan con poblaciones más vulnerables están teniendo dificultades en las colectas de artículos que luego brindan en los comedores. Es lo que está sucediendo en el merendero Pan de Vida, de la localidad de La Silleta.
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Una extendida crisis económica atravesada por las restricciones de la pandemia golpea a las voluntades de los grupos que ayudan a los que menos tienen. Distintas organizaciones comunitarias que trabajan con poblaciones más vulnerables están teniendo dificultades en las colectas de artículos que luego brindan en los comedores. Es lo que está sucediendo en el merendero Pan de Vida, de la localidad de La Silleta.
"Nosotros decidimos comenzar tarde a armar la colecta por el Día de las Infancias porque no queríamos que nos confundieran con los políticos que llegan en campaña y que luego se olvidan", dijo Jimena Calafiore, quien está al mando del grupo solidario.
Su idea es entregar bolsas con golosinas. Tienen el desafío de armar 100 paquetitos para los chicos y chicas que regularmente asisten al comedor a retirar su vianda.
El "jefe" de la colecta es César Aguierre y hasta ahora viene complicada. "Decidimos llevar golosinas porque está muy difícil para todos los amigos solidarios dar una ayuda extra. Las condiciones económicas están cada vez más complicadas y eso se nota. Tenemos muy pocas donaciones", dijo César.
El grupo se interna en los campos donde viven las familias que se dedican al cultivo del tabaco en el Valle de Lerma, por la zona de La Silleta. En un primer momento de la cuarentena del año pasado entregaban mercadería. Luego tuvieron que cocinar y entregar viandas. Tras el Día de las Infancias, que se conmemoró el domingo pasado, el desafío es llenar esas 100 bolsas.
"Apuntamos a las golosinas porque juguetes era mucho. Pero también necesitamos de todo: mercadería y ropa; pero bueno, con la alegría de que los niños coman algo rico ya es suficiente. No tienen tanto acceso a cosas ricas como en la ciudad", dijo Jimena.
La colecta será hasta el 30 de agosto inclusive. El grupo de César está apuntalado por músicos de la Orquesta Sinfónica de Salta, los veteranos de la promoción Tomma 23 del Instituto Tommasini, más otros amigos incondicionales.
"Andamos buscando galletas, chupetines, jugos en cajas pequeñas, caramelos masticables, pochoclos, alfajores, turrones. Lo que no queremos son gomas de mascar", dijo César.
La apuesta es grande y el objetivo es, si llegan, ayudar también al comedor de Elio Rementería, ubicado en Atocha.
"Estuvimos visitando el comedor de don Elio y la verdad es que duele la situación y es por eso que nos animamos a sumar en la colecta algo de juguetes y alimentos para Atocha", dijo Aguierre.