Por Bernardo Stamateas
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Por Bernardo Stamateas
Las personas independientes son muy atractivas para los demás. Por el contrario, quienes viven dependiendo de otros suelen ser rechazados. ¿Por qué razón? Porque viven pidiendo asistencia: “Dame, escuchame, llamame, hablame”, etcétera, etcétera, etcétera. Al nacer, todos los seres humanos dependemos exclusivamente de nuestros padres. Pero a medida que pasa el tiempo, deberíamos ir consiguiendo nuestra autonomía. No todos lo logran. Lo cierto es que, cuando tenemos independencia emocional, nuestro potencial se expande grandemente. ¿Qué pasa por la mente de alguien independiente? “Nadie me vendrá ayudar ni a salvar; así que mejor dependo solo de mí para descubrir la manera de lograr lo que quiero”. Como resultado, esta persona demuestra una mayor tolerancia a la frustración, por el hecho de no esperar nada de nadie. Ahora, cuando un número de personas independientes se reúnen y trabajan juntas se forma lo que se conoce como equipo interdependiente. En este, cada uno es autónomo, pero no se aísla del resto porque sabe que necesita de los demás para conseguir sus metas. Hoy se sabe que los mejores logros se alcanzan en equipo. A continuación, veamos cuatro características de una persona independiente:
a) No pretende que los demás llenen sus vacíos emocionales: aquel que va por la vida pidiendo que otros le provean lo que no recibió de chico acaba por ser esclavo de la gente. Lo cierto es que nadie nos puede dar nada. Si yo espero que mi familia o mis amigos me den amor, soy un mendigo de afecto. Suena fuerte, pero es lo que muchos hacen y sufren por ello. Un vínculo afectivo no es un medicamento para solucionar nuestros problemas y carencias, sino algo para disfrutar.
b) No espera nada de nadie: que una persona nos dé algo debería hacernos felices. Pero la mejor actitud para ser emocionalmente libres es no esperar nada de nadie. No se trata de ser orgulloso ni autosuficiente; es más bien gozar de la libertad que todos merecemos para hallar todo lo que necesitamos en nuestro interior.
c) Tiene presente que no es capaz de cambiar a nadie: ¿sabías que no podés cambiar a alguien, aunque lo intentes hasta el cansancio? En especial, cuando no tiene el menor interés de cambiar porque está cómodo en su forma de ser. Al único que uno puede cambiar es a sí mismo. Así que no gastes energía reaccionando mal ante la manera en la que los demás se comportan.
d) Se aleja de las personas complicadas: mientras mucha gente vive quejándose por su vida, si uno les pregunta qué les pasa, no tienen reparo en contarnos sus problemas y su imposibilidad de resolverlos. Quien es independiente procura mantenerse alejado de ellos, y todos deberíamos hacerlo.
Para convertirnos en seres independientes, sin importar nuestra edad, es importante aprender a ser “libres de la gente”. Solo así, desarrollaremos nuestro potencial al máximo y dejaremos huella en el mundo.