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“Cada nación tiene que manejar sus problemas a su manera; no se le puede imponer una agenda”

Domingo, 29 de agosto de 2021 01:45

Ehab Mohammed Ali Al Ghazali es el presidente del Centro Islámico de Salta, que funciona en General Paz 716. Oriundo de Yemen, Ehab está radicado en la Argentina desde hace más de 20 años.

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Ehab Mohammed Ali Al Ghazali es el presidente del Centro Islámico de Salta, que funciona en General Paz 716. Oriundo de Yemen, Ehab está radicado en la Argentina desde hace más de 20 años.

El hombre, árabe y musulmán, se refirió al conflicto que existe en Afganistán, donde hace unas semanas los talibanes tomaron el poder. Desde su lugar, intentó explicar la situación compleja que atraviesa el país asiático con mayoría musulmana y aportó su mirada sobre lo que sucede en una región que resulta tan extraña para Occidente.

¿Cómo podría explicarnos lo que sucede en Afganistán?

Afganistán es un país bastante complicado por su posición geográfica, su naturaleza muy montañosa, la variedad de tribus que viven allí... Tiene sus complejidades de toda la vida. La situación se agravó cuando se metieron los rusos por intereses económicos, porque es una zona muy rica, sobre todo por el gas natural. Entonces empezó allí el conflicto de Occidente con Oriente, por intereses económicos.

En los años 70 u 80, Estados Unidos apoyó a los rebeldes para que saquen a los rusos de Afganistán. El mismo amigo del pasado pasó luego a ser un enemigo porque, después de sacar a Rusia, Estados Unidos aprovechó la economía del lugar y la posición geográfica estratégica y también militar. El conflicto, en lugar de ser afganos contra Rusia, pasó a ser afganos contra Estados Unidos. Siguió el conflicto pero cambiaron las posiciones.

Después, con todo el cambio mundial, el terrorismo, los intereses en varios lugares, la Guerra del Golfo, entre otros temas, el asunto se agravó. 

Afganistán tiene un rol muy importante en todos los conflictos porque Occidente lo mira como si de allí salieran los guerrilleros musulmanes. Es verdad porque es muy difícil dominarlo en forma militar y muy costoso: pasó todo ese tiempo y nadie puede imponer un control absoluto del país.

¿Ahora qué pasó?

En el último tiempo, después de 20 años desde la guerra de Estados Unidos contra Al Qaeda en el pasado y los guerrilleros del Talibán, no pudieron hacer un gobierno estable para el país. Dejaron una pobreza tremenda, mucha pérdida de vidas, mucha gente quedó discapacitada, mucha complicación en lo social y económico... Al final, Estados Unidos no pudo dominar y se echó para atrás por el gasto, el cambio mundial, lo económico... Los guerrilleros siguieron luchando con pocos recursos pero con mucha fe y llegaron a tomar el poder de vuelta.

Al final, después de toda la pérdida causada estos 20 años por Estados Unidos en la economía mundial, en las vidas de soldados norteamericanos, civiles y militares, el Talibán, llegamos a estar igual o, quizás, peor.

¿Cómo ve el tratamiento de los medios de comunicación hegemónicos sobre la toma del poder del Talibán?

Para mí, cada país o cada nación tiene que manejar sus problemas a su manera; depende de la cultura, de qué acepta la gente, de qué no acepta... No se puede imponer una agenda desde afuera en un país o en una nación que tiene su cultura, su pasado y su historia, quizás mucho mas larga que la de Estados Unidos o la de Europa, salvo la Europa antigua.

Algunos países hacen como que quieren imponer un orden mundial y es difícil para la gente de esta zona, así como para muchas naciones en la zona. No aceptan que alguien imponga su agenda, quién gobierna el país, quién es presidente... Entonces, ese conflicto va a ser toda la vida. Poner una forma occidental en el Oriente no es fácil, es casi imposible.

¿A qué se refiere?

Para mí, Estados Unidos está volviendo a cometer en Afganistán el mismo error que cometió hace muchos años en Vietnam. Esa es la naturaleza de la gente en esta zona: no se puede imponer lo que piensa uno como el ideal. No es así.

La democracia occidental no se puede aplicar en Oriente. No es la misma mentalidad ni la misma forma de vida ni la misma estructura social: es completamente diferente.

Esa es mi opinión personal y, si me preguntas la opinión de nuestra zona en general, nosotros tratamos siempre de no meternos en los conflictos internos. No nos ponemos como parte de la solución. Podríamos brindar un apoyo económico, de diálogo o de otro tipo para que la gente llegue a un acuerdo interno, pero no traemos un arreglo desde afuera para implantarlo. Esa es la postura de la mayoría de los gobiernos.

El pueblo alguna vez apoya una cosa; otra vez, otra, pero no lo impone como algo que hay que aceptarlo: es una opinión. La ayuda llega cuando desde adentro hay una intención de solucionar algunos problemas: entonces la gente sí apoya la colaboración externa.

¿Usted cree que el Talibán tiene legitimidad en el pueblo afgano?

Cuando la cosa cambia en una forma militar, con las armas, no hay opinión de quién tiene la legitimidad. Ahí se ve quién está en el poder, quién maneja, quién está en el palacio. Esa es la voz más fuerte.

Quizás hay millones de personas en contra, pero no están armadas: entonces no pueden levantar la voz. Ahí la legitimidad va a ser de quien está en el poder. Después, el cambio político, con elecciones, parlamento, votos y demás, puede llegar poco a poco, porque la vida cambia de militar a civil. 

¿Considera que el pueblo apoya la toma de poder del Talibán o prefiere que siga la invasión de Estados Unidos?

Los talibanes son parte del pueblo. A lo mejor no son mayoría -no sé, la verdad-, pero por lo menos ellos proponen una solución interna.

El que está fuera del poder puede oponerse, pero en una forma interna también; no sería bueno que venga otra guerra de afganos contra China, por ejemplo, y que después de un tiempo venga Japón para imponer su solución...

Las soluciones internas son mejores en el momento. No representan el ideal, pero el cambio resulta más suave. Cuando viene desde afuera, esa brutalidad cae sobre la gente...

En muchos medios cuestionan los derechos humanos en Afganistán. ¿Qué mirada tiene sobre eso?

Hace 1.400 años el Islam puso el primer ladrillo para los derechos humanos: de las mujeres, de los niños... 

Si son musulmanes que practican el Islam y aplican las leyes islámicas como corresponde, entonces no están lejos de los derechos humanos. Al contrario, están mucho más cerca que Occidente, pero, si abusan del poder e imponen otra cosa... Esto puede suceder en cualquier otro país: Corea, China, Rusia, Afganistán, Arabia Saudita... Si se aplican bien las leyes, entonces todos estamos bien, pero si alguien abusa del poder... No importa quién esta en el poder y qué leyes tiene, sino cómo las aplica. 

Para mí, en Afganistán los talibanes pueden manejar el país muy bien, si tienen la posibilidad de que el mundo no los trate como enemigos y, así, se incorporen a la comunidad internacional. En cambio, si siempre los miran como si fueran enemigos, terroristas y violadores de derechos humanos, ahí ellos se encierran más. Para mí, el abrir la puerta es mucho mejor: así hay colaboración para implantar todos los derechos humanos y de las mujeres en forma correcta.

¿Los talibanes son guerrilleros pero no terroristas?

El problema del terrorismo es que cada uno lo mira desde donde quiere. Cada uno habla de terrorismo desde su punto de vista. Por ejemplo, si a un acto de terrorismo lo comete un francés, la gente no lo mira como tal. Si lo comete un católico, lo mira de otra forma. Cuando lo hace un musulmán con barba, eso es terrorismo.

Esa definición existe solo para quien dice “Allahu akbar” y tiene barba: ese es terrorista, pero no es así... El terrorismo lo puede hacer cualquier persona. Hay quienes hacen un asalto en su propia familia. ¿Cómo lo llamamos? ¿Averiguamos qué religión practica o qué fe tiene? No, el acto es el acto. El que comete una masacre es un terrorista: contra quién y cuál es el motivo, eso no tiene nada que ver. Los actos al extremo son reacciones ante otros actos.

Yo no apoyo ningún acto contra la humanidad, mujeres, niños y civiles. El Islam llama a la paz y busca el bien de los seres humanos. Cuidamos a los miembros de la familia, a los vecinos y al ser humano en general.

Para mí, el mundo tiene que discutir sobre las diferencias, pero la primera solución no tienen que ser las armas porque estas producen masacres y las víctimas son, sobre todo, civiles.

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