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Del burofax al adiós definitivo, la cronología de una ruptura

Messi ha pasado en diez meses de firmar un documento donde pedía salir del club a romper definitivamente cuando la renovación parecía un hecho. Por el camino se ha producido una larga historia de encuentros y desencuentros que ha terminado el adiós del argentino.
Jueves, 05 de agosto de 2021 15:40

El martes 25 de agosto de 2020 amaneció como un día más de verano, con rumores de fichajes, con la planificación del recién llegado Ronald Koeman al banquillo del Barça y con los culés sin imaginarse que aquel día iba a ser histórico. A media tarde, con las páginas de los diarios del día siguiente ya encaradas y los guiones de los programas nocturnos escritos y listos, saltaba la noticia bomba. “Leo Messi ha mandado un burofax al Barça pidiendo salir”. La primera reacción fue de incredulidad pero a medida que pasaron los minutos, quizá horas, y se fue contrastando la información, se confirmó la existencia y el envío del documento. El argentino consideraba que tenía derecho contractualmente a resolver unilateralmente su vínculo con el club azulgrana y así se lo hizo constar a Josep María Bartomeu, entonces presidente azulgrana. La interpretación del contrato, que acabó con el asesor legal de Messi saliendo del prestigioso despacho de abogados para el que trabajaba, generó unos días de dudas y versiones dispares. En el contrato figuraba una fecha, el 10 de junio, como límite para que Leo comunicase su rescisión unilateral, y esa fecha había pasado. El jugador, y sus abogados, consideraron que la pandemia y las causas excepcionales que llevaron a terminar la temporada más tarde ampliaban ese plazo, pero la literalidad del contrato era la que era, Bartomeu se aferró a ella y logró que Messi siguiera en el FC Barcelona ya que la única forma de salir era pagando los 700 millones de euros de la cláusula.

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El martes 25 de agosto de 2020 amaneció como un día más de verano, con rumores de fichajes, con la planificación del recién llegado Ronald Koeman al banquillo del Barça y con los culés sin imaginarse que aquel día iba a ser histórico. A media tarde, con las páginas de los diarios del día siguiente ya encaradas y los guiones de los programas nocturnos escritos y listos, saltaba la noticia bomba. “Leo Messi ha mandado un burofax al Barça pidiendo salir”. La primera reacción fue de incredulidad pero a medida que pasaron los minutos, quizá horas, y se fue contrastando la información, se confirmó la existencia y el envío del documento. El argentino consideraba que tenía derecho contractualmente a resolver unilateralmente su vínculo con el club azulgrana y así se lo hizo constar a Josep María Bartomeu, entonces presidente azulgrana. La interpretación del contrato, que acabó con el asesor legal de Messi saliendo del prestigioso despacho de abogados para el que trabajaba, generó unos días de dudas y versiones dispares. En el contrato figuraba una fecha, el 10 de junio, como límite para que Leo comunicase su rescisión unilateral, y esa fecha había pasado. El jugador, y sus abogados, consideraron que la pandemia y las causas excepcionales que llevaron a terminar la temporada más tarde ampliaban ese plazo, pero la literalidad del contrato era la que era, Bartomeu se aferró a ella y logró que Messi siguiera en el FC Barcelona ya que la única forma de salir era pagando los 700 millones de euros de la cláusula.

Messi se quedó en contra de su voluntad tal y como confesó en un par de entrevistas en las que rompió su silencio, y con un panorama electoral a la vuelta de la esquina demoró su decisión de seguir o no a la espera de que llegase un nuevo presidente.

El 1 de enero de 2021 era libre de negociar, e incluso firmar, por cualquier equipo puesto que su vínculo azulgrana expiraba en seis meses, pero Messi se centró en el plano deportivo y en luchar por todos los títulos en marcha, aplazando el tema de su futuro hasta final de temporada. El PSG apareció como pretendiente número uno, con el Manchester City siempre asomando la cabeza, y ejerció una gran presión ofreciendo cantidades astronómicas al jugador, pero Messi, por lo menos de puerta a fuera, no atendió a esos cantos de sirena con ningún gesto.

Se produjeron las elecciones, en las que Messi participó votando como socio azulgrana, ganó Joan Laporta y algunas informaciones apuntaron a una llamada el mismo día de los comicios con Jorge Messi, padre del jugador, para acercar posturas. Poco después de tomar posesión, el 17 de marzo, Laporta comió con Leo Messi para exponerle sus intenciones, y el argentino, que se sentó en la mesa con la cabeza más fuera que dentro, llegó a los postres más bien con la idea de quedarse.

En estos meses se han producido algunos tira y afloja entre las partes producto de la debilidad económica del club, de la elevada cuantía del contrato vigente del argentino y de la dificultad de adecuación del nuevo documento en la masa salarial del primer equipo azulgrana. Las filtraciones de posibles ofertas –aquella de los diez años de duración y cobrando del Barça cuando juegue en EE.UU- no gustaron en casa de los Messi.

El tramo final de esta larga historia se tiñó de versiones contradictorias en cuanto al anuncio oficial. Con todo el mundo dando por hecho que Messi seguiría, y con su entorno asegurando que no había nada decidido al 100%, lo que copaba los medios y las charlas sobre el tema era el día en que sería oficial. Que si antes de irse a la Copa América, que si el cumpleaños de Leo (24 de junio), que si el aniversario del presidente Laporta (29 de junio)… mucho se habló sobre el tema pero lo cierto es que finalmente, ya con Messi en Barcelona de vuelta de vacaciones y como campeón de la Copa América, y cuando todo el mundo esperaba un final feliz, este jueves 5 de agosto el FC Barcelona comunicó que la ruptura era total y definitiva y que Messi no vestiría más la camiseta del FC Barcelona.

FUENTE: ÁNGEL PÉREZ - MUNDO DEPORTIVO 

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