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Elecciones primarias, en un país que no despega

Domingo, 12 de septiembre de 2021 02:44

 Los resultados de una primaria legislativa, como la que celebra hoy en todo el país, no tendrían por qué producir ningún cambio significativo, salvo el de dejar fuera de carrera a algunos candidatos. La elección general es en noviembre.
Pero, por cierto, el humor y las reacciones del gobierno van a ser muy diferentes según le vaya hoy a sus candidatos. Los resultados, entonces, sí van a incidir en la vida interna de las distintas fuerzas. 
La fragilidad de Alberto Fernández frente al cristinismo podría agravarse o atenuarse de acuerdo a lo que indiquen las urnas. Un resultado insatisfactorio, sobre todo en Buenos Aires y Santa Fe, sería preocupante para el Frente de Todos, pero especialmente para el presidente, a cuya gestión irían los reproches. Las reacciones del peronismo en el gobierno ante una derrota son impredecibles.
En la provincia de Buenos Aires se juega también buena parte del futuro de Horacio Rodríguez Larreta.
Las PASO van a posicionar a los candidatos en las posiciones de partida para el 14 de noviembre. Ese día se elegirán senadores nacionales en Tucumán, Catamarca, Córdoba, Corrientes, La Pampa, Santa Fe, Mendoza y Chubut. De los 24 senadores que cumplen su mandato, 15 representan al PJ y 9 a Juntos por el Cambio. Si en noviembre esa relación se invirtiera, el oficialismo dejaría de ser mayoría. Pero no hay indicios ciertos de que eso vaya a ocurrir, entre otras cosas, porque para las generales faltan dos meses. Es cierto que Córdoba, Corrientes y Mendoza tienen gobiernos opositores; en Tucumán hay una lucha interna en el peronismo, cuyo desenlace es impredecible; en Santa Fe, el exministro de Defensa, Agustín Rossi, competirá por la candidatura a senador, enfrentando al candidato del gobernador Omar Perotti, Marcelo Lewandowski. Uno de los dos quedará fuera de carrera. El exministro sostiene que Perotti quiere tomar distancia del kirchnerismo, lo cual es un indicio de fisuras significativas, pero no determinantes. 
En la Cámara Baja, el epicentro de la elección es la provincia de Buenos Aires. La expectativa está puesta en los votos que obtenga el Frente de Todos con Victoria Tolosa Paz (candidata que responde al presidente) y la suma que acumulen Diego Santilli y Facundo Manes, de Juntos por el Cambio. No es neutro el resultado. Si el oficialismo quedara en segundo lugar, sería un golpe bajo al humor kirchnerista, ya que el conurbano es su gran fortaleza. Por el otro lado, quien siga en carrera, sea Santilli o Manes, deberá ingeniárselas para retener los votos del perdedor. Santilli es la apuesta de Rodríguez Larreta, que necesita consolidar su incipiente liderazgo, y Manes, un médico prestigioso pero bisoño en la política, es el alfil de la UCR para ganar espacio en la coalición. 
La Cámara de Diputados renovará 127 bancas. Juntos por el Cambio arriesga 60 diputados, mientras que Frente de Todos, pone en juego 51. La cuestión clave es que si el oficialismo, que tiene 120 diputados, lograra 10 bancas más, tendría quórum propio. 
Es decir, le dejaría al Frente de Todos un nivel de discrecionalidad muy alto, la herramienta ideal para cualquier deriva hacia un mayor autoritarismo. 

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 Los resultados de una primaria legislativa, como la que celebra hoy en todo el país, no tendrían por qué producir ningún cambio significativo, salvo el de dejar fuera de carrera a algunos candidatos. La elección general es en noviembre.
Pero, por cierto, el humor y las reacciones del gobierno van a ser muy diferentes según le vaya hoy a sus candidatos. Los resultados, entonces, sí van a incidir en la vida interna de las distintas fuerzas. 
La fragilidad de Alberto Fernández frente al cristinismo podría agravarse o atenuarse de acuerdo a lo que indiquen las urnas. Un resultado insatisfactorio, sobre todo en Buenos Aires y Santa Fe, sería preocupante para el Frente de Todos, pero especialmente para el presidente, a cuya gestión irían los reproches. Las reacciones del peronismo en el gobierno ante una derrota son impredecibles.
En la provincia de Buenos Aires se juega también buena parte del futuro de Horacio Rodríguez Larreta.
Las PASO van a posicionar a los candidatos en las posiciones de partida para el 14 de noviembre. Ese día se elegirán senadores nacionales en Tucumán, Catamarca, Córdoba, Corrientes, La Pampa, Santa Fe, Mendoza y Chubut. De los 24 senadores que cumplen su mandato, 15 representan al PJ y 9 a Juntos por el Cambio. Si en noviembre esa relación se invirtiera, el oficialismo dejaría de ser mayoría. Pero no hay indicios ciertos de que eso vaya a ocurrir, entre otras cosas, porque para las generales faltan dos meses. Es cierto que Córdoba, Corrientes y Mendoza tienen gobiernos opositores; en Tucumán hay una lucha interna en el peronismo, cuyo desenlace es impredecible; en Santa Fe, el exministro de Defensa, Agustín Rossi, competirá por la candidatura a senador, enfrentando al candidato del gobernador Omar Perotti, Marcelo Lewandowski. Uno de los dos quedará fuera de carrera. El exministro sostiene que Perotti quiere tomar distancia del kirchnerismo, lo cual es un indicio de fisuras significativas, pero no determinantes. 
En la Cámara Baja, el epicentro de la elección es la provincia de Buenos Aires. La expectativa está puesta en los votos que obtenga el Frente de Todos con Victoria Tolosa Paz (candidata que responde al presidente) y la suma que acumulen Diego Santilli y Facundo Manes, de Juntos por el Cambio. No es neutro el resultado. Si el oficialismo quedara en segundo lugar, sería un golpe bajo al humor kirchnerista, ya que el conurbano es su gran fortaleza. Por el otro lado, quien siga en carrera, sea Santilli o Manes, deberá ingeniárselas para retener los votos del perdedor. Santilli es la apuesta de Rodríguez Larreta, que necesita consolidar su incipiente liderazgo, y Manes, un médico prestigioso pero bisoño en la política, es el alfil de la UCR para ganar espacio en la coalición. 
La Cámara de Diputados renovará 127 bancas. Juntos por el Cambio arriesga 60 diputados, mientras que Frente de Todos, pone en juego 51. La cuestión clave es que si el oficialismo, que tiene 120 diputados, lograra 10 bancas más, tendría quórum propio. 
Es decir, le dejaría al Frente de Todos un nivel de discrecionalidad muy alto, la herramienta ideal para cualquier deriva hacia un mayor autoritarismo. 

 Compromiso de los salteños

La elección de hoy en Salta, como en todas partes, dejará a varios en el camino. Para la provincia, lo esencial sería que gane quien gane se proponga a legislar alineado con la provincia y con su gente; también, con los intereses del Norte Grande. Es decir, que los legisladores sepan tomar distancia de sus jefes políticos cuando haya intereses encontrados. Y seguramente, habrá muchas oportunidades porque las conducciones nacionales tienen la cabeza puesta en Puerto Madero, Recoleta y el conurbano. 
La Argentina es un país federal según la Constitución, pero la historia muestra realidades abismalmente distintas. 
El NOA y el NEA acumulan indicadores de subdesarrollo que son fruto del hipercentralismo, que a los presidentes le resulta cómodo; un régimen rentístico de coparticipación, que invita a los gobernadores a esperar lo que llega de afuera sin estimular la producción local; y de un Congreso que funciona en esa sintonía. 

Un país descreído

Mucha gente se desentiende de la elección. Esta noche habrá que prestar mucha atención al ausentismo electoral y a los votos en blanco. En agosto, en Salta, la suma de ambos factores determinó que las elecciones provinciales de agosto apenas registraran la voluntad de poco más del 40% de los empadronados. 
Este es el escenario político de un país con una doble crisis que se remonta a cuatro décadas atrás y que se profundiza mes a mes. Por una parte, la crisis macroeconómica, cuya mayor manifestación se produjo en 2001 y que, desde entonces, no ha encontrado respuestas de fondo; los gobiernos sucesivos parecen haberse acostumbrado a los “cuidados paliativos” sujetos a los vaivenes del precio de las commodities, a la emisión como forma de endeudamiento, a “patear la pelota para adelante” y a buscar culpables en los demás. 
Mientras tanto, en una década entera sin crecimiento económico, el PBI per capita cayó 11 puntos y la pobreza aumentó a niveles dramáticos. La realidad es que la población del país crece más rápido que la producción, la generación de empleo y el poder adquisitivo del salario. La crisis social es la otra macrocrisis. 
El nuevo Congreso, que quedará definido el 14 de noviembre, deberá decidir si persiste en su actual aquiescencia con el poder central o si decide hacer jugar en serio su representación del pueblo y de las provincias de la Argentina.
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