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Hubo incidentes con fieles que querían ingresar a plaza 9 de Julio

La Policía estableció un vallado por calles aledañas al microcentro salteño que funcionan como filtros. Hay quejas de devotos y peregrinos que armaron colas para poder entrar. Mucho malestar.
Miércoles, 15 de septiembre de 2021 10:38
Fotografías: Pablo Yapura.

Jesús Zotarez tiene 93 años y quería entrar aunque sea a la plaza 9 de Julio para saludar a sus Santos Patronos del Milagro. Llegó en sillas de ruedas acompañada por sus hijas Carmen y Haidée, desde la localidad de Payogasta. "Desde las 6 que llegamos a Salta y queremos entrar y nos nos dejan. Ella (Jesús) no entiende por qué no la dejan entrar y es por eso que le pedimos sólo un momento para que le pueda rezar al Señor y la Virgen del Milagro. Tuvimos que recorrer desde Mitre y Belgrano hasta Deán Funes. Ahora llegamos a Caseros a ver si nos dejan entrar", dijo Haidée indignada.

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Jesús Zotarez tiene 93 años y quería entrar aunque sea a la plaza 9 de Julio para saludar a sus Santos Patronos del Milagro. Llegó en sillas de ruedas acompañada por sus hijas Carmen y Haidée, desde la localidad de Payogasta. "Desde las 6 que llegamos a Salta y queremos entrar y nos nos dejan. Ella (Jesús) no entiende por qué no la dejan entrar y es por eso que le pedimos sólo un momento para que le pueda rezar al Señor y la Virgen del Milagro. Tuvimos que recorrer desde Mitre y Belgrano hasta Deán Funes. Ahora llegamos a Caseros a ver si nos dejan entrar", dijo Haidée indignada.

Jesús Zotarez

 

Lo cierto es que las autoridades sostuvieron que estamos ante "una festividad del Milagro atípica por el marco de pandemia de COVID". Es por eso que "se establecieron protocolos para poder participar de la histórica procesión". Mucha gente se comunicó a través de El Tribuno WhatsApp para decir que no estaban al tanto de las medidas tomadas.

Entonces la Misa Estacional del último día del Triduo pasó a un segundo plano por los incidentes que se registraron en los vallados policiales. El protocolo establecía que la gente podía ingresar por grupos pequeños. Lo cierto es que, a medida que avanzó la mañana, la gente comenzó a llegar en cantidad, los peregrinos se fueron congregando en los filtros, todo se descontroló y generaron roces con los efectivos al punto de tirar las vallas de contención.

Afortunadamente la situación no pasó a mayores y todo se normalizó. A raíz del incidente se amplió el número de personas por grupo para ingresar, pero el malestar lo mismo aumentó. 

Pasada las 10, la cola que se armó para poder ingresar a la plaza ocupó varias cuadras desde Caseros, hacia el norte, hasta Belgrano y de ahí casi hasta Zuviría. El malestar era generalizado.

"Sólo dejan entrar a los turistas. Estamos indignados. Si vos sos rubio o rubia y decís que estás alojado en un hotel del centro te dejan entrar. Nosotros que venimos con un compromiso de fe todos los años tenemos que esperar bajo el sol", dijo Renata descansado en una silla desplegable agobiada por las horas de esperar.

Entonces la cola de salteños fieles devotos del Milagro se diversificó en hombres y mujeres de todas las procedencias, en sillas de ruedas, con muletas, ancianos, niños, bebés en coches, de todas las condiciones sociales, muchas personas que vinieron del campo, con promesas, con sus agradecimientos, sus rezos, sus cantos y con sus peregrinaciones no correspondidas. Porque se debe decir claramente: no dejaron entrar a muchos de los exhaustos fieles que peregrinaron, cada uno sus distancias, y quedaron a tan sólo una cuadra de la Catedral sin poder ver, sentir ni palpitar eso que es tan especial que se siente cuando se llega al Templo de los Santos Patronos.

Esas colas luego se convirtieron en un hacinamiento de personas que se descontroló y las medidas que quisieron imponer de protección epidemiológicas se transformaron en lo inversamente proporcional. Peregrinos, fieles vecinos, vendedores ambulantes, policías, trabajadores de prensa, curiosos, peatones, agentes municipales todos conviviendo en las veredas angostas de la Deán Funes, con el tránsito vial habilitado y sin personal del SAMEC, sin respetar las distancias de aislamiento establecidas y con mucho malhumor colectivo. Las 75 personas por cuadras quedaron en simples deseos.

"No se vende nada", dijo Andrea que oferta pañuelos para saludar a las imágenes, banderas y almanaques de 2022. "¿Cómo voy a vender pañuelos blancos para saludar al Señor y a la Virgen del Milagro  si ni siquiera nos dejan entrar a la plaza. La gente está desesperada por entrar, por tener un pedacito de su Milagro. Así no funciona nada, ni las ventas", dijo la mujer joven muy desconcertada.

Andrea

Marcos perdió la esperanza de llegar más cerca y se paró en medio de la calle Caseros con su imagen de la virgen de Santa Ana a vivir su Milagro desde lejos. A la distancia se puso a rezar. El peregrinar desde La Merced lo extenuó pero se mantuvo de pie, con sus imágenes, para agradecer y pedir por los suyos a la Virgen y el Señor del Milagro en un año tan especial que todo parece ser parte de un cuento surrealista en donde los principales protagonistas quedaron fuera de la principal manifestación de fe de nuestra provincia.

Marcos

 

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