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La economía en una disyuntiva de hierro

Domingo, 19 de septiembre de 2021 01:59

Después de la derrota electoral del Gobierno en las PASO, se generó una significativa pelea entre las dos figuras principales del oficialismo y del Gobierno, con puntos de vista y urgencias antagónicos acerca de cómo evitar una derrota electoral en noviembre. Y no es para menos, ya que los argentinos votaron contra la inflación, la disminución del poder adquisitivo de los salarios, la desocupación, la falta de trabajo, la economía informal, la disminución del consumo y las políticas recesivas contra la pandemia y la cuarentena, entre las más importantes.

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Después de la derrota electoral del Gobierno en las PASO, se generó una significativa pelea entre las dos figuras principales del oficialismo y del Gobierno, con puntos de vista y urgencias antagónicos acerca de cómo evitar una derrota electoral en noviembre. Y no es para menos, ya que los argentinos votaron contra la inflación, la disminución del poder adquisitivo de los salarios, la desocupación, la falta de trabajo, la economía informal, la disminución del consumo y las políticas recesivas contra la pandemia y la cuarentena, entre las más importantes.

Al margen de la crisis, que Cristina Kirchner catalogó como "catástrofe política", todo derivó en cambios de funcionarios en lugares estratégicos (para la vice) y el reclamo al Presidente de un cambio de rumbo económico en el corto plazo, para producir en la gente la sensación de una mayor reactivación de la economía, de la capacidad de consumo y de algo de bienestar en una sociedad muy malhumorada. Un paliativo, por lo menos, hasta las elecciones.

Ahora el desafío para el oficialismo será disminuir el malestar ciudadano puesto de manifiesto en las urnas y lograr hasta noviembre revertir esta tendencia; en cambio, la oposición buscará el "voto útil" para ratificar el cambio de rumbo de la economía.

Después de las PASO, y de la semana de furia vivida en la cumbre del poder, podemos analizar escenarios potenciales de la economía futura.

En el corto plazo, todo hace pensar que el Gobierno va a tratar desesperadamente de revertir el resultado electoral; en consecuencia, aumentará el gasto público con más emisión monetaria. Esto se va a traducir inmediatamente en mayor inflación, con alto riesgo de una devaluación.

En cambio, en el largo plazo las perspectivas para la economía podrían ser más optimistas. Si finalmente se imponen los criterios de Cristina y del Instituto Patria, habrá que revisar todas las proyecciones. Si se mantiene el presupuesto elaborado por Martín Guzmán para 2022, observamos mayor moderación en las políticas del gasto público siguiendo recetas que agradarían al Fondo Monetario Internacional durante el período de renegociación de la deuda pública.

En este escenario aún no resuelto, o al menos no comunicado, podemos afirmar que la economía está en un "esperar y ver" (wait and see).

¿Puede haber un giro significativo de la economía para iniciar el tan ansiado crecimiento? ¿Se podrán sortear las presiones del kirchnerismo duro?

A) Analistas económicos entienden que una ruptura del poder político no le conviene ni a Alberto ni a Cristina, ya que la confianza en el presupuesto entre los operadores de la economía es expectante.

B) El presupuesto 2022 pronostica una recuperación salarial significativa, mayor gasto en asistencia social y disminución del déficit fiscal que reduciría la emisión monetaria.

C) Se prevé un incremento de las importaciones superior a las exportaciones; esto significa que permitirá liberar las compras al exterior que resultan imprescindibles para el crecimiento económico. En economía pensamos que por cada punto de suba del PBI se necesitan tres de las importaciones, por eso es tan importante esta apertura.

D) En el proyecto que anunció Guzmán no está prevista la creación ni la suba de ningún impuesto (va en contra de la línea discursiva del kirchnerismo de profundizar la matriz tributaria progresiva a los sectores de mayores ingresos).

E) Los subsidios a las tarifas de los servicios públicos se harán con topes de acuerdo a las necesidades de cada usuario (recordemos que el ministro este año no pudo hacerlo).

Si el presidente se rinde a las presiones de Cristina y el Instituto Patria, esa insinuación de un comienzo de la recuperación se disolverá en el aire.

La realidad, hasta ahora, no muestra más que un cúmulo de fracasos en materia económica. La gestión de Amado Boudou y Axel Kicillof durante la presidencia de Cristina no fue mejor. La falta de crecimiento ya acumula once años.

Lo que viene por delante, imperativamente, es la decisión de desarrollar un plan económico serio pensado en producir y en exportar, con una moneda fuerte y con seguridad jurídica. Si se sigue emitiendo moneda para crear la sensación de que crece la capacidad de consumo, solo aumentarán la inflación, el desempleo y la pobreza.

 

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