Maricel Iturre tiene 4 niños a cargo y el martes último, en el Día de la Primavera, se le quemó su casa. A sus chicos no les pasó nada, pero esa familia quedó en calle en menos de los que dura una mañana. Solo le quedó el baño, una galería y una pared de una obra que había comenzado pero que estaba parada.
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Maricel Iturre tiene 4 niños a cargo y el martes último, en el Día de la Primavera, se le quemó su casa. A sus chicos no les pasó nada, pero esa familia quedó en calle en menos de los que dura una mañana. Solo le quedó el baño, una galería y una pared de una obra que había comenzado pero que estaba parada.
Como todos los días, Maricel salió para su trabajo de "empleada doméstica" y a las 9.10 recibió el peor mensaje. Sus hijos le estaban comunicando que se incendiaba su casa.
Volvió como pudo y encontró a los bomberos atacando las últimas llamas. El fuego había consumido su vivienda prefabricada. Los recuerdos la hacen llorar, pero, por otro lado, está tranquila porque a sus hijos no les pasó nada.
Ella tiene su lote en La Ciénaga, en la calle Río Salado, medidor 4. El sector está comprendido en el municipio de San Lorenzo. Maricel tiene 33 años y mantiene sola a sus niños que tienen 17, 15, 14 y 7 años.
Por el feriado del Día del Estudiante estaban todos en la casa y juntos pudieron escapar de las llamas. No lograron sacar nada de la vivienda, por lo que quedaron con lo puesto.
Luego del incendio tuvieron que irse a dormir a la casa de la abuela materna, ubicada en Yerba Buena, muy cerca en La Agüada.
A la mañana siguiente del incendio los vecinos se movilizaron. Las mujeres le trajeron todo tipo de donaciones como vestimenta, calzados y mercaderías.
Los varones vieron la pared de material que le había quedado en pie, analizaron el proyecto detenido y se pusieron manos a la obra con unos ladrillos y unos pocos hierros que consiguieron de otras obras.
La Municipalidad de San Lorenzo llegó con bolsones alimentarios y el Gobierno de la Provincia también asistió a la familia.
"Perdimos todos los documentos y papeles. Les pido a las autoridades nacionales que faciliten el trámite. Perdimos ropa, los recuerdos y todos los electrodomésticos", dijo Maricel inundada en lágrimas.
Sin embargo, ella está muy contenida por la acción rápida de los vecinos, que en medio día levantaron una pared y la mitad de otra.
El problema es que los materiales de construcción que están utilizando se le acabarán en cualquier momento.
En la obra solidaria manda (y trabaja) don Iturre, que es el papá de Maricel. Y colaboran Fidel Quipildor, Sergio y Tolaba. A ellos les gusta que los nombren así. Y son unos personajes como sacados de una antología en donde ellos representan la solidaridad de estas tierras.
Miran al cielo y ya saben lo que tienen que hacer. Piden por el techo.
“Tenemos mano de obra”
En el lugar donde estaba la casa de Maricel y sus hijos solo quedan escombros y el olor penetrante e indeleble de los incendios. Por un lado, palos y postes que no sirven para nada y, por otro, una montaña de restos: libros, ropa, zapatillas dobladas por el fuego, colchones quemados, ollas fundidas, pedazos de juguetes, ventanas negras y sillas deformadas. Perdieron cocina, heladera y lavarropas. Ni las herramientas se salvaron.
“Necesitamos hierro del 6, del 8 y del 10. También alambres para encofrar”, dijo Fidel, uno de los voluntarios que está ayudando en la obra. “Para una habitación grande hacen falta 10 chapas de 1,10 por 5 metros”, sumó Tolaba, otro de los vecinos. “Teniendo el techo podemos hacer lo demás más tranquilos”, asegura don Iturre, papá de Maricel.
Una camionada de arena y ripio, 20 bolsas de cal y más de 15 bolsas de cemento son algunos de los elementos que completan la lista.
“Nos faltan los materiales. Tenemos mano de obra porque los vecinos en La Ciénaga somos solidarios”, concluyó Tolaba.
Para ayudar hay que comunicarse con Maricel al +54 9 3875 44-4530.