Todas las despedidas son dolorosa. Decirle adiós o un hasta siempre a una persona que alguien valoró en vida estremece hasta el más duro corazón. Los Policías saben que están expuestos a estos golpes, son ellos los encargados de cuidarnos, de protegernos ante aquellos que están fuera de la ley.
inicia sesión o regístrate.
Todas las despedidas son dolorosa. Decirle adiós o un hasta siempre a una persona que alguien valoró en vida estremece hasta el más duro corazón. Los Policías saben que están expuestos a estos golpes, son ellos los encargados de cuidarnos, de protegernos ante aquellos que están fuera de la ley.
Manuel Pistán, subcomisario en El Galpón, y nombrado comisario post mortem, cumplió con su deber, quiso detener una pelea absurda y terminó recibiendo un letal golpe en la cabeza que terminó con su vida.
Por eso hoy en cada uno de sus camaradas se observaba cómo una lágrima les surcaba el rostro. La muerte de Pistán pegó muy duro, todavía les cuesta decirle adiós a alguien que hasta hace un par de días atrás estaba junto a ellos cuidando de su pueblo.
Toda la familia policial de Salta está de luto. “Es un golpe de realidad para nosotros”, dijo el comisario general José Alberto Ibarra para graficar lo que hoy vive la fuerza que comanda.
“Cuando ingresamos a la institución, nos comprometemos y juramos cumplir con el deber hasta perder la vida. Suena -entonces- ideal y se piensa que no vamos a llegar a una situación como esta, pero la realidad nos golpea”, expresó Ibarra. “Hemos tenido otros momentos de tristeza, cuando hemos perdido a otros compañeros en el cumplimiento del deber. Recuerdo al principal Pantaleón, quien murió el 26 de marzo en un operativo. Hay muchos casos donde la institución ha tenido que lamentar la pérdida de efectivos. Hoy la fuerza sufrió un duro golpe anímico porque estamos todos tristes, acongojados”, reflexionó.
El comisario Manuel Pistán recibió su último adiós a su segunda casa, esa que él tanto quería y que muchas veces había transitado: la Jefatura de la Policía de Salta. Pistán abrazó la profesión con amor y responsabilidad. Ese es un recuerdo que nunca ni nadie podrá borrar.