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“La cuarta revolución industrial ya está aquí: debemos entender cómo operar desde Salta”

Entrevista con Antonio Arciénaga Morales, director del Instituto de Ingeniería y Desarrollo Industrial de Salta (IDISA).
Viernes, 03 de septiembre de 2021 16:48
FOTO: JAN TOUZEAU

Antonio Arciénaga Morales es ingeniero industrial, doctor en Economía y Gestión de la Innovación y director del Instituto de Ingeniería y Desarrollo Industrial de Salta (Idisa), de la Facultad de Ingeniería de la UNSa.

¿Qué hacen desde el Idisa?

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Antonio Arciénaga Morales es ingeniero industrial, doctor en Economía y Gestión de la Innovación y director del Instituto de Ingeniería y Desarrollo Industrial de Salta (Idisa), de la Facultad de Ingeniería de la UNSa.

¿Qué hacen desde el Idisa?

El instituto tiene como foco central el desarrollo de conocimiento vinculado con la ingeniería industrial y la industria en la provincia de Salta. En ese marco, se han desarrollado diversas actividades de promoción del emprendedurismo de base tecnológica. Desde hace varios años participamos en el desarrollo de competencias y en la capacitación de estudiantes en estos temas. Otra área importante en la que trabajamos en los últimos años es la industria 4.0, la cuarta revolución industrial.

¿Qué es la industria 4.0?

Se trata de un fenómeno que la pandemia ha acelerado, que ya está entre nosotros y que no es solo un problema de los países centrales. La economía digital y la economía del conocimiento están aquí y necesitamos entender cuáles son sus bases, qué modelo productivo implican y cómo podríamos operar desde la provincia.
Tenemos un proyecto de investigación en el que tratamos de estudiar qué es, cuáles son las herramientas, las tecnologías, los modelos productivos y cuáles serían las claves críticas para que las pymes salteñas puedan sumarse a esta cuarta revolución industrial.

¿Qué es la cuarta revolución industrial?

La primera fue la de la máquina de vapor. Se reemplazó el músculo animal o humano por la energía de la combustión.
La segunda tiene que ver con el motor eléctrico, que permitió reproducir el movimiento de miles de manos mecanizando la producción y desplazando miles de trabajadores pero creando nuevas fuentes de empleo. Eso es lo curioso de las revoluciones industriales: destruyen un tipo de empleo pero crean otro que no existía.
La tercera revolución industrial tiene que ver con la aparición de la computadora y la gestión de la información. Ahí la tecnología desplaza al hombre de la gestión de los datos de la información. 
En esta cuarta revolución industrial las herramientas inteligentes permiten desplazar al hombre de la toma de decisiones. Se trata de una nueva manera de concebir la producción pero también implica nuevos recursos a utilizar.

¿A qué se refiere?

En la segunda revolución industrial, en la que todavía creo que está la provincia, una clave central fue el petróleo. El petróleo de la cuarta revolución industrial son los datos: estos que nosotros dejamos grabados por mil fuentes diferentes. La explotación de esos datos es lo que hoy agrega valor de una manera exponencial, diferente a las formas de agregado de valor en etapas previas. Esto lo empieza a percibir cada uno desde su experiencia, tanto en términos laborales como familiares, personales o culturales.
Es una revolución cuya penetración se ha acentuado a partir de la pandemia. En la Argentina no tenemos estudios pero, por ejemplo, en Estados Unidos solo en tres meses, a julio del año pasado, se alcanzaron niveles de penetración del comercio electrónico que se preveían para 2030. Se han acelerado 10 años los procesos.

¿Por qué cree que Salta sigue en la segunda revolución industrial?

Por el bajo nivel de informatización de nuestras pymes, el exiguo agregado de valor para la producción de todo tipo -agropecuaria e inclusive industrial-. Las empresas tal vez más dinámicas, que han incorporado herramientas flexibles, basadas en software y hardware, han avanzado a la tercera, pero casi no tenemos empresas trabajando en la cuarta revolución industrial.
El hecho de tener grandes volúmenes de datos, que son ubicuos -se puede acceder desde diversos lugares y tiempos- configura una situación bastante diferente en el tratamiento de la información pero, también, en los modos de producción. La cuarta revolución industrial es una herramienta formidable para aumentar la productividad y hacer eficiente el uso de los recursos.

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