La historia de Gabriela llega como una promesa milagrosa en este septiembre de pandemia. A ella se le quemó la casa y ahora no quiere que le regalen nada; lo que necesita es una asistencia del Estado y luego la quiere devolver.
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La historia de Gabriela llega como una promesa milagrosa en este septiembre de pandemia. A ella se le quemó la casa y ahora no quiere que le regalen nada; lo que necesita es una asistencia del Estado y luego la quiere devolver.
Se trata de una trabajadora remisera con jornadas de entre 12 y 14 horas diarias. Junta de promedio unos 1200 pesos aproximadamente. En la calle estaba trabajando el 31 de agosto cuando a la tarde recibió una llamada telefónica con la peor noticia.
Su casa se le estaba incendiando con sus dos nenas dentro. Ella tiene 4 hijos. Dos que ya son mayores y no viven con ella. Solo las dos más chicas, de 16 y 14 años, conviven con Gabriela y esa tarde fatídica de agosto estaban en casa esperando que su mamá vuelva del trabajo. En esas circunstancias, a las 18.40, ocurrió la desgracia.
El relato es muy difícil de reconstruir por el llanto de la mujer.
"Mis nenas estaban durmiendo mientras yo estaba trabajando. La más grande se fue a dormir a mi cama y en su habitación fue donde comenzó el cortocircuito", dijo. Las lágrimas no la dejan hablar.
El héroe de ese día fue el perro Simba que, alertado por las llamas, fue hasta donde dormía la nena más grande y la despertó lamiéndole la cara desesperadamente. La nena reaccionó, despertó a su otra hermana, salieron de la vivienda en llamasy así pudieron salvar sus vidas.
Para comunicarse con Gabriela para darle cualquier tipo de ayuda hay que marcar al 0387 5 723699 a cualquier hora. Su casa está ubicada en barrio Palenque, manzana "F", casa 12.
La casa está construida con paredes de material pero recubiertas con durlock para mantener el aislamiento. Con techo de chapas y machimbre por lo que todo fue muy rápido. Las llamas destruyeron toda la casa.
La nena más chica pudo llamar al sistema de Emergencias 911 y los Bomberos no pudieron hacer nada. Le dijeron a la mujer que nada sirve y que tienen que tirar todo abajo ya que si bien las paredes quedaron en pie no sirven porque perdieron toda firmeza por el calor que soportaron.
Gabriela tenía su casa de tres dormitorios, living comedor, baño y galería. Hoy no tiene nada. Ella está durmiendo en la casa de su hija que vive a la vuelta y sus nenas en casa de amigas. Lo único que le quedó es el terreno.
Es por eso que ella no quiere que le regalen nada. "Yo sólo quiero una audiencia con la intendenta o el gobernador para que me den un préstamo para construir otra casa en el terreno. Un crédito para pagarlo. Yo amo mi trabajo de remisera y sé que lo puedo pagar. Yo no tengo ningún subsidio, no tengo Alimentar, AUH ni nada. Yo todo me lo gané trabajando y quiero seguir así. Por eso le pido una mano para acceder a un crédito", dijo la mujer en lo que quedó de su comedor.
Casi no tiene nada. Los vecinos, amigos y familiares le están dando una mano porque el fuego le arrebató todo lo material. "Yo quiero agradecer la solidaridad de los que me conocen porque todos estos días no pude trabajar y cuando un remisero no sale no tiene plata. Entonces muchos amigos me bancaron, pero yo ya quiero salir a trabajar. Pero también quiero comenzar a reconstruir mi casa, que es ya como reconstruir mi vida", dijo Gabriela.