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"Pido justicia por mi hijo, basta de policías sicarios"

Franco Centurión, el joven trasplantado que había sido detenido, murió. Su familia denunció que él fue víctima de apremios ilegales, en Tartagal.
Martes, 11 de enero de 2022 01:08

Franco Darío Centurión, el joven trasplantado de médula que había sido detenido en la comisaría 45 de Tartagal, falleció en el hospital San Bernardo y su padre, Santos Nolasco, pide justicia ya que asegura que fue víctima de torturas a manos de policías. La víctima, de 29 años, estuvo detenida durante dos semanas y luego fue internada en terapia intensiva durante 20 días.

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Franco Darío Centurión, el joven trasplantado de médula que había sido detenido en la comisaría 45 de Tartagal, falleció en el hospital San Bernardo y su padre, Santos Nolasco, pide justicia ya que asegura que fue víctima de torturas a manos de policías. La víctima, de 29 años, estuvo detenida durante dos semanas y luego fue internada en terapia intensiva durante 20 días.

"Mi hijo murió un sábado, a las 18.45. La doctora me dijo que fue por un paro cardiorrespiratorio. Lo trasladaron al CIF para la autopsia. El lunes de la semana pasada a la medianoche me lo entregaron y el martes por la tarde lo sepultamos en el cementerio Jardín de la Paz de Tartagal", contó entre lágrimas Santos.

Mientras la víctima permanecía hospitalizada, su familia estuvo alojada en un albergue. Recibieron la visita de funcionarios de Derechos Humanos y el jefe de la Policía Miguel Ceballos.

"Mientras yo estaba conversando con Ceballos mi hijo se estaba muriendo y yo no sabía. El comisario se fue a las siete y diez y recibí una llamada de un número privado en mi celular: era la doctora de la terapia del hospital. Me dijo que mi hijo se había muerto de un paro", dijo con profundo pesar.

No pudo hablar

Añadió que su hijo no le contó nada sobre lo sucedido. "No quiso. Lo único que sé es que le dijo a su amigo que no nos cuente nada a mí ni a mi señora porque él quería ser un buen hombre como yo", expresó.

Santos contó que se reunió con el ministro de Seguridad, Abel Cornejo. "Me mandó a buscar donde estaba alojado y me llevaron en una camioneta. Conversamos muy bien. Yo le expuse toda la situación. Él se quebró y lloró. Me dijo que esto no iba a quedar así", aseguró.

Personal que acompañaba al ministro Cornejo le tomó una denuncia a Santos por el caso de su hijo. Sin embargo, no le ofrecieron ayuda para conseguir un abogado que lo represente. "Todos los trámites los vengo haciendo yo", se quejó.

Agregó que desde el Ministerio de Seguridad le informaron que existen 17 policías sumariados y que las diligencias continuaban.

"Yo no sé si dentro de esos sumarios están los de la Motorizada que interceptó a mi hijo. Eran dos motos con dos efectivos cada una. Tampoco sé si el encargado del operativo está sumariado y si declaró o no", hizo hincapié.

Y apuntó contra este: "Ese señor estuvo ahí y yo le dije que mi hijo era enfermo de alto riesgo, que no lo podían tocar. Me dijo que nadie iba a golpear a nadie y ahora mi hijo está muerto".

"Sicarios"

Santos pide justicia por la muerte de su hijo. "Pido que no tengamos más en el norte estas personas que dicen que son policías pero no lo son. No meto a todos dentro de la misma bolsa porque hay policías buenos, pero allá la mayoría son karatecas, boxeadores y encima sicarios. No sé si la Provincia toma asesinos o personal para que nos cuide. Basta de policías sicarios", sostuvo Santos Centurión.

Además expresó que cada vez que los vecinos van a la comisaría a hacer un trámite o denuncia no los tratan con amabilidad, sino que los maltratan. "Nos dejan tirados en la vereda y tenemos que esperar horas mientras ellos toman té, mate, charlan y se ríen".

El operativo que derivó en muerte

El 11 de noviembre pasado, a las 19, Franco junto a su amigo, Iván Rojas, fueron detenidos por la Policía Motorizada en el acceso a Tartagal. Según Santos, los jóvenes volvían en moto de juntar algarroba del camino Balbuena, donde habían encontrado una pistola vieja en medio de los yuyos que guardaron en una mochila.

Los efectivos los acusaron de portación de arma y los trasladaron al a comisaría 45.

"Esa misma noche lo aporrearon en la comisaría y lo peor es que esperaron 11 días para llevarlo al médico. En total estuvo preso 15 días. Después de darle el alta le dieron la libertad", señaló Santos.

Un viernes por la tarde Franco regresó a su hogar. Al rato entró al baño y llamó a su padre porque había orinado sangre.

Santos llevó a su hijo a un médico clínico amigo. El profesional le dijo que estaba en grave estado y ordenó internarlo en el hospital de Tartagal. Luego fue trasladado al hospital San Bernardo, donde agonizó varios días. Presentaba una herida gravísima en la pierna izquierda, razón por la cual médicos de Tartagal pretendían amputársela, a lo cual la familia del joven se había opuesto. También tenía problemas en los pulmones, riñones y una úlcera intestinal.

"Esa úlcera fue producto de la tremenda golpiza que le dieron en la comisaría la madrugada del 12 de noviembre. Tuvo un sangrado interno", aseguró Santos.

La investigación

Desde el Ministerio Público Fiscal informaron que el fiscal penal de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas de Tartagal, Gonzalo Ariel Vega, continúa con las averiguaciones preliminares y que están recibiendo testimonios.

Además, se espera el resultado definitivo de autopsia, ya que se solicitaron estudios complementarios y también se pidió el análisis de la historia clínica del paciente. Por otra parte, ya se presentó una querella con numerosos pedidos de medidas. Aún no se definieron imputaciones.

Cuando tenía 11 años, a Franco le diagnosticaron leucemia. Lo trasplantaron de médula ósea. La familia vivió muchos años en Buenos Aires por su tratamiento. "Un día el doctor me dijo: "tu hijo está listo, disfrutalo, les deseo suerte pero cuídenlo porque es enfermo de alto riesgo. Ahora la Policía me lo arrebató", finalizó Santos.

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