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Cada vez más lejos de un acuerdo con el FMI y más cerca del default

No hubo reunión con la oposición en el Congreso y el riesgo país quedó cerca del récord.El ministro Guzmán dijo que “el FMI puede perder legitimidad si Argentina se desestabiliza”.
Miércoles, 19 de enero de 2022 00:00

La imposibilidad de concretar un encuentro en el Congreso -como lo había pedido el presidente Alberto Fernández- entre el ministro Martín Guzmán y los referentes del oficialismo y la oposición acrecienta la certeza de que la Argentina entrará en default.

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La imposibilidad de concretar un encuentro en el Congreso -como lo había pedido el presidente Alberto Fernández- entre el ministro Martín Guzmán y los referentes del oficialismo y la oposición acrecienta la certeza de que la Argentina entrará en default.

Al 29 de diciembre se estimaba que las reservas eran de US$ 4.132 millones, pero líquidas disponibles apenas llegaban US$ 286 millones.

Por otra parte, hasta el 31 de marzo el Estado debe pagar deuda por US$ 2.840 millones, sin contar el pago que debe realizarse al Fondo Monetario Internacional de US$ 2.870 millones si es que no hay acuerdo de refinanciación con el FMI, postergada durante dos años.

La desconfianza acerca de la la posibilidad de dicho acuerdo se manifestó ayer en los mercados: volvió a caer la cotización de los bonos soberanos y el riesgo país quedó al borde de los 1.900 puntos básicos.

La falta de certezas hunde sus raíces en varios factores: la ausencia de un plan consensuado de reactivación económica -Guzmán ni siquiera pudo fundamentar su presupuesto 2022-, el pesimismo de los economistas de todo el mundo acerca del futuro del país y la insistencia del oficialismo en responsabilizar al FMI y al gobierno de Mauricio Macri por la deuda, que es del Estado. Bravatas

Ayer las declaraciones de Guzmán amenazando al FMI hacen pensar que para el ministro no hay acuerdo posible: "El FMI puede perder legitimidad si Argentina se desestabiliza", dijo. Lo secundó, no se sabe si para respaldar o para complicar más al ministro, el gobernador Axel Kicillof, quien exigió una autocrítica del FMI y aseguró que "ha metido la pata horriblemente".

Ambos economistas parecen ignorar la fragilidad económica del país, luego de dos décadas en las que el kirchnerismo gobernó 14 años; los problemas estructurales, el déficit fiscal, la falta de competitividad y el endeudamiento, del cual el préstamo del FMI es poco más del 10%. Ambos desconocen que la deuda es soberana y es responsabilidad del Estado. Curiosa e inexplicablemente, el gobernador radical Gerardo Morales afirmó hace unos días que "lo que se está negociando es la deuda que contrajimos nosotros". En este contexto cuesta imaginar una salida airosa en la negociación con el FMI, pero mucho menos en la urgencia de inversión, la generación de empleo genuino, el retroceso de la pobreza -que es cada día más grave- y en la recuperación del poder adquisitivo del salario.

El escenario

Entre 2002 y 2022, la inflación acumulada es de más de 8.200%. La deuda alcanza el récord histórico de US$ 362.362 millones y, con Fernández como presidente creció en más de US$ 50.000 millones.

En el marco del Foro Económico Mundial de Davos, un informe advierte sobre la posibilidad de un "colapso del Estado". Al analizar los riesgos de la economía mundial, se advierte sobre los factores que preocupan sobre la Argentina: el largo estancamiento económico, la crisis de empleo e ingresos y el fracaso para estabilizar las trayectorias de precios y la inequidad digital. Pero al advertir sobre el colapso del Estado el Foro se refiere a "la falta de seguridad jurídica e institucional".

La reunión que no fue

Ayer, la no realización de la reunión en el Congreso distrajo del debate público en las comidillas habituales. La realidad es mucho más profunda: Guzmán dijo que la Argentina "necesita refinanciar la deuda y que por ese tiempo no nos cobren una condicionalidad tal que detenga la recuperación y que inhiba la capacidad de desarrollo de Argentina en el mediano y en el largo plazo".

El conflicto es que el Gobierno quiere extender el déficit hasta 2027 y el FMI achica el plazo a 2024. En otras palabras, una parte exige una economía con reglas claras que pague sus deudas generando recursos mientras que la otra, el gobierno argentino, considera que hay que manejarse con inflación y déficit. El senador radical Alfredo Cornejo reseñó: "El Gobierno quiere dar explicaciones pero lo que necesita es un plan económico".

Cafiero busca apoyo de Biden

Mientras el canciller Santiago Cafiero (flanqueado por el embajador Jorge Argello) trataba de convencer al secretario de Estado de los EEUU, Antony Blinken, sobre la conveniencia de que el gobierno de Joseph Biden facilite un acuerdo con el FMI en los términos que propone la Argentina, la vicepresidenta Cristina Kirchner comparaba a Macri y al FMI con la pandemia.

Es cierto que la inflación, los títulos de deuda y el subsidio a las tarifas son tres problemas de fondo que exigirían de Cafiero un poder de persuación que nunca ha demostrado. Porque son una divisoria de aguas. Para Biden y para el FMI lo imprescindible es tener garantías de pago, en primer lugar, y que no se coparticipe al organismo de los costos de gastar más de lo que se produce.

Pero si lo que se busca es una solución política, y se habla de pandemia, el canciller debería explicar, de alguna manera, a sus interlocutores por qué la Argentina vetó durante diez meses las vacunas estadounidenses para hacer negocios fallidos con China y Rusia. Porque se trata de una cuestión geopolítica, en un momento en que Yi Jinping se propone desplazar a EEUU como superpotencia y Vladimir Putín desafía a EEUU, Europa y la OTAN con el propósito de restablecer la hegemonía rusa sobre lo que fue la Unión Soviética.

Con Blinken, y con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, el canciller argentino se proponía explicar la solidaridad argentina con los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua; además, cuál es el proyecto de Alberto Fernández y Cafiero en la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) de la que EEUU está excluido y que, además, es vista por China como "cabecera de playa" de sus negocios e influencias en la región.

Y está en agenda una cumbre entre Alberto Fernández y Biden antes de las reuniones del presidente argentino con Jinping y Putin.

Parecería muy ambicioso.

En las relaciones entre países rigen el poder duro (hard power), el poder blando (soft power) y el poder inteligente (smart power). Para que la gestión de Cafiero tenga éxito sería necesaria una utilización magistral de las tres formas, combinadas. Aunque, en la posición actual de la Argentina quizá fuera prudente moderar la exposición internacional, si realmente se quiere ganar la voluntad norteamericana.

Más allá del rechazo del Gobierno argentino hacia el FMI (que es evidente) si no hay acuerdo y el país entra en default, las consecuencias serán la pérdida de financiamiento externo, profundización de la caída de la economía, más inflación, más brecha cambiaria, más riego país y más pobreza. (Ver página 26).

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