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Las falacias que nos llevan barranca abajo

Miércoles, 26 de enero de 2022 02:18

Existe un mecanismo muy usado por los sofistas posmodernos que en latín se expresa como: "post hoc, ergo propter hoc", y que podría ser traducido como "luego de algo, entonces porque algo". Hay muchos ejemplos famosos de este tipo de construcciones equívocas.

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Existe un mecanismo muy usado por los sofistas posmodernos que en latín se expresa como: "post hoc, ergo propter hoc", y que podría ser traducido como "luego de algo, entonces porque algo". Hay muchos ejemplos famosos de este tipo de construcciones equívocas.

Por ejemplo, cuando se investigaban las causas de la malaria, primero se pensó que esta se debía al "aire nocturno"; muchos enfermos de malaria eran frecuentadores de la noche.

Suerte que hubo científicos que siguieron investigando. Así, al fin dieron con el mosquito anófeles, el verdadero responsable de la transmisión de la enfermedad. El "aire nocturno" solo entraba en la ecuación porque los mosquitos suelen tener actividad más nocturna que diurna. Otro ejemplo famoso de este tipo de correlaciones erróneas no siempre inocentes (es más, casi nunca inocentes), es el vínculo entre vacunas y autismo. El error se basa en el hecho de que los niños eran diagnosticados con autismo casi a la misma edad en las que se les administraban la gran mayoría de las vacunas. "Si es vacunado y luego diagnosticado con autismo, ergo, la causa es la vacuna". Casualidad. No causali dad.

Es en Argentina

"Post argentum, ergo propter argentum" (es en la Argentina, por lo tanto debido a la Argentina). En nuestro país, y de acuerdo con esta forma de razonar tan peculiar, no es que 60.000 familias pasaron Año Nuevo sin energía eléctrica por la desinversión y la falta de mantenimiento de la red eléctrica durante varias décadas, sino por culpa de las granjas de bitcoins; aquellas que el Gobierno autorizó y fomentó a instalar en primer lugar como una manera de "atraer inversiones". "Luego de la instalación de esas granjas entonces, la falta de energía eléctrica es por culpa de ellas".

Desde el 2001 que Argentina viene condenada al populismo energético y a la falsedad ideológica. La pregunta sigue siendo la misma: ¿cuál es la causa raíz del problema? ¿La reciente instalación de estas granjas de criptomonedas, o la falta de inversiones y de mantenimiento de una red que ha crecido sin cesar desde que fuera modernizada por última vez hacia fines de los años 90 y que, además, es exigida al máximo ante los picos de calor?

Con la misma lógica errónea, la suba de la inflación, la suba de contagios por COVID y la suba del dólar "blue", entre muchos otros ejemplos, son todos fenómenos que caen en la categoría establecida por el gobierno de "eventos esperables'. Lógico. Si la imprevisión es la norma, todo lo que podría ocurrir u ocurra es, por definición, "esperable' ".

Todo es "esperable"

Si la alucinada idea de Ofelia Fernández prosperara y se estableciera el "programa de protector solar gratis para todas, todos y todes"; lo que va a ocurrir es que un aluvión de personas se agolpará en las farmacias para hacerse de un stock de productos que ninguna empresa querrá fabricar. Lo que sigue es imaginable: un total desabastecimiento; un mercado negro de protectores solares importados a un precio exorbitante; o empresas corruptas socias del Estado que abastecerán el mercado cobrándole, al Estado, el triple o el cuádruple de lo que cuesta fabricar el producto en condiciones normales.

Otro ejemplo más. La medida por la cual existen siete cortes de carne prohibidos a la exportación hasta fines de 2023 es un desafío a la ley de gravedad que apunta en la misma dirección. Es fácil entender cómo y por qué, hoy, Uruguay exporta más carne que la República Argentina. Es fácil predecir el futuro ante medidas tan poco pensadas; habremos de destruir una vez más el stock ganadero que todavía resiste. Y se irán los pocos productores que aún tratan de producir.

Lo mismo vale para las empresas de vuelos "low-cost" a las que les fueron impuestas "tarifas mínimas". Ávido por eliminar toda competencia, el Gobierno busca proteger la caja de La Cámpora; esa por medio de la cual recaudan casi dos millones de dólares diarios de subsidios. Sí, leyó bien. Aerolíneas Argentinas perdió 670 millones de dólares. Algo así como 2 millones de dólares por día. ­Y el presupuesto 2022 prevé una cifra similar!

En un país con 45% de pobreza, donde dos de cada tres chicos viven por debajo de la línea de la pobreza y cinco millones de personas en la indigencia; nos damos el lujo de destinar 670 millones de dólares a mantener a los generales de La Cámpora, sus sacristanes y monaguillos. O adjudicamos trenes eléctricos a Rusia por 800 millones de dólares para un ramal que nunca fue ni será electrificado.

Argentina, barrilete cósmico

Ya lo vimos; sobreabundan ejemplos. Por desgracia, Argentina se ha convertido en un país absurdo, pletórico de afirmaciones irracionales defendidas a ultranza por la gente más disparatada. "La reelección de Alberto Fernández se va a dar naturalmente, es lo que la Argentina necesita", dice Victoria Tolosa Paz desde Cariló. Todavía no acepta que el 70% de la población le dijo que no a la falta de proyecto y de futuro que pregonan y que ella representa con tanto orgullo.

Aunque, en esta irracionalidad tan paradójica e incomparable, Argentina también es un lugar donde no existe algo así como un evento con probabilidad cero de ocurrencia. Todo puede suceder; absolutamente todo. Incluso que Victoria Tolosa Paz tenga razón y ganen un segundo mandato en 2023. Y otro en el 2027. O que Cristina Elisabet Fernández de Kirchner sea proclamada reina madre.

Festejando próximos apagones

En esta locura en la que estamos todos inmersos, la nueva fantasía que se avecina es la de convencernos de que la energía eléctrica, el gas, el agua y los servicios públicos -cualquier servicio público-, no son gratuitos.

¡Por supuesto que no lo son! ¿Qué aberración ideológica instaló en este país, y en la sociedad, que deberían ser gratuitos? Son servicios públicos. Muchos de ellos hasta son servicios esenciales. Pero no por eso deben ni pueden ser gratuitos. Y esto vale para todo bien o servicio; sea este carne, pan, tickets aéreos, combustible, protector solar o energía eléctrica. Para todo servicio público o bien; sea este esencial o no.

La confusión entre necesidad y derecho lo tergiversa todo. Si bien puede ser necesario el protector solar, el tener acceso a él no es un derecho inalienable; mucho menos el obtenerlo gratis o a un precio subsidiado. La falta de claridad del Gobierno en establecer sus prioridades lo lleva a estas discusiones y situaciones tan absurdas y retorcidas.

Nueva “épica” para una nueva realidad

Esta gesta será una nueva “batalla cultural”. Nuevos eufemismos y renovadas falsedades. Nuevas ambigüedades e infinitas interpretaciones y realidades alternativas. La historia de ayer será reescrita en pos de la conveniencia de mañana. El seguir tergiversando lo que ya estaba adulterado por completo hará que los dibujos de M.C. Escher sean más representativos de la realidad que la imagen que proyectará esta nueva “épica” K.

Pero seguir ahondando en estos populismos falaces es festejar el próximo apagón eléctrico. El próximo desabastecimiento de pan, de carne o de cualquier otro producto ahogado con cupos, retenciones, aranceles y cepos bajo el slogan del “desacople de precios” tan falaz como desacertado. Es asegurar el próximo “apagón educativo” o el próximo “apagón social”, tan cercano.

 ¿Son o se hacen? 

Sigo pensando que todo es parte del plan. Por un lado, porque en una extrema racionalidad resulta difícil pensar que haya tantos cientos de inútiles repartidos en todas las dependencias oficiales, planeando cosas ridículas, haciendo afirmaciones sin sentido, llevando a cabo políticas de estado demenciales y tomando medidas que tanto desafían a la lógica y al sentido común.

Pero, por otro lado, porque también estoy convencido de que cuanto más pobres seamos, cuanta menor capacidad de pensamiento crítico tengamos, cuanto menos educados estemos y menos preparados para afrontar los desafíos que nos plantea el futuro más inmediato; más dependientes vamos a quedar del subsidio y del soma estatal. Más manejables y obedientes seremos.

Por supuesto que no es un problema la pobreza cuando esta se vive con dignidad, con valores y con un deseo genuino de superación. Cuando se trata de salir de ella hasta con el último aliento. El problema es cuando se reivindica la decadencia. No lo advertimos, pero no estamos al borde del abismo; estamos ya cayendo a los círculos del infierno a una velocidad escalofriante.

En solo una semana varios conductores ebrios chocaron a ciclistas y peatones como si fueran pinos de bowling en varios lugares del país. Ninguno se detuvo; todos trataron de escapar. Algunos siguen prófugos. Una mujer prende fuego a un indigente en situación de calle mientras este duerme. Un animal viola y apuñala a su prima de apenas once años. Una patota de adolescentes de entre 12 y 18 años asesina a golpes y cuchillazos por la espalda a un padre de familia que festejaba el año nuevo junto a su pareja y su hijo. Un energúmeno mata de seis botellazos en la cabeza a un adolescente por robarle una botella de sidra. Lo escalofriante -más allá del asesinato- es el nivel de salvajismo y de desprecio por la vida de las imágenes que lastiman la sensibilidad de cualquier persona que se haya animado a verlas. Y los ejemplos se multiplican a toda hora del día por todo el país. Todos los días.

¿Cuál es el nivel de barbarie tolerable para esta sociedad? ¿Ante qué hecho diremos basta? ¿Ante qué acto de bestialidad diremos, sencillamente, ¡basta, no damos más!?

En un país donde el pensamiento se construye falacia sobre falacia solo pueden abundar la anomia y los dislates, las invenciones y los disfraces, los embustes y los disimulos, la negación y los eufemismos. Y tiene que haber mucha gente “no muy completa de la mente” que los elabore, sostenga, defienda e imponga. Y otra tanta gente, “tampoco demasiado completa de la mente”, que se deje imponer todo eso.

Yo no sé ustedes, pero yo me resisto a seguir convalidando este postulado arquitectónico kirchnerista que insiste en hacernos creer en las bondades de instalar un inodoro sin tapa, sin mochila, sin bidet y sin cloaca en el medio de una cocina que no tiene energía eléctrica ni agua ni gas.
Post argentum, ergo propter argentum. 
 

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