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Tras el temporal sigue el tormento en la vida de una madre

Cristina Soria vive en Juan Manuel de Rosas. Huyó de la violencia de su ex.
Sabado, 29 de enero de 2022 00:00

Entre el miércoles y jueves la tranquilidad de Cristina Soria se alteró por completo.

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Entre el miércoles y jueves la tranquilidad de Cristina Soria se alteró por completo.

Ella vive con sus cinco niños a cargo en una humilde casa de machimbre que construyó la fundación "Techo" sobre el lecho mismo del río Vaqueros, pero del lado de la ciudad de Salta.

Lo que queda de su casa está ubicada en el último extremo noroeste de la ciudad, a donde termina la calle Parque Nacional Baritú, por una senda de barro y olvido.

"El agua hizo una vuelta y entró por ese camino. Nos inundamos mal y se nos mojó todo. El anafe se nos fue flotando en medio de la oscuridad de la noche", dijo llorando Cristina.

Es muy difícil dar de comer a 5 niños, en medio de la lluvia, sin tener en dónde calentar los alimentos.

A Cristina Soria hay que llamarla al teléfono 03877 15537864. No recibe mensajes de WhatsApp y atiende a cualquier hora.

El resto de las viviendas que siguen en pie ayer mostraban esfuerzos para reparar todo lo que el agua había destruido.

En casa de Cristina las cosas son diferentes. Ella es madre sola. Solo le quedaron tres camas de una plaza, apoyadas en bloques de cemento, en las que durmieron sin los colchones, en una humedad que hace doler las manos. No tienen comida, no tienen agua y ahora recién le devolvieron la clandestinidad de la energía eléctrica. Como Cristina están la mayoría de las familias afectadas en esa zona en donde algunos dicen que son 10 y otros que son 7.

El relato de Cristina es duro por donde se lo mire, es la lucha de una madre que no puede hacer mucho más porque tiene a todas las variables en contra.

"Yo soy de Las Lajitas y cuando me casé me fui a vivir a J.V. González con el papá de mis hijos. Luego me convertí en una víctima de la violencia de género, me separé y realicé más de 20 denuncias contra mi exesposo porque me iba a buscar a todos lados. Así fue que uno de mis hermanos me dijo que me venga a Salta, porque ellos viven en Juan Manuel de Rosas y en el barrio no va a entrar el violento", contó.

"Nos vinimos con los chicos hace un año y 6 meses y mi hermano y su gente nos armaron un piso en donde pusimos una carpa. Así llegamos a la ciudad y de a poco nos fuimos levantando. La gente de Techo nos dio una mano y la habitación es por un plan que no recuerdo cómo se llama. Nosotros sobrevivimos gracias a la Asignación Universal", dijo Cristina. Ella es analfabeta, tiene a un nieto a cargo y a un hijo discapacitado. Ya está inscripta en el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) y en el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), pero sabe que es muy difícil que acceda. La lluvia tampoco le da tregua y la ropa y la leña no se seca.

"Yo con un lote me conformo. Lo pago como sea. Llevo lo poco que tengo acá y me rearmo la casa. Sabemos que estamos mal ubicados acá, pero no tenemos a dónde y también tenemos la protección del barrio", dijo entre lágrimas.

 

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