María Elena Crespo Espíndola es jefa de Reumatología del Hospital Señor del Milagro de Salta desde hace más de una década y lleva 30 años formando a médicos jóvenes en su especialidad. El miércoles fue distinguida como "Maestra de la Reumatología Argentina", en la apertura del congreso nacional de la especialidad que se realizó en Córdoba capital hasta ayer.
inicia sesión o regístrate.
María Elena Crespo Espíndola es jefa de Reumatología del Hospital Señor del Milagro de Salta desde hace más de una década y lleva 30 años formando a médicos jóvenes en su especialidad. El miércoles fue distinguida como "Maestra de la Reumatología Argentina", en la apertura del congreso nacional de la especialidad que se realizó en Córdoba capital hasta ayer.
La Sociedad Argentina de Reumatología la distinguió por su tarea en la formación de especialistas, en una época en la que es difícil estar actualizada porque la medicina avanza todos los días.
Hace más de 30 años que vengo formando a médicos jóvenes que hoy son especialistas. Tenemos la residencia de reumatología, única en Salta, y el Hospital del Milagro es único referente en el norte del país. Recibimos derivaciones de toda Salta y también de Bolivia.
Una hace estas cosas sin esperar nada. Me encanta transmitir todo lo que sé. Fui a Buenos Aires a hacer especialización en reumatología y fui la primera especialista en Salta.
He formado a médicos de familia y a todos los que desearan aprender. Ahora, en la UNSa, somos invitados a dar clases y en el hospital recibimos a los alumnos. Hay exalumnos que hoy son profesores de la carrera de medicina en la UNSa. Es un orgullo tener esta distinción.
Además, ahora crezco con ellos porque investigan, leen y hacemos ateneos. Cambian todo el tiempo los tratamientos, los enfoques y el abordaje de los pacientes reumáticos. No soy la única que enseña si no todos los médicos del plantel. Estamos en constante formación.
¿Cómo ha ido cambiando la especialidad?
La gente cree que es solo artritis, artrosis y osteoporosis. Pero es importante el lupus eritematoso sistémico, una enfermedad del colágeno que está dentro de la reumatología.
También las vasculitis, la esclerodermia, la psoriasis, las miopatías, las enfermedades de los músculos, que a veces se confunden con las neurológicas y hay que hacer diagnósticos diferenciados.
El campo de la reumatología es muy amplio y hay más de 200 enfermedades reumáticas que tenemos que evaluar y ver el diagnóstico diferencial entre una y otra. El que no está en conocimiento de todo esto llega a confundirse. Por eso los pacientes con espondiolitis anquilosante tardan siete años en tener diagnóstico. Usted puede tener un dolor lumbar y lo toman como que hizo un mal movimiento. No se indaga en si es nocturno, si la despierta... Eso ya es distinto al dolor por un sobreesfuerzo, es un dolor inflamatorio. Ahí es donde se pierde esa ventana de oportunidad si no hay un tratamiento adecuado.
"A los médicos residentes les digo que tengan amor hacia los pacientes, que traten de ser un apoyo. El médico no es Dios y no tiene todo el conocimiento en su cabeza. Por eso es necesario trabajar en equipo".
Como resultado de la pandemia del coronavirus, ¿están viendo un agravamiento de los cuadros o efectos colaterales?
Hemos visto muchas lesiones a nivel de la piel, tipo psoriasis, muchos compromisos oculares, ojos colorados o cuadros que parecen alergias y en realidad no lo son. Hay dolores articulares que simulan una artritis, duran corto tiempo y se presentan sin antecedentes a nivel familiar. Y otros compromisos de tipo neurológico.
A veces vienen pacientes reumáticos que hacen compromisos neurológicos y no sabemos si es por la misma enfermedad o por la vacuna.
¿Qué mensaje les da a los médicos jóvenes?
A los médicos residentes les digo que sean humildes, que el médico no lo sabe todo, que lo mejor es trabajar en equipo y que tengan amor por los pacientes, que traten de ser ese apoyo que ellos necesitan en ese momento.
Hoy nuestra profesión está muy desvalorizada. Lo que yo les digo es que sean humildes y que siempre pregunten, que no tengan vergüenza de preguntar porque el médico no es Dios y no tiene todo el conocimiento en su cabeza. Por eso es necesario trabajar en equipo.
Un buen médico es aquel que no solamente sabe de la parte teórica sino también el que tiene amor por sus pacientes. Es un buen médico cuando reúne las dos capacidades: tener conocimiento y buscar la excelencia pero también tener ese amor.
A veces a me preguntan por qué tardo tanto con cada paciente. Cuando pasan a mi consultorio, se dan cuenta de que es el tiempo que necesita cada uno.
No es lo mismo controlar el análisis de un paciente y ver si tiene que continuar con el mismo tratamiento que recibir a una persona que llega por primera vez a la consulta.