Aun teniendo la suerte de estar en el universo de los que cobran en blanco, los trabajadores salteños pelean mes a mes contra la inflación, que supera el 60 por ciento en el año, y ven cómo cada acuerdo que logran los sindicatos se licúa en poco tiempo. En este escenario, muchos quedan al borde de la línea de la pobreza pese a haberse formado, tener años de años de carrera y dedicar la mayor parte del día a trabajar y, si tienen la suerte de lograr un ingreso mejor, les cobran impuesto a las Ganancias.
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Aun teniendo la suerte de estar en el universo de los que cobran en blanco, los trabajadores salteños pelean mes a mes contra la inflación, que supera el 60 por ciento en el año, y ven cómo cada acuerdo que logran los sindicatos se licúa en poco tiempo. En este escenario, muchos quedan al borde de la línea de la pobreza pese a haberse formado, tener años de años de carrera y dedicar la mayor parte del día a trabajar y, si tienen la suerte de lograr un ingreso mejor, les cobran impuesto a las Ganancias.
"Realmente es muy difícil sostener el poder adquisitivo en este contexto porque los aumentos de precios son constantes", señaló a El Tribuno Fernando Mazzone, secretario general de ADP (Asociación Docente Provincial)
Mazzone destacó que el sector recibió un incremento salarial del 66 por ciento en lo que va de 2022, lo que representa una de las mejores negociaciones paritarias que hubo este año en el país, y que ya está prevista otra mesa de diálogo para mediados de noviembre. Aun así el escenario sigue siendo adverso por la coyuntura.
El sueldo inicial de un maestro está en 84.466 pesos. Un docente que tiene que mantener un hogar solo con ese ingreso, queda por abajo de los 128.214 pesos que necesita una familia para afrontar la canasta básica total, que incluye alimentos y servicios.
La escala salarial de los trabajadores de restaurantes y hoteles va de los 62.984 pesos que puede ganar un lavacopas o un cadete a los 115 mil pesos que se percibe en la categoría de conserje o jefe de recepción.
Pablo López, secretario general de Uthgra (Unión de los Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina) en Salta explicó que en mayo se logró un aumento salarial escalonado de 60 por ciento y que, en agosto, se reabrió la negociación y se consiguió un 18 por ciento más para los meses siguientes. Además, se consiguió que desde octubre los trabajadores del sector cobren igual que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo que se considera histórico.
Sin embargo, agregó que la situación del país es compleja para todos los trabajadores. "Podemos pedir un incremento salarial del mil por ciento, pero necesitamos que se estabilice la economía. Es un contexto económico muy complicado", sostuvo.
Los choferes de colectivo cobran actualmente un salario inicial de 150 mil pesos y están reclamando un incremento escalonado para que la cifra suba a 200 mil pesos hasta diciembre. Los conductores del transporte urbano realizaron un paro de 48 horas la semana pasada y repetirían la misma modalidad de protesta en los últimos días del mes. Miguel Barrera, titular de UTA (Unión Tranviarios Automotor), afirmó que esperan un avance en las negociaciones pero que, por ahora, están estancadas.
Fernando Mazzone indicó además que aún hay un sector de los docentes que paga impuesto a las Ganancias porque tienen varios trabajos y superan el piso de 280 mil pesos en bruto, un ingreso que no puede considerarse sinónimo de riqueza en una provincia donde solo alquilar un departamento de dos habitaciones sale 60 mil pesos, según un informe de la Federación Inmobiliaria de la República Argentina (FIRA)
Hace días, el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, anunció que el nuevo piso para pagar el impuesto a las Ganancias será de 330.000 pesos desde noviembre. Eso implica que, en Salta, a más de 4 mil trabajadores dejarán de hacerles el descuento.
Subir el mínimo a partir del cual un asalariado debe pagar Ganancias es un reclamo sindical constante. La disparada de la inflación hace necesaria la constante actualización de los sueldos en el país y cada vez más empleados afrontan ese impuesto, pese a tener un ingreso con el que no pueden hacer mucho más que sostener un hogar.