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Aguas Blancas: Alumnas estuvieron en un congreso por derechos de infancia

Las exposiciones estuvieron relacionadas, sobre todo, con el trabajo infantil y la trata.
Lunes, 28 de noviembre de 2022 02:33

Alumnas del colegio secundario Juana Azurduy de Padilla participaron el fin de semana pasado en el Congreso Mundial por los Derechos de las Infancias y Adolescencias realizado en la provincia de Córdoba.

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Alumnas del colegio secundario Juana Azurduy de Padilla participaron el fin de semana pasado en el Congreso Mundial por los Derechos de las Infancias y Adolescencias realizado en la provincia de Córdoba.

Las alumnas Karla López y Claribel Choque, acompañadas por la profesora Tania Sosa, expusieron sobre trata de personas y trabajo infantil en el municipio de Aguas Blancas, números que dejaron preocupados a todos los presentes, especialmente por la falta de acompañamiento del Estado.

Las alumnas comentaron que uno de los trabajos que realizaron fue un mural sobre trata de personas, pero el municipio dio la orden de blanquearlo, exponiendo claramente que de algunos temas no se habla en la frontera.

"Gracias a la invitación de la licenciada Marcela Villares, secretaria de la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes y la Comisión Pastoral de Prevención de Abuso y Trata del Obispado de Orán, pudimos mostrar nuestra realidad ante el mundo", expresó Mónica Ovejero, coordinadora de profesores del colegio secundario 5.059.

La docente explicó a El Tribuno que, si bien la investigación se realizó en 2018, nunca se expusieron los resultados. Por ese motivo este año trabajaron en la actualización de los datos, ya que la pospandemia no hizo más que incrementar los números.

Se trató de un espacio interdisciplinario, intersectorial e intergeneracional, donde académicos, actores de todos los poderes estatales, niñas, niños y adolescentes trabajaron sobre ejes como los sistemas de protección Integral; desafíos pendientes (diversidad de géneros, desigualdad, ambiente, discapacidad, salud mental, consumo problemático, violencia de género, alimentación saludable), y ciudadanía y participación para un mundo más justo.

Participaron más de 120 conferencistas de Argentina, Uruguay, Estados Unidos, México, Panamá, Ecuador, Colombia, Puerto Rico, Perú, Brasil, Chile, España y Portugal.

La triste realidad fronteriza

El trabajo realizado es el resultado de una intervención institucional interdisciplinaria y planificada a partir del estudio de casos. La investigación fue definida a partir de la necesidad de contrastar ciertas realidades del hecho educativo con los entornos familiares y sociales. A menudo pueden observarse familias con evidente fragilidad económica que a veces impone a niños, niñas y adolescentes la pesada carga de ingresar al mundo del trabajo en plena niñez. Ello se evidencia en trayectorias escolares incompletas por abandono o repitencia.

La búsqueda de información cierta sobre el fracaso escolar ha determinado la decisión institucional de estudiar el fenómeno de la vulnerabilidad social, el trabajo infantil y escolaridades interrumpidas o sumamente pesadas para niños y niñas que no logran disfrutar del tiempo libre, el juego, la recreación y el ocio. Todo esto fue investigado y volcado por las chicas en un trabajo impecable.

Una actividad "naturalizada" 

En el sistema de trabajo rural en todas las etapas participan niños y niñas desde la temprana edad. En muchos casos actúan como sostén económico familiar, aunque en la autopercepción no se identifiquen como tales. En las fincas el trabajo se desarrolla en largas tareas que se llevan a cabo por las noches (embalaje y traslado de cajones a los equipos de transporte) y durante el día (en las tareas de laboreo de la tierra como roturado, deshojado de la banana, desmalezado, siembra, cosecha, etc.).

De acuerdo al lugar de donde provienen los alumnos, en su mayoría son de la localidad de Aguas Blancas y de las fincas, siendo estos los lugares donde predominan los trabajos urbanos y rurales

Los relatos de niños y niñas rozan con situaciones de ilegalidad pues son chancheros (o pasadores de hoja de coca), actividad que realzan de manera furtiva por las noches, desafiando las inclemencias climáticas, los controles de frontera, el río Bermejo, que con su furia amenazante serpentea el Valle del Zenta como testigo ancestral de sueños robados a una niñez con enormes rasgos de adultez.

En la zona predomina el trabajo informal que, según la OIT, representa alrededor de un 50% - 75%. Es una actividad que evade el control tributario y causa grandes perjuicios al Estado, no cuenta con la debida protección legal para las relaciones laborales y no brinda estabilidad económica a los trabajadores. El trabajo informal comprende a trabajadores independientes, vendedores ambulantes, trabajadores de servicio doméstico, albañiles, taxistas, carreros, bagayeros, chalaneros, pasadores, boteros o gomoneros, loneros, chancheros, descargadores.

En estas actividades participan activamente niños y adolescentes denominados "gomoneros". Las lonas son grandes bolsas de carga que pesan aproximadamente 70 kilos y son transportadas por una sola persona quien lo hace sobre sus hombros. Esta actividad de remo a tracción humana es realizada por niños.

La vida está en juego

En la zona es frecuente el trabajo de niños en actividades anormales o peligrosas que, según la Organización Internacional del Trabajo, es aquella que afecta el desarrollo físico y emocional, como así también resulta lesiva de los derechos. El trabajo de menores en muchos casos se realiza como medio único de subsistencia por deterioro de la capacidad económica familiar, ya que la pobreza impide obtener los recursos necesarios para cubrir las necesidades básicas, hecho que significa que los padres no tienen buenos empleos que permitan ganar suficiente dinero. Y en el menor número de los casos, como parte del uso del tiempo libre y es el resultante de una construcción cultural en la que el trabajo infantil es provechoso para el desarrollo de los niños y niñas, ya que les proporciona calificación y experiencia y les ayuda a preparase para ser miembros productivos de la sociedad en su adultez. También es frecuente observar niños trabajando como pasadores de mercadería por una paga mínima por la tarea realizada. El trabajo consiste en transportar pesadas cargas sobre la espalda con correas que utilizan la cabeza como punto de agarre.

Trabajo infantil, fracaso escolar

Existe una marcada relación entre el trabajo infantil y el fracaso escolar. Todo ello en un marco de ilegalidad que escapa a los esfuerzos del Estado nacional por controlar sus fronteras y el cumplimiento de las leyes que alejan a niños y niñas del adulto mundo del trabajo. En la ilegalidad se refleja la vulnerabilidad de las familias. La pobreza muestra su rostro macabro en cada alumno y alumna que deben alejarse del mundo escolar para dedicarle tiempo al trabajo.

El fenómeno social es cada vez más frecuente y merece considerarse dentro del campo laboral del delito por su naturaleza y por su impacto en el hecho educativo es denominado como "bagayeo". El término alude a un tipo de trabajo informal, ilegal (pero de algún modo permitido por las autoridades), físicamente cruel y desgastante que consiste en la introducción al país por la frontera norte de mercaderías que se encuentran fuera del comercio por su cantidad y por la forma de ingreso.

Dichas mercaderías son trasladadas por "pasadores" que, al no tener inserción dentro de la economía formal de la región, optan por este tipo de actividad vendiendo su fuerza de trabajo e hipotecan su salud por cada bulto trasladado sobre sus hombros desde Aguas Blancas a Orán para recibir la paga contra de la mercadería en perfectas condiciones.

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