El Club Amigos de la Montaña cumple 66 años. Las actividades realizadas desde aquel 3 de febrero de 1956, cuando un grupo de amigos decidiera fundarlo para recorrer la provincia y también el país, son incontables. De hecho, el CAM comenzó el año con una expedición al volcán Lanín, en la Patagonia, el 26 de enero, y el 3 de marzo próximo comienzan el dictado de un curso de montañismo. Acciones que dan cuenta de las propuestas que brinda la institución. “Juanito Fadel, un personaje muy conocido, profesor de Geografía en la ENET, fue el de mayor protagonismo en la fundación del Club”, dice Carlo Clerici, secretario del CAM. Y agrega: “Estaban Madeo, Salom, García, Fortuny... Ellos fueron los más reconocidos de los que conformaron las primeras camadas. Y el cerro fundacional fue El Crestón, en el Cabra Corral, es uno de los ‘paredones’ del dique y al otro lado está Metán”.
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El Club Amigos de la Montaña cumple 66 años. Las actividades realizadas desde aquel 3 de febrero de 1956, cuando un grupo de amigos decidiera fundarlo para recorrer la provincia y también el país, son incontables. De hecho, el CAM comenzó el año con una expedición al volcán Lanín, en la Patagonia, el 26 de enero, y el 3 de marzo próximo comienzan el dictado de un curso de montañismo. Acciones que dan cuenta de las propuestas que brinda la institución. “Juanito Fadel, un personaje muy conocido, profesor de Geografía en la ENET, fue el de mayor protagonismo en la fundación del Club”, dice Carlo Clerici, secretario del CAM. Y agrega: “Estaban Madeo, Salom, García, Fortuny... Ellos fueron los más reconocidos de los que conformaron las primeras camadas. Y el cerro fundacional fue El Crestón, en el Cabra Corral, es uno de los ‘paredones’ del dique y al otro lado está Metán”.
Introspección
“Al montañismo lo podés tomar como un deporte o como una actividad espiritual que requiere un sustento físico, una fase deportiva”, explica el secretario del Club Amigos de la Montaña.
“Nosotros vamos más a la parte de la actividad del espíritu con sustento físico importante, que se necesita para ascender a una montaña. Tomándolo así, fundamentalmente se da una introspección”, ilustra. Y agrega: “Cuando caminás jornadas de 8, 10 horas, necesariamente llega un momento en que no hablás con tus compañeros. Se produce un silencio que posibilita el diálogo con vos mismo. Se genera una introspección... una actividad meditativa. Es como hacer yoga, porque -de alguna forma- se da una meditación ambulante. Vas caminando y pensando, vas meditando”.
Naturaleza y fuerza
La naturaleza también está presente en una actividad que nos reconecta con el aire libre, con un espacio que deja de ser solamente un paisaje e incluso, en este caso, nos reconecta con nuestra propia naturaleza.
“El montañismo te aporta un ámbito absolutamente natural. Vas respirando buen aire, viendo un lindo paisaje... Un paisaje que es recreativo para todos los sentidos. Un espacio que se puede vivir con todos los sentidos. Es visual, auditivo... lo percibís hasta con el olfato”, dice el secretario del CAM.
Otra marca de la actividad es la fuerza de voluntad que se requiere y que, a la vez, se va formando con la propia práctica. “El montañismo es perseverancia, mucha voluntad, es siempre dar un paso más. Proponerte un objetivo, y llegar a él con paciencia y perseverancia. Pensás que no se va a poder y te das cuenta de que paso a paso se van acortando las distancias y lo conseguís”, cuenta Clerici.
“Y eso para la vida es absolutamente útil. Uno pasa por circunstancias difíciles y haber hecho montaña y haber tenido esa constancia que te da el cerro te sirve para salir de un montón de problemas, incluso de salud”, dice.
Conectados a la tierra
“Muchos chicos viven pegados a la pantalla y sedentarios. La actividad en la montaña es bárbara porque se da una conexión instintiva con la tierra”, cuenta Clerici, y analiza: “Hemos estado originariamente conectados a la tierra; en nuestros orígenes no había un piso que nos separara de la tierra; y esa conexión era ‘natural’, y eso se perdió”. El montañismo te conecta “con un montón de cosas”, asevera, y enumera: “Con tus instintos, con la naturaleza y con la ‘naturalidad’ misma del ser humano. Y a un chico lo saca de estar pegado a una pantalla”.
Trabajo en equipo
En la voz de Carlo Clerici se evidencia la pasión de los que tienen un conocimiento y quieren compartirlo. “Algo que el montañismo también aporta -y mucho- es aprender a trabajar en equipo, que a los chicos y a los grandes les sirve mucho”, dice. Y habla de otra más de las posibilidades de una actividad que crece. “De un tiempo a esta parte, las empresas organizan trabajos en equipo relacionados con actividades de trekking o de montaña. Y hasta en los deportes... los seleccionados de rugby también se preparan en actividades de montaña porque te aporta mucho en el laburo de equipo”, ejemplifica.
Volcán Lanín
El Club Amigos de la Montaña abrió el año con una expedición al volcán Lanín (de 3.784 msnm), icono de la Patagonia. El 26 de enero último, cinco miembros del CAM, entre ellos su presidenta Natalia Míguez Ruiz, y montañistas del GAEMN, de Neuquen, lograron hacer cumbre. Allí rindieron un homenaje a Flavio Lisi, quien fuera uno de los referentes de la institución y de la actividad de montaña en Salta.
Carlo Clerici: “Somos formadores de montañistas, y eso nos identifica”
El Club Amigos de la Montaña comienza el dictado del “Curso de iniciación al montañismo” el 3 de marzo, a las 20, en el MAAM, Mitre 77. Quienes deseen participar en esta y en otras actividades pueden contactarse a través de Instagram y Facebook o llegarse por Martín Cornejo 479, primer piso.
Sobre la propuesta, Carlo Clerici, secretario del CAM, dice: “Es el año 31 que se dicta el curso que nació con la idea de que el acercamiento a la montaña sea lo menos traumático posible y se dé de una manera paulatina”. Y agrega: “¿Qué pasaba? Uno decía antes ‘quiero hacer montaña’, y te ibas a subir a un cerro sin tener conocimientos, nociones. Y la naturaleza cuando te muestra su cara buena es divina, cuando te muestra su cara mala -tormentas, nieve, rayos o te apunas porque vas a la Puna- es terrible. Entonces, muchas veces el acercamiento podía no ser tan positivo. Con el curso queremos que la gente vaya tomando elementos teóricos necesarios y que la práctica sea paulatina”.
Progresivo
“Vamos subiendo a El Elefante, en San Lorenzo, las serranías más chicas que rodean a la ciudad de Salta, acompañados y guiados por gente que ya tiene experiencia, y eso hace que el acercamiento a la montaña sea progresivo, paulatino y agradable”, relata Clerici.
El curso teórico es en el MAAM, los miércoles, y las prácticas son fines de semana de por medio. “Se empieza haciendo entrenamiento en el cerro San Bernardo y en el Ala Delta, en el Autódromo, en la caminata se dan nociones sobre cómo entrenar, qué tipo de entrenamiento te sirve para hacer montaña. Y ya pasas a la quebrada de San Lorenzo, y vas subiendo en altura y en dificultad”, dice, y agrega: “Caminás más horas, ascendiendo a cotas a mayor altura y con mayor pendiente. Y terminamos en julio, en una alta montaña, en San Antonio de los Cobres, con un cerro que supera los 5.000 metros. Entonces hiciste toda la progresión”.
El curso también incluye nociones de alimentación e hidratación. “También sobre el mal de altura, cómo hacer para no apunarte, cómo aclimatar el cuerpo”, informa el montañista. Los primeros auxilios son parte de la preparación “para eventualmente, en cualquier contingencia, manejarse no solo en la montaña sino también en la vida diaria”, dice.
“Hay clases de escalada en roca para aprender el uso de cuerdas, cómo hacer nudos, también cómo armar una mochila, con qué se puede empezar, y cómo vas armando tu equipo para después ir a una alta montaña, donde vas a tener frío, viento, quizás nieve, lluvia. Situaciones que se pueden presentar”, dice e ilustra: “Tenemos charlas sobre la topografía y geografía de Salta qué las da el geólogo Ricardo Alonso. Casi todos los profesionales que dan clases son montañistas o gente que ha pasado por el club”.
Grupo heterogéneo
La edad mínima para el curso de iniciación es de 14 años, y no tiene límite de edad. Y en septiembre, el Club Amigos de la Montaña da un curso para niños entre 6 y 7 a 13 años. De este modo buscan sumar a todos. Sobre la experiencia de la convocatoria, Clerici dice: “Son grupos muy heterogéneos en cuanto a las edades, actividades, profesiones, socioculturalmente. Y lo bueno es que se produce un espíritu de equipo y salen grupos muy homogéneos, en los que te interrelacionás con chicos y gente mayor, de distintas profesiones”.
“En ese ámbito, estamos todos en la montaña, y somos aprendices de montañistas y es eso lo que nos une: el gusto por la montaña, el amor a la naturaleza y eso aporta mucho”, cuenta. “Tenemos un cupo de 70 personas porque es el número máximo -de acuerdo a las salidas que se hacen- que vos podés manejar con seguridad y sabiendo que los conocimientos van a llegar a todos los participantes”, analiza.
Escuela de montaña
“El Club Amigos de la Montaña es una escuela de montaña”, dice Clerici, y agrega: “Somos formadores de montañistas, por ahí no somos una institución deportiva desde lo competitivo. Nuestra teoría en la montaña es no competir contra nadie. Si querés, con vos mismo. No hay competencia y eso nos caracteriza. Somos formadores de montañistas. De hecho, un montón de montañistas en Salta que no forman parte de nuestro club han pasado por estos cursos y se han formado en el Club”.