Pese a que la policía santiagueña echó de la provincia a más de 500 simpatizantes de Juventud Antoniana que pese a no tener entradas llegaron igual a la vecina provincia, otros 500 pudieron ingresar -quién sabe cómo- al estadio del Club Atlético Güemes y coparon una de las tribunas cabeceras. Los casi 100 de Guaraní Antonio Franco quedaron totalmente reducidos a comparación de los santos.
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Pese a que la policía santiagueña echó de la provincia a más de 500 simpatizantes de Juventud Antoniana que pese a no tener entradas llegaron igual a la vecina provincia, otros 500 pudieron ingresar -quién sabe cómo- al estadio del Club Atlético Güemes y coparon una de las tribunas cabeceras. Los casi 100 de Guaraní Antonio Franco quedaron totalmente reducidos a comparación de los santos.
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La medida del Consejo Federal fue clara: solo podían ingresar 100 allegados de cada equipo a la final. Ambas parcialidades, en su mayoría dirigentes y familiares de jugadores, se ubicaron en las extremidades de la platea. Sin embargo la gente de Juventud comenzó a ingresar por un portón lateral y la tribuna, con capacidad para casi mil espectadores, comenzó a ser copada. A medida que pasaban los minutos y se acercaba la hora del juego, más simpatizantes ingresaban.
Una dirigente de Guaraní Antonio Franco le recriminó a la policía y dijo que enviarán una nota a las autoridades responsabilizando a los policías de esta inacción.
Los antonianos tuvieron un comportamiento aceptable durante todo el juego y se dedicaron a cantar, pero una vez finalizado el encuentro muchos saltaron al campo de juego e intentaron robarse las pertenencias de los jugadores, una actitud lamentable.