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“Salta en un mundo en cambio”, las razones de un nombre

Miércoles, 23 de febrero de 2022 01:08

"Salta en un mundo en cambio” es una denominación que surgió espontáneamente entre quienes participamos de este grupo. Además del afecto y la amistad, hay una inquietud dominante y compartida por todos: el futuro de la provincia y de la Argentina.

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"Salta en un mundo en cambio” es una denominación que surgió espontáneamente entre quienes participamos de este grupo. Además del afecto y la amistad, hay una inquietud dominante y compartida por todos: el futuro de la provincia y de la Argentina.

No se trata de una institución, sino de personas de varias generaciones, comprometidas y con deseos de aportar, con sus opiniones, una mirada crítica y constructiva, en una época en la que el país parece no encontrar en rumbo. En general, para la opinión pública y también para gran parte de la dirigencia, resulta difícil abarcar comprensivamente la profundidad de los cambios que se precipitan desde hace, por lo menos, medio siglo. La humanidad y las civilizaciones siempre han cambiado, constantemente; pero las sucesivas revoluciones industriales, con su combinación de ciencia, tecnología, consumo y derechos humanos en el sentido más amplio de la palabra, introdujeron vértigo a la transformación. El vértigo destruye certezas, por eso la realidad nos obliga a revisar a cada momento si lo que nos parece evidente efectivamente lo es.

El pensamiento humano tiende a pensar que lo que pasa “siempre ha sido así”. La idea gatopardista de que “cambiar algo para que nada cambie” refleja un comportamiento del poder, al que se aferran muchos dirigentes. Lo hacen en muchos casos por ambición mezquina, y en otros por la impotencia de no saber cómo manejarse en este “mundo en cambio”.

El presente se parece más al “todo fluye” de Heráclito, y no permite hacer rafting en la marejada del siglo XXI. Aferrarse a las tradiciones puede dar seguridad aparente, pero entraña un peligro real.

La única posibilidad de afrontar esta realidad es el pensamiento libre. La ciencia, las humanidades y las artes solo prosperan en la libertad. El periodismo, también. Aferrarse a una ideología para desacreditar o, directamente, censurar o prohibir la opinión es fruto del miedo. Es un reflejo autoritario que se convierte en una imitación farsesca de la Santa Inquisición o de cualquier tribunal premoderno que se planteaba como “depositario y custodio de la verdad absoluta”. Es una imitación, porque se hace hoy a contrapelo de las leyes y de la evolución de la civilización. Es anacrónico y farsesco.

“Salta en un mundo en cambio” se expresa en las columnas de El Tribuno y refleja el pensamiento de personas de diversas experiencias profesionales y pertenencias políticas. Esa pluralidad es posible porque un pensamiento sólido subordina la ideología y las simpatías al dato de la realidad, y porque por muy sólida que sea una convicción la ciencia avanza porque experimenta para confirmar hipótesis y somete cualquier certeza a prueba.

Abundan las certezas progresistas instaladas con fervor dogmático; sin embargo, la realidad indica que ese progresismo puede convertirse, rápidamente en regresión. Nadie cuestiona a la “democracia”, como concepto, pero la que se impone es una “democracia delegativa” que genera líderazgos autoritarios. Todo el mundo habla hasta la idealización del respeto por el medio ambiente; sin embargo, en la Argentina y en Salta no se adopta una sola medida sólida y firme para apuntalar el desarrollo sustentable. Lo mismo ocurre con los derechos de las mujeres, aunque la igualdad de género no se ponga en práctica, especialmente, en los espacios del poder político. En nombre de los derechos de los pueblos indígenas se deja abandonados a su suerte a los verdaderos pueblos originarios y se utiliza a supuestos mapuches o calchaquíes para una forma de clientelismo y violencia. Y los derechos humanos, un valor universal y válido para cada ser humano, hoy son manejados con criterios absolutamente sectarios.

Son valores amenazados por la manipulación. “Salta en un mundo en cambio” propone, frente a eso un esfuerzo compartido para colaborar a que nuestra provincia, sin perder su identidad y su esencia, se sume a la Cuarta Revolución Industrial y recupere su liderazgo, ya no como plaza de mulas, sino a través de una educación humanista y tecnológica, acorde a los tiempos, de políticas que alienten la producción y la generación de empleo, sin esperar que el futuro se construya por iner cia.

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