En el marco de Expoagro, El Tribuno Campo dialogó con el presidente de la Cámara Argentina Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), Eduardo Borri, quien realizó una radiografía de la actualidad del sector.
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En el marco de Expoagro, El Tribuno Campo dialogó con el presidente de la Cámara Argentina Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), Eduardo Borri, quien realizó una radiografía de la actualidad del sector.
Cafma cerró el 2021 con números positivos, ¿cómo comenzó este año que plantea nuevos desafíos en el plano local e internacional?
Después de 2 años consecutivos de haber incrementado un 20 % la producción -estamos prácticamente un 50 % arriba del 2019- los fabricantes se posicionan en un número importante. Para analizar la situación actual, yo hago esta diferenciación: hay una curva que es el ingreso de pedidos y otro que es la capacidad de producción. En los dos primeros años, el ingreso de pedidos le ganaba a la salida de productos de nuestras fábricas. Ahora estamos viendo que esa capacidad ampliada que hemos adquirido está por arriba de la demanda.
Hoy tenemos situaciones circunstanciales, como es el alto precio de los commodities, seguimos teniendo apoyo de bancos oficiales para acomodar las tasas de financiación y son verdaderamente tasas negativas; entonces, hay un montón de estímulos que el productor está aprovechando.
Expoagro es la primera muestra después de dos años de estar cerrados y haber vendido de otras maneras, y vimos que la gente se agolpaba en los stands para poder entrar, lo que nos hace vislumbrar un buen clima de negocios y esperemos que esto siga así.
Los árboles no crecen hasta el cielo, con lo cual los pedidos tampoco crecen hasta el cielo, hay una saturación seguramente. Además, creemos también que es una buena oportunidad para buscar nuevos mercados e incrementar las exportaciones.
¿Cómo afecta el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania al sector?
Los primero es pasar un mensaje a favor de la vida, ya que ningún negocio justifica pérdida de vidas en ninguna parte del mundo. Dicho esto, nosotros teníamos mucha perspectivas de negocios con la zona en conflicto, el 20 % de nuestras exportaciones estaban yendo a Rusia, Ucrania, Kazajstán, Bielorrusia, toda esa zona se llevaba más o menos unos US$ 15 millones de negocios de socios de la Cámara que ahora se van a detener, ya que no hay navieras que viajen; Rusia está siendo sancionada económicamente, con lo cual ya no pueden transferir dinero; todo se complicó muchísimo más. Esperemos que esto pase que pase pronto y seguramente habrá nuevas oportunidades de salir a buscar nuevos vientos.
Hay muchísimos lugares en el mundo donde nuestra tecnología es bienvenida, con lo cual hay posibilidades de incrementar los negocios internacionales. Desde que asumí la presidencia de Cafma, junto con el equipo de la Cámara y continuando la gestión de Néstor Cestari, empezamos a madurar un concepto que la Argentina está llamada a ser el “Agro Valley” del mundo (en analogía a Silicon Valley), puede desarrollar tecnología bioagroindustrial de primer nivel y tenemos que creérnosla, trabajar más en red, trabajar con otras instituciones y aumentar el nivel de exportaciones.
En 2021 incrementamos las exportaciones un 60 % frente al 2020, pero sigue siendo poco frente a la venta en el mercado local, solo significa un 5 % comparando exportaciones contra mercado local. Así que tenemos mucho por crecer.
¿Qué análisis hace de la participación de Cafma en el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA)?
Casualmente Cafma fue el anfitrión de una reunión del CAA que tuvimos en Expoagro en la que había alrededor de 40 a 50 representantes de las 60 entidades que forman el Consejo, esta alta participación es una señal de que el CAA está vivo y que, en estos momentos en donde estas nuevas leyes empiezan a tratar en el Congreso, se requiere tratar de marcar un poco el futuro.
Como cámara de fabricantes nacionales de maquinaria agrícola, lo que tratamos siempre es poner nuestro granito de arena logrando que se privilegie la máquina de fabricación nacional versus la importada a la hora de otorgar créditos. Antes hablaba que estamos con tasa negativa, ese subsidio está siendo aportado por todos los argentinos, entonces creemos que lo razonable es que esto produzca un derrame en la en la sociedad, con más generación de empleo y transformando planes sociales en trabajo genuino.
Es importante que hagamos escuchar nuestras demandas y que trabajemos activamente en todas las comisiones. Soy un gran optimista de CAA, porque es una manera de que nos reconozcamos, el argentino tiene una característica que es ser individualista, no miramos qué necesita al otro, cómo podemos complementarnos, y eso es importante.
Sé que hay algún sector que cree que esto es una manera de evadir algunos otros temas que son estructurales del sector, pero se negocia paso a paso. Creo que se van a conseguir cosas y antes que nada es preferible dar un paso y conseguir lo que esta la ley que impulsa el CAA está previendo darnos.
Usted señala que hay tasas negativas para la compra de maquinaria, ¿o sea que es un buen momento para equiparse?
Recordemos que como fabricante también somos constructores de galpones, compramos maquinaria, etc., y en ese sentido es que creo que es un buen momento para equiparse, porque están dadas las condiciones como para hacerlo.
Nosotros venimos mencionando que hay un montón de anabólicos que están fomentando las ventas; es decir, el cepo al dólar, la inflación que en la Argentina es una locura, pero en el mundo está habiendo una inflación también importante. El mundo ha invertido en bienes durables y si esa inversión en bienes durables, encima, le permite al productor tener mejores rindes y asegurar la cosecha con la tecnología siempre va a ser bienvenida.
¿Se puede desarrollar el concepto de “Agro Valley” en Argentina?, ¿no somos demasiado individualistas?
El mundo está trabajando en diseño compartido, en grupo. Tenemos que construir una visión compartida, como país y como sector, y tratar de llevarla adelante, porque tenemos las condiciones.
Lo que sucede, a veces, es que ese “Agro Valley” que planteo requiere de un trabajo en red, no hay un único padre de la criatura, todos aportamos algo para que nazca. Entonces, cuando aparecen instituciones que quieren arrogarse la paternidad, es donde terminamos arruinando el esfuerzo. Esto es un trabajo en red, una construcción colectiva.