Para la referente feminista Alicia Ramos, una de las fundadoras de la Multisectorial de Mujeres de Salta y extitular del Observatorio de Violencia contra las Mujeres, el tratamiento de la violencia de género en la provincia es “complejo” y no puede hacerse eje solo en las áreas de Seguridad y Desarrollo Social para gestionar nuevas políticas de género. Ramos le dijo a El Tribuno que el Gobierno provincial no se enfocó en los derechos de la mujer, sino en problemáticas que son parte, pero no en el todo.
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Para la referente feminista Alicia Ramos, una de las fundadoras de la Multisectorial de Mujeres de Salta y extitular del Observatorio de Violencia contra las Mujeres, el tratamiento de la violencia de género en la provincia es “complejo” y no puede hacerse eje solo en las áreas de Seguridad y Desarrollo Social para gestionar nuevas políticas de género. Ramos le dijo a El Tribuno que el Gobierno provincial no se enfocó en los derechos de la mujer, sino en problemáticas que son parte, pero no en el todo.
¿Cuáles son los avances y deudas de Salta después de más de 6 años de la declaración provincial de la emergencia por violencia de género?
Tiene que haber una buena planificación y un monitoreo de las acciones, un presupuesto disponible y eso aquí no existe. La violencia de género es un tema complejo y se necesita un abordaje integral, es decir que tiene que haber políticas públicas que se complementen correctamente, tengan financiamiento, que haya rendición de cuentas, evaluación de cuáles han sido los logros y qué hay que mejorar. Se requiere de la participación de las destinatarias, no se pueden generar políticas públicas e implementarlas sin el contacto de quienes sufren esta problemática.
¿Cree que en Salta se trata correctamente la violencia de género?
En nuestra provincia se ha retrocedido últimamente, porque se privilegió para el tratamiento de la violencia contra las mujeres a las áreas de Seguridad y Desarrollo Social; estas tienen que ver pero no puede hacerse eje solamente allí. Debe haber una mirada específica que abarque los problemas de derechos, del derecho a vivir una vida libre de violencia que requiere de muchos aspectos y ministerios que trabajen coordinados y en conjunto.
Si bien en Nación se avanzó con la creación del Ministerio de las Mujeres, los centros territoriales de políticas de género que están construyendo en distintas provincias no conocen la postura de cómo hay que abordar el problema.
¿Quiere decir que no hay coordinación entre los organismos que deben responder a la mujer en situaciones de riesgo?
Hay conexión entre mujeres insertas en el Estado, que comparten conocimientos y vivencias reales de lo que es esta problemática, pero no hay coordinación a nivel institucional. Hace falta trabajar interseccionalmente y poner un presupuesto específico y que este sea conducido por personas que conozcan la problemática y evaluarlo.
¿Cómo está respondiendo la Justicia ante la cantidad de casos de violencia de género?
Una de nuestras consignas de lucha es “por una justicia feminista”, que contemple con perspectiva de género los problemas contra las mujeres y disidencias. Hay mucho trabajo por hacer, porque hay una articulación que también debe hacerse con la Justicia. Necesitamos que esta tenga perspectiva de género.
Todavía siguen reivindicando los valores del patriarcado, es injusto y vulnera el derecho a una vida libre de violencia. Gracias a nuestras luchas muchas mujeres ocupan cargos en el Estado y están allí porque tienen que representarnos ante las injusticias.
¿La ley Micaela cambió la mirada de los poderes del Estado?
Esta ley fue necesaria, pero no es suficiente. Para algunos funcionarios la perspectiva de género no significa nada, pero para otros tiene demasiado significado; la ley sola no va a lograr mucho, hay que sumar desde la Justicia y el Poder Ejecutivo. Nuestras luchas han tenido como resultado la creación de leyes que nos protegen y protegen nuestros derechos. Lo doloroso es que muchas veces se desperdicia, por falta de convicción y sensibilidad ante la igualdad, oportunidades que el Estado podría haber obtenido.
¿Cuál es la prioridad y urgencia para este 8 de marzo?
Las compañeras preparan cada Día de la Mujer las consignas y prioridades; yo insisto en que tiene que haber un diseño de políticas públicas específicas con participación de las mujeres y disidencias. No cualquier política pública es la adecuada.
¿Por qué siguen sucediendo hechos lamentables, como el caso de Palermo, donde una joven fue violada por seis hombres?
Lo que hay allí es una apropiación del cuerpo de una mujer joven durante cuatro horas entre seis varones y eso es un delito por el que se debe pagar. No comparto la postura de personas que justifican este abuso con una “enfermedad” o “psicopatía”.
Esto sigue sucediendo porque los valores del patriarcados están saludables en muchos aspectos; mientras se consideren a las mujeres y diversidades objetos de los cuales se puede disponer y cosificar, van a seguir ocurriendo.
Confiamos en la reacción social de estos tiempos, hace 30 años no hubiera existido el repudio que existe hoy. Lo importante es que el conjunto social entienda que la desigualdad con las mujeres no es un problema de ellas, es un problema de la sociedad.