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16 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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“Goodbye barbijo es una novela que rompe el estereotipo de la producción literaria salteña”

Entrevista a Humberto Echechurre, periodista y escritor. 
Domingo, 17 de abril de 2022 17:38

Una novela de impacto. No solo por su producción literaria, sino también por el documentalismo y la actualidad que encierra entre sus páginas. Con la dosis de ficción que admite el género y con las licencias que otorga una vasta experiencia frente al teclado, Humberto Echechurre, el “Gringo” como muchos lo conocen, presenta su última obra bajo el sugerente título “Goodbye barbijo” que incursiona en un terreno poco distante de los lineamientos periodísticos sobre el rigor histórico y geográfico, pero que conjuga con acertada eficacia la noticia y la imaginación.

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Una novela de impacto. No solo por su producción literaria, sino también por el documentalismo y la actualidad que encierra entre sus páginas. Con la dosis de ficción que admite el género y con las licencias que otorga una vasta experiencia frente al teclado, Humberto Echechurre, el “Gringo” como muchos lo conocen, presenta su última obra bajo el sugerente título “Goodbye barbijo” que incursiona en un terreno poco distante de los lineamientos periodísticos sobre el rigor histórico y geográfico, pero que conjuga con acertada eficacia la noticia y la imaginación.

Acaso por esa mecánica que impone el periodismo en la búsqueda de la verdad dentro de la actualidad, Echechurre sumerge al lector en un mundo condicionado por el virus y va entramando una historia que avanza cronológicamente entre la redacción de un diario de provincia y los grandes acontecimientos en otras ciudades del planeta que ocurren luego de la explosión de casos de coronavirus en China.

El detalle documentalista le otorga a esta novela esa licencia que libera la fantasía hasta cierto punto, pues es probable que en alguna parte del mundo y en medio de la crisis desatada, haya ocurrido en realidad.

De esta forma “Goodbye barbijo” no constituye un texto lineal. Su narrativa va y viene sobre la dramática realidad que impuso y aún impone la pandemia, pero deambula sutilmente en los pasillos de la imaginación, exponiendo a sus actores a una mirada de humanismo con miserias y grandezas, en escenarios diversos y con realidades incomparables, pero con un desenlace tan atroz como inesperado. Su autor habla de ella.

¿Qué fue lo que te llevó a escribir “Goodbye barbijo”?

Desde un primer momento fui al rescate de mi oficio de periodista, luego de un paréntesis que llegó con mi jubilación en diario El Tribuno. Recibí un fuerte impacto, porque de pronto, luego de muchos años de servicios estaba en la otra vereda, la que lentamente me llevaba al ostracismo. Pero me recuperé rápido y empecé a acomodar papeles, porque siempre tuve por costumbre guardarlos, por más insignificantes y antiguos que parecieran. En ese cofre, desordenados y casi amarillentos estaban las notas de mis coberturas, especialmente borradores escritos en los aeropuertos de Barajas en Madrid y Fiumiccino en Roma, dónde llegaba muchas horas antes para vivir ese particular mundo. También aparecieron los seminarios en los que había participado. En el 2020 empezó la pandemia y en el aislamiento comencé a escribir en un formato de libro que tengo guardado en mi computadora. Lo demás fue más fácil, porque la tecnología te permite escribir, borrar, intercalar y de pronto me encontré con la historia.

El título resulta sugerente sobre todo por una cuestión de temporalidad porque todos estamos esperando deshacernos definitivamente del barbijo, pero la novela en sí no tiene nada que ver con esta expectativa. ¿Por qué?

El título me llegó a mitad de la novela y me gustó desde el comienzo.Nuncapenséencambiarlo porque éste virus afectó al mundo, es ecuménico y creo que si combinas el comienzo, el final y un título sugerente, el resultado puede ser interesante; espero que así sea, aunque el contenido no tiene que quedarse a mitad de camino. Es verdad lo que decís cuando pareciera que todos esperamos quitarnos el barbijo de una sola vez, pero esta pandemia llegó a convertirse en un símbolo en lo que respecta a la protección, prevención y al cuidado. Curiosamente lo que permanece en la actualidad es el barbijo. Volvemos gradualmente a la normalidad, pero él sigue vigente; además muchos países intentaron limitar su uso, pero debieron volver atrás. Creo que los gobiernos deberían permitir que sea optativo. En nuestro país no podemos prescindirlo cuando pronto tendremos el invierno encima.

Es la primera vez que incursionas en la novela. Tus textos son más bien recopilativos y de rigor documental. ¿Te costó adaptarte al género?

Me ayudó mucho mi oficio de editor en el diario porque aprendí a leer y rescatar lo que me parecía interesante. De cada autor siempre aprendes algo nuevo. Yo tuve grandes maestros y siempre debo agradecer esa oportunidad de compartir una redacción de lujo con periodistas que no usaban el grabador, pero que tenían un talento para contar historias y en ese ámbito, como decía Gabriel García Márquez, el que no aprendía en esas clases ambulatorias de horas extras, era porque creía ser periodista, pero en realidad no lo era. Este es mi quinto libro y siempre me caractericé por los textos cortos y las entrevistas, a partir de allí el tránsito hacia la novela no me resultó extraño, al menos en este caso.

Esta es una obra de autor salteño que sale un poco de los estándares de la producción literaria de la provincia. ¿Vos lo ves de esta manera?

Es verdad, quizás porque Salta está más vinculada con la poesía y el folclore, con grandes y excelentes cultores de esos géneros que trascendieron fronteras y siguen vigentes; además en la medida en que el papel va perdiendo la carrera contra la tecnología, la posibilidad de creación está cada vez más limitada. Hoy si haces un libro no existen muchos canales de comunicación, porque las grandes librerías no te aceptan ejemplares para su comercialización, aún cuando existe una ley provincial que asegura que los autores locales tienen que tener su espacio de promoción, pero nadie se preocupa en reflotarla.

Es una novela corta e impactante que mantiene la atención del lector en la actualidad, pero cuyo desenlace nos lleva a un pasado atroz y a una realidad tal vez mucho más cruel. ¿Cómo resumirías tu trabajo?

Como el fernet: 70/30, pero quien la lea tendrá que sacar sus propias conclusiones; qué parte es real y cual imaginaria. Mi intento es acomodar las fichas de un gigantesco tablero donde la torre come en diagonal, el alfil en “L” y el caballo en línea recta. Dos personas definen la situación a lo largo del libro donde la periodista es mi álter ego y el economista, un yuppie reciclado, formado por un padre corrupto y que hasta último momento mantiene su espíritu especulativo. Tantos personajes vimos así en los últimos tiempos que lamentablemente nos acostumbramos.

¿Qué crees que el lector rescatará de “Goodbye barbijo”?

El mensaje es muy simple: por más poder que uno tenga nadie está exento dentro de un mundo cambiante, egoísta y cada vez más personalista. La COVID no se fue y ahora llegó la guerra con toda la crueldad que representa a través de la muerte de gente inocente, especialmente mujeres y niños. Lo triste es que no aprendemos, pero sin dudas, los que hoy tienen poder, mañana no lo tendrán. Finalmente me quiero detener en la importancia del amor que todo lo puede, ante la muerte, en la adversidad, en el aislamiento, en la diferencia cultural. Puede tardar, pero cuando llega derriba barreras, inclusive las menos pensadas: de allí el título: “Goodbye barbijo”.

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