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Víctor se perdió entre los cerros y vivió para contarlo

El relato del baquiano, conocedor de los cerros, quien estuvo extraviado 12 horas y afortunadamente pudo ser rescatado.
Jueves, 21 de abril de 2022 02:36

Se salvó de milagro. Debió dormir con temperaturas bajas, con llovizna y poco abrigo. Lo envolvieron unas nubes en las alturas y se desorientó.

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Se salvó de milagro. Debió dormir con temperaturas bajas, con llovizna y poco abrigo. Lo envolvieron unas nubes en las alturas y se desorientó.

"Apenas aparecieron las nubes tras de mí, sabía que estaba perdido" cuenta el joven baquiano Víctor Chocobar, de 19 años, quien se extravió en medio de los cerros de El Alisal el viernes en la tarde. Perderse en el cerro no es cosa de novatos. Puede pasarle a cualquiera y en cualquier circunstancia. Los baquianos habidos de los menesteres del campo saben que a la montaña hay que respetarla. Por eso las apachetas en las cumbres como ritual de respeto y el cuidado a los que andan por esos cerros.

Víctor anduvo caminando más de 12 horas por un lado y el otro. Nunca perdió la compostura. Criado en medio de los cerros, ya adolescente vive junto a su familia en la ciudad de Salta. Cuando llega la época de marcado y arrear al ganado disperso en esas cumbres los días de trabajo son intensos, y muchas veces harto peligroso.

"Venía todo churo con el grupo de trabajo integrado por mi familia y amigos. Hasta que apenas aparecieron las nubes tras de mi espalda sabía que estaba perdido. No me desesperé. Busque huella para buscar refugió, en algún momento se iban a dar cuenta que estaba extraviado", relata sin inmutarse el joven baquiano.

Pero la procesión iba por dentro. El Viernes Santo dejó una enseñanza a Víctor Chocobar. Nunca perder la vista del grupo, menos cuando el tiempo avisa de mal clima en medio de los cerros.

"Estaba lindo arriba, aunque las nubes comenzaron a cerrar todo allá arriba. Eran como las cinco de la tarde y el cerro me encerró. Camine por algunos senderos que se podían ver y luego decidí buscar el alto para orientarme. Así y todo, no podía hallar el camino de herradura. Entonces se empezó a hacer la noche", sostuvo.

En ese momento el joven solo tenía un buzo, y nada de abrigo grueso para soportar la intemperie y comida que les brinde energía.

"En medio de la noche me tiré a dormir en medio de unas rocas en un filo que encontré. No podía dormir, estaba helado y comencé a temblar de la nada. No era miedo, me estaba pasando de frío", relata y agrega: "Al otro día tipo 5 de la mañana comencé a ver una luz en el horizonte, En esos cerros el día se ve de lejos y en algo ayuda a orientarse".

En esa zona conocida por algunos como las cumbres del Alisal, a unos 3.500 metros de altura, la vegetación trepa bastante por los cerros. Es decir, el muchacho estaba rodeado de rocas y vegetación de altura. Es complicado seguir una marcha de noche en esas condiciones de oscuridad total, y además con temperaturas que bajan varios grados bajo cero. 

 

El sábado se sumaron numerosos rescatistas a la búsqueda iniciada el viernes en la tarde noche. Víctor encontró un abra cercano al cerro Candadito en los 3.200 metros de altura. Buscó sendas y empezó a descender por donde se podía. Estaba muy agotado con principio de hipotermia. Sin agua, cerca del mediodía del domingo, notó que por donde bajaba se escuchaba el ladrido de un perro. "Me había vuelto a orientar pero las fuerzas eran menos, hasta que observe a un grupo de gente junto a una perrita que estaba subiendo por donde yo bajaba".

Al encuentro llegó la perra de búsqueda de la división canes de la Policía de la Provincia, "India". Víctor fue hallado en medio de unas estribaciones que daban a profundos barrancos. Está sano y salvo. Volvió junto a su familia. La enseñanza para Víctor y los suyos: "Nunca subestimes tus conocimientos de la montaña, algún día te pondrá a prueba y ese día será muy peligroso".

 

 

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