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Basilia Morales, un testimonio de lo que fue Mosconi de antaño

Una historia viva relatada por una protagonista de lujo.
Viernes, 13 de mayo de 2022 01:45

"Mi esposo y yo estábamos parados en la estación con muchos vecinos cuando vino el tren con Evita y el general Perón; desde arriba del tren comenzaron a tirar cajas y cajas con ropa, con calzado y la gente las recogía, pero Evita ni el general no se bajaron, siguieron viaje. Cuando el tren arrancó, nos fuimos hasta Tartagal porque era el acto y ahí la escuchamos, la vimos muy bien. La gente decía que cuando llegó al regimiento, ella se desmayó, pero después se puso bien, le habló a toda la gente y se fue al hotel Espinillo".

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"Mi esposo y yo estábamos parados en la estación con muchos vecinos cuando vino el tren con Evita y el general Perón; desde arriba del tren comenzaron a tirar cajas y cajas con ropa, con calzado y la gente las recogía, pero Evita ni el general no se bajaron, siguieron viaje. Cuando el tren arrancó, nos fuimos hasta Tartagal porque era el acto y ahí la escuchamos, la vimos muy bien. La gente decía que cuando llegó al regimiento, ella se desmayó, pero después se puso bien, le habló a toda la gente y se fue al hotel Espinillo".

Basilia Morales recuerda como si fuera hoy aquel acontecimiento histórico del norte de Salta, como fue la llegada en setiembre de 1947 del entonces presidente Juan Domingo Perón y de su esposa Eva Duarte, quienes encabezaron la inauguración del ferrocarril del norte argentino que llegaba hasta Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), uno de los hitos más importantes en la integración entre las dos naciones, sucedido hace 75 años.

Y es que la mosconense por adopción cumplió el pasado 14 de abril 103 años de vida, de modo que es testimonio viviente de lo que por décadas sucedió en el norte de Salta. Debe ser una de las pocas personas que hoy puede referirse a ese acontecimiento, como fue la llegada de Perón y de Evita, pero también de muchos otros hechos porque vio con sus propios ojos cómo esa finca rica en especies forestales que fue General Mosconi se fue poblando de a poquito.

"Acá no había nada, ni la plaza ni la iglesia ni nada, porque era todo monte, lleno de yuchanes; mi casita era una de las cuantitas que había y los vecinos eran los Fernández, los Tarques, que eran panaderos, y los Karanicolas, que ya tenían su negocio; tampoco había luz y solo la ponían cuando venía algún parque; el agua escaseaba mucho y había que ir a buscarla. Nosotros íbamos a llevarle la comida a los obreros y el camino a Vespucio, a Tranquitas, estaba lleno de animales; había que ir con mucho cuidado", explica.

"Yo nací el 14 de abril de 1919 en Manuel Elordi ( municipio de Embarcación, pero ubicado a la margen del Río Bermejo). Y cuando mi mamita dejó de trabajar nos fuimos todos a Embarcación", recuerda Basilia con una lucidez y una memoria admirables. "Mi papá era talabartero y mi mamá cuidaba la casa, los hijos y tenía muchas gallinas; nosotros fuimos 7 hermanos, pero ya no queda ninguno con vida, solamente yo", explica y da una idea que todavía le quedan muchos años por disfrutar junto a su hija menor y los nietos con los que vive actualmente, y que la cuidan como el verdadero tesoro que es: "Mi mamá vivió hasta los 105 años" dice con una sonrisa amplia.

Basilia trabajó en su juventud en Salta "como ayudante de cocina y cuando me vine a Mosconi en el año 1943, hacía pan, empanadas, tamales porque no me gustaba estar sentada" dice esta mamá que crió 10 hijos, la mayor de ellas viviendo actualmente en Buenos Aires.

Recuerda que su esposo, Ramón Villalba, le llevaba algunos años, pero falleció hace más de 20. "Lo conocí en Orán en la fiesta de San Ramón y comenzamos a charlar. Me volví a Salta porque yo trabajaba y ya tenía a mi primera hija, María Angélica, que nació cuando yo era soltera y tenía 2 añitos; donde yo trabajaba la tenía conmigo y todos la querían mucho. A los 24 años me casé y como mi esposo trabajaba en YPF, en los pozos, en el año 1943, nos vinimos a Mosconi".

De su juventud Basilia explica que "tuve 10 hijos, pero tres ya fallecieron. Yo vivo con la menor de mis hijas Inocencia Milagros y mis nietos. Otros viven en Salta, en Córdoba y en Buenos Aires. Cuando mi esposo murió, mi hija se quedó viviendo conmigo porque ella es la que me cuida. Ellos me hacen la fiesta de cumpleaños y hace poquito, cuando cumplí 103 años, comimos locro y empanadas, porque a mí me gusta cocinar y comer de todo. Gracias a Dios nada me hace mal y el único problema de salud que tengo es la pierna por eso mucho no puedo caminar", explica.

Cada 13 de mayo,para la fiesta de la Virgen, Basilia espera que por frente de su casa pase la procesión "y adornamos para recibirla. Lo mismo el 8 de diciembre porque soy muy devota de la Virgencita. Si Dios quiere voy a estar esperándola que pase", expresa Basilia que seguramente estará como lo hace tantos años esperando que los fieles con María de Fátima pasen por la calle Ciro Echesortu donde Basilia vive desde hace casi 80 años, en el pueblo de Mosconi que la adoptó cuando era aquella muchacha increíblemente vigorosa y tenía 24 años de edad y una hija pequeñita.

Historia y desarrollo

El pueblo se desarrolló social y económicamente por la explotación petrolera que se inició en 1925 en el lugar llamado Quebrada de Galarza, a 6s km al oeste de Gral. Mosconi, aunque sus principios como núcleo poblacional fue el de la explotación maderera.

"Acá no había nada, ni la plaza ni la iglesia ni nada, porque era todo monte, lleno de yuchanes; mi casita era una de las cuantitas que había y los vecinos eran los Fernández, Los Tarques que eran panaderos y los Karanicolas que ya tenían su negocio; tampoco había luz y solo la ponían cuando venía algún parque" recuerda Basilia

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