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La ovejuna sociedad argentina

Martes, 17 de mayo de 2022 02:04

La República Argentina se encuentra atrapada en una nube de mentiras legalizadas, que nadie quiere dejar de decirse, aunque lastimen y duelan profundamente y se ahonden con el tiempo, solamente estamos a la espera de la sacrificada mutilación, una acción sadomasoquista constante sin posibilidades de muerte; sí, de transmutación. Los estadistas que se suceden no son más que artífices del mismo sistema, los sucesivos salvadores del anterior salvador, responden al mismo reglamento y leyes de subsistencia democrática, con diferente diálogo, la epistemología cultural argentina es renovar el mismo veneno de pensamientos políticos y transformarlo en una figura diferente. Acorralados por pactos, tratados, y contratos, internacionales y nacionales, que responden a un abuso financiero virtual, no podemos prescindir de rendirnos ante ellos por no reconocer dónde estamos, qué tenemos y, en consecuencia, de eso, quiénes somos.

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La República Argentina se encuentra atrapada en una nube de mentiras legalizadas, que nadie quiere dejar de decirse, aunque lastimen y duelan profundamente y se ahonden con el tiempo, solamente estamos a la espera de la sacrificada mutilación, una acción sadomasoquista constante sin posibilidades de muerte; sí, de transmutación. Los estadistas que se suceden no son más que artífices del mismo sistema, los sucesivos salvadores del anterior salvador, responden al mismo reglamento y leyes de subsistencia democrática, con diferente diálogo, la epistemología cultural argentina es renovar el mismo veneno de pensamientos políticos y transformarlo en una figura diferente. Acorralados por pactos, tratados, y contratos, internacionales y nacionales, que responden a un abuso financiero virtual, no podemos prescindir de rendirnos ante ellos por no reconocer dónde estamos, qué tenemos y, en consecuencia, de eso, quiénes somos.

Podemos ver el horizonte de libertad, por momentos, pero nos ahoga la fobia de dejar la seguridad de nuestra mediocridad, que por lo menos la palpamos, lo otro requiere del esfuerzo de renovar por algo aventurero y que este mismo aturdimiento no permite apreciar en su magnitud.

No tenemos una democracia, nuestros representantes legislan y reglamentan por nosotros como si fuéramos unos descerebrados, nos conducen como un rebaño, por eso se usaba tan livianamente el término, en vez de decir "inmunidad de comuna", ya tienen asumido, en su forma de operar en sus cargos, que nos conducen, sin posibilidad de reclamos. En otras democracias, actuales, cualquier ley o reglamentación que implique un impacto ciudadano generalizado se llama a referéndum.

Hoy con la tecnología de que disponemos nuestra opinión tiene más peso que antes, no se puede dar tanto poder a un porcentaje tan pequeño de personas sobre millones, las personas deben despertar a involucrarse en los cambios si no quieren ser tratadas como un número.

Tenemos una mansedumbre mental única, esperamos que hagan todo por nosotros, porque creamos un enmarañado sistema de leyes y reglamentos que nos impide levantar la voz, todo está preparado para que solamente pidamos paz a costa de cualquier cosa que pidan más arriba, y los que tienen tomadas las riendas nos van dando espacio de acuerdo a su conveniencia, porque todo fue ordenado de manera que no podamos obtener nuestra libertad total sin dar más de lo que recibimos. El entretenimiento está ahí, en perseguir la zanahoria, a través de la huerta, sin dejar de mirarla.

 

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