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Algunos turistas y negocios abiertos en el centro salteño

Los censistas contaban que no había gente en varias viviendas.
Jueves, 19 de mayo de 2022 02:29

Alrededor de las 9 comenzaron a verse los primeros censistas en la zona del micro y macrocentro de la capital salteña. La mañana comenzó con bajas temperaturas, pero el sol asomó y acompañó la jornada haciendola más llevadera. Sorprendió la presencia de turistas en la plaza 9 de Julio y las peatonales, donde había algunos locales comerciales abiertos.

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Alrededor de las 9 comenzaron a verse los primeros censistas en la zona del micro y macrocentro de la capital salteña. La mañana comenzó con bajas temperaturas, pero el sol asomó y acompañó la jornada haciendola más llevadera. Sorprendió la presencia de turistas en la plaza 9 de Julio y las peatonales, donde había algunos locales comerciales abiertos.

Rocío Ríos, una joven censista, de 23 años, estudiante de sociología, quien había tocado la puerta de una vivienda ubicada sobre calle Ituzaingó al 200, en la zona del mercado San Miguel, contó que ya había visitado siete viviendas, de las cuales solamente tres estaban habitadas. El resto aparentaban estar abandonadas.

A la joven le fueron asignadas para relevar tres manzanas en la zona de la avenida San Martín, Ituzaingó, Alvarado, Alberdi y Florida. Contó que, en esa zona, la gente optó más por el censo digital. "Es mejor porque es más rápido y resulta más práctico. En estos casos les preguntamos solamente cuántas personas residen en la vivienda y cuántas son varones y cuántas mujeres", precisó.

Un total de 26 casas son las que la joven tenía que relevar.

Consideró que la realización del censo es muy importante porque se recolecta la información de todo lo que pasa, la escolaridad, situación laboral de los habitantes, las características de sus viviendas como techos y baños.

Cerca del mediodía los turistas coparon la plaza 9 de Julio y las peatonales. Algunos hacían excursiones por lugares históricos como la Catedral, otros se sentaban en los banquitos a tomar mate y también estaban los afligidos por el cierre de comercios. "Nosotros necesitamos una tarjeta de colectivo porque queremos ir al dique Cabra Corral ya que no hay nada para hacer, pero es imposible porque está todo cerrado", se lamentó Debora, una turista de Buenos Aires, en compañía de su esposo Damián.

Llamaba la atención algunos locales comerciales abiertos como casas de bijouterie y mochilas sobre la calle Urquiza y platerías y locales de productos tradicionales de las calles Deán Funes y Caseros.

Aaron Sánchez, de 23 años, estudiante de arquitectura, había terminado de censar un departamento ubicado en la peatonal Caseros al 600. "Es la quinta casa que censo. En tres me mostraron el código digital y en las otras dos respondieron las preguntas", contó.

El joven tenía 21 casas para visitar. "Me anoté porque me interesaba mucho y también por lo económico. Nos pagan 6 mil pesos. Este estudio es importante para llevar un registro de la población y sus características actuales", manifestó.

Dos jóvenes recorrían la avenida Belgrano. Eran Federico Villalba y Alejo Palacios, ambos estudiantes, de 19 años, y amigos. Cada uno tenía 26 casas para censar.

"En los cursos nos explicaron que el censo es para saber cuáles son las necesidades de la población, qué es lo que está faltando, si hay más niños y niñas, adultos mayores y detectar, por ejemplo, dónde faltan instituciones como escuelas, centros de salud, hospitales", contaron.

Otro censista, Fabio Coronel, de 55 años, encargado de censar la calle Pellegrini expresó que la jornada se desarrollaba con total normalidad y que toda la gente lo había recibido muy bien, predispuesta a responder. En su caso debía censar 15 hogares.

Camila del Caro, una joven estudiante de 23 años, del barrio Pereyra Rozas estaba abocada a censar las viviendas de la calle Alvarado.

Considera que el censo es fundamental para saber en qué condiciones vive la población y cómo se puede mejorar la misma, sobre todo a nivel económico.

Reclamo

Sobre la calle San Juan al 800, Alfredo, un vecino manifestó ayer por la mañana su malestar porque había completado el censo virtual, pero no había recibido el código por lo que tuvo que responder el cuestionario de la censista. "El sistema estaba saturado y no me mandaron el mail así que tendré que contestar todo de nuevo", dijo el hombre.

Karen Aban, una docente, censista se predisponía a censar la primera vivienda que le tocaba, en Pellegrini al 500 dijo: "Me inscribí para censar porque me parece un trabajo muy interesante y que contribuye al bien común de la sociedad", expresó.

Claudia Lamas, otra censista a la que le asignaron la calle Ituaingó al 400 contó que había tocado las puertas de tres viviendas y que en ninguna le habían respondido, por lo que tenía que regresar a esos domicilios luego. "Esto es todo un desafío. Es fácil llenar las planillas lo difícil es que me atiendan la puerta. Tendré que seguir intentando", contó.

 

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