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Colombia, ¿un giro a la izquierda?

Viernes, 20 de mayo de 2022 02:29

Gustavo Petro se consagró como candidato de la izquierda en las primarias de marzo, aunque se siente fortalecido para ganar en primera vuelta, el próximo 29 de mayo, no tiene el camino despejado en la carrera por la presidencia. El candidato de derecha, Federico Gutiérrez, va recortando la distancia a pasos agigantados según los últimos sondeos. A escasas semanas de la elección, ninguno de los dos candidatos tiene la victoria asegurada en primera vuelta y todo indica que irán a ballotage en junio.

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Gustavo Petro se consagró como candidato de la izquierda en las primarias de marzo, aunque se siente fortalecido para ganar en primera vuelta, el próximo 29 de mayo, no tiene el camino despejado en la carrera por la presidencia. El candidato de derecha, Federico Gutiérrez, va recortando la distancia a pasos agigantados según los últimos sondeos. A escasas semanas de la elección, ninguno de los dos candidatos tiene la victoria asegurada en primera vuelta y todo indica que irán a ballotage en junio.

Son evidentes los vasos comunicantes y las coincidencias o afinidades ideológicas entre Gustavo Petro y el papa, así como con los regímenes de Venezuela y Cuba. Petro no esconde su mesianismo y, desde ya, genera alarmas como nueva expresión de autoritarismo antiliberal en caso de llegar a la Casa de Nariño.

Petro es un exintegrante de la guerrilla urbana M-19 y exalcalde de Bogotá, sin antecedentes favorables en su gestión como alcalde, ahora preocupa e incluso aterra por su eventual política económica, además desorienta en cuanto a sus vínculos con el resto del mundo.

En los días previos a las elecciones primarias, Petro fue a ver al papa Francisco; esa visita no fue casualidad. El encuentro fue la comunión de dos almas muy afines. No puede sorprender en exceso que un izquierdista, progresista y exguerrillero latinoamericano busque la bendición papal. Petro es un hombre de fe, creyente genuino, convencido de ser el auténtico profeta que encarna el camino, la verdad y la vida. Por otra parte, el Papa comparte varios de los razonamientos y de las orientaciones antiliberales de Petro y puede ser que hayan coincidido en el enfoque sobre el cambio climático y también es probable que compartan la noción de "pueblo", al que no entienden como sociedad moderna y dinámica de individuos libres y con intereses distintos y contrapuestos, sino como una comunidad que precisa ser reunificada, salvada, redimida. Los términos del diálogo que mantuvieron pueden inferirse fácilmente: "El pueblo, bueno y pobre, poseedor de una identidad inamovible y de una fe estática, se encuentra amenazado por las influencias foráneas y los vicios externos, por el consumismo salvaje del mundo occidental y una globalización sin alma, por la asesina economía de mercado, el extremo individualismo y la democracia liberal burguesa".

Cabe recordar que Petro hace alarde de su fe con fines electorales. Durante la campaña presidencial de 2018 dejaba ver en sus apariciones en público que de su muñeca izquierda pendía un brazalete multicolor y en su mano derecha llevaba una pulsera similar a esas que se ofertan con presuntos poderes místicos y, además, portaba algo similar a un denario con un Cristo. El candidato se explicó: "No, no soy ateo, tengo mi visión de Dios (...) Acá me acompaña este crucifijo. No soy de persignarme hipócritamente. Es por un hombre que murió por los demás, que hizo de los pobres su opción". Desde hace años, Gustavo Petro se siente profeta y redentor, el mesías colombiano del siglo XXI.

En 2018 Petro llegó a la segunda vuelta donde fue vencido por Iván Duque. El analista Gustavo Duncan ya advertía respecto a las alianzas del candidato y señalaba que no tenía reparos en sumar apoyos cuestionables, tal y como está ocurriendo en esta campaña.

Duncan escribió en El Tiempo que: "El gran problema de Petro es que cree que está inventando el mundo y va a gobernar como si las instituciones arrancaran de cero y él tuviera la fórmula para solucionar todas las fallas de gobierno (...) Basta escuchar las entrevistas para comprender el tamaño de ese desorden de su personalidad. Al referirse a cosas que hace rato tienen nombres antepone el prefijo "que yo llamo', y se inventa un nuevo nombre como si fuera un concepto de su ocurrencia. (...) Son justos la indignación y el apremio por relevar a la actual clase política, pero es irresponsable apostar por un salto al vacío".

En esta campaña el líder populista ha reiterado que la prensa y la política colombianas "se incomodan ante un pensamiento que como el mío no se arrodilla a su subliminal manera neoliberal de ver el mundo (...) es que hay una masa de personas, y las llamo masas porque abandonan la característica de multitud con autonomías por la del rebaño conducido, y una especie de liderazgo mediático, político y económico a la que no le interesa la vida humana". Sin embargo, su forma autoritaria de imponerse ante los suyos da cuenta, desde hace años, que lo suyo también es rebaño y esa denominación de "multitudes con autonomías" tiene más de estrategia discursiva que de realidad efectiva.

Daniel García Peña es un profesor universitario que conoce de cerca al candidato puesto que lo ha acompañado y seguido en la arena política y electoral y quien posiblemente tomó distancia de su amigo Petro cuando este era alcalde.

García Peña dijo últimamente que es complejo definir ideológicamente a Gustavo Petro. Afirma que este siempre se ha ubicado en la centro izquierda, nunca fue ortodoxo y siempre ha estado alejado del marxismo y de las miradas más clásicas de la izquierda.
El académico colombiano admitió que, en su manejo de lo público, Petro tiene rasgos autoritarios y dificultades para conformar equipos y tener proyectos colectivos, si bien considera que encarna una nueva izquierda, como la del presidente Boric en Chile, que acoge la democracia liberal burguesa, siendo progresista pero sin ser extremista. Sobre esto último, salía al paso el analista chileno Patricio Navia quien recuerda que Boric se dio a conocer como un líder estudiantil de izquierda radical que mantuvo sus posiciones radicales hasta la primera vuelta presidencial y, aunque debió moderarse de cara a la segunda vuelta, en la confirmación de su gabinete de gobierno, dio cuenta de esa suerte de bipolaridad o de la coexistencia de esas dos versiones, la radical y la moderada. Las opiniones de García Peña y de Navia fueron citadas en el podcast de The Washington Post -El Post-. Petro, por cierto, estuvo en la posesión del flamante presidente chileno.
La afirmación de que Petro encarna la nueva izquierda ha de tomarse con pinzas. Si bien ha marcado distancia con el régimen chavista, eso no siempre fue así. Petro tuvo notable cercanía con Hugo Chávez. Ahora Diosdado Cabello, diputado chavista, militar y criminal vinculado al Cártel de los Soles, negó hace poco que el régimen de Caracas esté apoyando a Petro. Pero, no hay que olvidar que el Pacto Histórico acoge a castristas y a chavistas declarados como Piedad Córdoba, ferviente admiradora de Fidel Castro e íntima amiga de Hugo Chávez, y de Nicolás Maduro y cuyo hermano fue extraditado a los Estados Unidos semanas atrás. Petro encabeza, desde hace meses, todas las encuestas, por lo mismo, todas estas cuestiones, aspectos, orientaciones, ideas y rasgos de carácter no deberían pasarse por alto ante la eventual llegada del líder populista a la Casa de Nariño.
 La columna de Duncan, publicada hace cuatro años, mantiene su vigencia.

 * Clara Riveros es analista, autora y consultora colombiana.
 
 

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