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¿Una China y un Taiwán?

Jueves, 26 de mayo de 2022 02:21

A la incertidumbre provocada por la ambivalencia con que China pretende sustituir su solapado apoyo inicial a Rusia por una calculada distancia que pretende beneficiarse del ensayo y error, y a los rumores sobre una enfermedad incurable de Putin que -a su vez- son desmentidos por murmullos que aseguran que la mala salud del presidente ruso sería una excusa decorosa para disimular la purga interna que lo alejaría del poder, se suman ahora las declaraciones del propio Joe Biden: el lunes 23, el presidente estadounidense aseguró que EEUU defendería militarmente a Taiwán si ésta fuese atacada por China comunista.

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A la incertidumbre provocada por la ambivalencia con que China pretende sustituir su solapado apoyo inicial a Rusia por una calculada distancia que pretende beneficiarse del ensayo y error, y a los rumores sobre una enfermedad incurable de Putin que -a su vez- son desmentidos por murmullos que aseguran que la mala salud del presidente ruso sería una excusa decorosa para disimular la purga interna que lo alejaría del poder, se suman ahora las declaraciones del propio Joe Biden: el lunes 23, el presidente estadounidense aseguró que EEUU defendería militarmente a Taiwán si ésta fuese atacada por China comunista.

"Ése es el compromiso que asumimos", agregó Biden sin eufemismo alguno, subrayando que la necesidad de proteger la isla autónoma y democrática de Taiwán (que China considera una provincia rebelde) es hoy más imperiosa: "Cualquier intento de China de usar la fuerza contra Taiwán no sería apropiado; dislocaría toda la región y sería otra acción comparable a la que sucedió en Ucrania".

 

La declaración enfureció a Beijing.

El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China Popular, Wang Wenbin, dijo que el problema de Taiwán era "un asunto estrictamente interno de China". "En cuestiones de soberanía e integridad territorial de China, no hay lugar para ningún tipo de concesiones", agregando que "siempre defenderá sus intereses con la fuerza de sus 1.400 millones de habitantes. Nadie debe subestimar la firme determinación, la férrea voluntad y la gran capacidad del pueblo chino para defender su soberanía nacional y su integridad territorial".

Pero Beijing no es el único incómodo con estas declaraciones: según el periódico inglés The Guardian, los asesores de Biden se revolvieron en sus asientos al escuchar la respuesta de su propio presidente, efectuada durante la visita a Japón, al que EEUU apoyó en su membresía permanente en el Consejo de Seguridad reformado de la ONU. Además, expresó pleno respaldo a Tokio que lleva a cabo un exponencial incremento en gastos de Defensa para contrarrestar la amenaza de una Corea del Norte con armas nucleares y una China envalentonada.

El "principio de una sola China" de Beijing, que para Washington es la "política de una sola China" había sido una respuesta explícita a las pretensiones de Beijing de ser reconocido como gobierno legal de China desde 1979, cuando EEUU reconoció a la República Popular China en desmedro de la República de China (Taiwán), mudando su embajada de Taipei (China nacionalista) a Beijing (China comunista). Dicho reconocimiento figuraba en un párrafo que (dice The Guardian) fue eliminado de la web días antes del viaje de Biden a Asia junto a otra línea eliminada que decía que "EEUU no apoyaba la independencia de Taiwán", que figuraba en la versión anterior de 2018, mientras la nueva versión precisa que EEUU "continúa alentando la resolución pacífica de las diferencias entre ambos lados del Estrecho de acuerdo con los deseos y los mejores intereses del pueblo de Taiwán".

Para el columnista Aaron Blake del Washington Post, las declaraciones de Biden dan por tierra con esa política de “ambigüedad estratégica” sostenida por EEUU durante años: “Es siniestro porque sugiere que el conflicto se ha vuelto lo suficientemente probable como para provocar un cambio en la retórica y porque esa retórica podría obligar a Estados Unidos a entrar en ese conflicto” lo que no es compartido por la Casa Blanca: “La política de EEUU no ha cambiado. Reiteró (Biden) nuestra política de una China y nuestro compromiso con la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán. También, nuestro compromiso en virtud de la Ley de Relaciones con Taiwán de proporcionarle los medios militares para defenderse”, dijo un funcionario, sin advertir que quien aclara oscurece.
Y la confusión campea, el desasosiego avanza y la incertidumbre crece en el maremoto de revelaciones de todo tipo que se produjeron a posteriori. Mientras el Kremlin guarda silencio ante versiones de que una leucemia, un cáncer o el mal de Parkinson estaría afectando al presidente ruso, el ex jefe del Servicio Secreto Británico Sir Richard Dearlove declaró ayer a Newsweek que, en su opinión, Putin deberá dejar el poder en 2023, no solo por problemas de salud sino también por el conflicto con Ucrania y las sanciones internacionales que han jaqueado al régimen ruso, además del cuestionado desempeño de sus fuerzas militares. Personal del mismo M-I6 aseguró al semanario neoyorkino que “hay un desorden cada vez mayor en el Kremlin; de hecho reina el caos, no hay un liderazgo político claro de Putin que está cada vez más enfermo”, y agregó que “las deliberaciones del Consejo de Seguridad Ruso son interrumpidas constantemente para que Putin reciba algún tipo de tratamiento: está acompañado por médicos todo el tiempo”.
Por su parte, Xi Jinping tiene dificultades para convencer a la Unión Europea y a la OTAN de que “China y Rusia no constituyen una amenaza conjunta” luego de que China se complicara a sí misma con su retorcida y florentina diplomacia apoyando explícitamente a Putin desde aún antes de la invasión y, solapadamente después, al no condenarlo; por más que ahora aduzca que creía que “Rusia solo trataba de forzar concesiones por su seguridad o realizar una intervención militar más limitada”: ¿es posible interpretar que respaldaba porque confiaba en que Moscú se saldría con la suya? ¿es posible interpretar que la complicidad de estos países no es una invención del Occidente decadente sino una consecuencia de las propias decisiones del gobierno de China Comunista?, ¿es posible interpretar que, por ensayo y error, está preparándose para no cometer las mismas equivocaciones que Rusia y evitar iguales sanciones?
Por su parte, Taiwán celebró las declaraciones de Biden, a quien agradeció por reafirmar y honrar el compromiso de Washington que tanta preocupación provoca a la comunidad internacional. La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán, Joanne Ou, dijo a CNN que “Taiwán expresa una sincera bienvenida y gratitud al presidente Biden y al gobierno de los Estados Unidos por reiterar su sólido compromiso con Taiwán”.
El tiempo dirá si se trató de un malabarismo geopolítico o si ha llegado la hora de hablar de una China y de un Taiwán. 

 

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