"Shoa" es el término que empleamos los judíos para referirnos al Holocausto que sufrimos en Europa durante la segunda guerra mundial. Este término se traduciría, de ser posible, como "tragedia" aunque solo lo empleamos para referirnos a la masacre que sufrieron 6.000.000 de personas por el solo hecho de nacer judíos. Y realmente no existe explicación racional para entender el porqué de tal genocidio, o tal vez sí, pero sería necesario tener una mente maligna para comprenderlo.
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"Shoa" es el término que empleamos los judíos para referirnos al Holocausto que sufrimos en Europa durante la segunda guerra mundial. Este término se traduciría, de ser posible, como "tragedia" aunque solo lo empleamos para referirnos a la masacre que sufrieron 6.000.000 de personas por el solo hecho de nacer judíos. Y realmente no existe explicación racional para entender el porqué de tal genocidio, o tal vez sí, pero sería necesario tener una mente maligna para comprenderlo.
Lo cierto es que 6.000.000 de personas, desde niños recién nacidos a ancianos, mujeres y hombres, fueron deportados de sus hogares, de sus ciudades, de sus estados y posteriormente recluidos en guetos (áreas separadas destinadas a viviendas para un solo grupo social, donde no pueden tener contacto con el resto de la sociedad) para luego ser trasladados a los ya tristemente célebres campos de concentración, campos de exterminio. Obreros, músicos, empleados, patrones, médicos, estudiantes, madres, hijos, esposos: judíos.
Tal vez no deba seguir profundizando en lo que el lector ya conoce desde hace tiempo, que los nazis y que los judíos, que las cámaras de gas, que los pijamas a rayas. Y tal vez usted leyó, o vio una película, un documental, quizás lo estudió o se enteró por un relato, nazis y judíos. Lo más probable es que usted piense que fue en otro tiempo, y puede que tenga razón, y que también diga fue lejos, y tal vez siga teniendo razón.
Pero quizás usted lo sienta exógeno, externo, fuera de su realidad, que le pasó al otro, que a usted no le hubiera pasado ni siquiera viviendo durante ese período. Déjeme decirle, si ese fuera el caso, que la maquinaria industrial, sistemática, voraz y terriblemente eficaz que diseñaron los nazis para exterminar a un pueblo, no solamente se utilizó en judíos. Sin duda fue creada en mentes perversas y llenas de odio para intentar borrar de la historia a una nación. Pero infelizmente también se utilizó con más personas. Gitanos o romaníes, ciudadanos soviéticos prisioneros, homosexuales, disidentes políticos, discapacitados, prisioneros políticos, gente de color, desertores de la guerra, republicanos españoles, Testigos de Jehová, protestantes, evangelistas y católicos p olacos, eslovenos y serbios. Como usted verá, durante el régimen de Hitler, "el otro" era todo aquel que no sea ario, nazi o colaborador. Entonces el otro era usted también. Y las alternativas hubieran sido que viva bajo un régimen dictatorial, racista y absolutista de manera obediente o que hubiera terminado en un campo de exterminio.
Ya no es la otredad la reinante en esta cuestión: ya lo interpela a usted. Si hubiera estado en ese momento, en ese lugar, habría vivido esta terrible realidad que en estos días conmemoramos los judíos. Ya no es lejana esta tragedia, como la llamamos nosotros. Si es real, los judíos fuimos los que más sufrimos esta tragedia, a los que más nos marcó por siempre.
Pero ahora, con esta visión de la historia reciente, lo invito a que reflexione en mis humildes palabras y espero que a partir de este momento comprenda que el Holocausto no es una tragedia del pueblo judío, sino una tragedia de la humanidad.