Luego de varias semanas de tensión en la Iglesia de Salta, las Carmelitas Descalzas de todo el país le pusieron paños fríos a la polémica que se generó entre las religiosas del convento San Bernardo y el arzobispo Mario Cargnello. En una nota enviada al presidente del Episcopado argentino señalaron que tienen "adhesión filial a la persona de nuestros obispos" y pidieron "resolver las diferencias en el seno de la Iglesia".
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Luego de varias semanas de tensión en la Iglesia de Salta, las Carmelitas Descalzas de todo el país le pusieron paños fríos a la polémica que se generó entre las religiosas del convento San Bernardo y el arzobispo Mario Cargnello. En una nota enviada al presidente del Episcopado argentino señalaron que tienen "adhesión filial a la persona de nuestros obispos" y pidieron "resolver las diferencias en el seno de la Iglesia".
La fuerte disputa arrancó en plena Semana Santa, cuando se conoció la denuncia por violencia de género que radicaron las monjas del convento San Bernardo en contra de Cargnello; Martín de Elizalde, obispo emérito, y Lucio Ajaya, vicario cooperador de la Catedral de Salta. Las actuaciones están asentadas en el Juzgado de Violencia Familiar y Género 3.
Una vez que se conoció la denuncia, salieron a flote distintas situaciones y cruces de uno y otro lado. Hubo apoyo de los sacerdotes de la provincia para Cargnello y abrazos al convento donde están las monjas de clausura.
En la carta que se conoció y que fue enviada el pasado 24 de abril al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, las Carmelitas Descalzas de todo el país expresan su "profunda pena por lo sucedido, mientras hacemos presente nuestra adhesión filial a la persona de nuestros obispos". O sea, trata de mostrar una especie de "respeto" por la figura de los líderes de la Iglesia en cada jurisdicción.
"Con motivo de los últimos sucesos de público conocimiento, acerca del problema acaecido entre el Arzobispo de Salta y las Carmelitas Descalzas de esa localidad, las Carmelitas Descalzas de diversos monasterios de nuestro país queremos expresar nuestra profunda pena por lo sucedido, mientras hacemos presente nuestra adhesión filial a la persona de nuestros obispos, de quienes siempre hemos recibido cordiales nuestras de amistoso afecto y paternidad, manifestadas en múltiples oportunidades y de diferentes modos", señala el párrafo completo de la misiva.
Si uno sigue leyendo, también observa que piden que el conflicto se resuelva en el seno de la Iglesia, y sin decirlo critican que las monjas salteñas hayan acudido a la Justicia ordinaria para que se dé una solución a sus demandas.
"Como hermanas en la misma orden y como carmelitas, sin entrar en juicio sobre las partes, afirmamos que para todas nosotras es prioridad la comunión eclesial, y consideramos junto a nuestra Madre Santa Teresa, quien tuvo como su mayor gloria el título de Hija de la Iglesia, que todas las diferencias han de resolverse como familia en el seno de la Iglesia, que posee los instrumentos necesarios y apropiados para juzgar en cada caso, y así poner el remedio que fuere necesario", aseguran.
Y para finalizar abogan por el diálogo para no "ahondar las heridas". "Abogamos por el diálogo y no por la confrontación que solo nos lleva a ahondar las heridas y dañar la caridad fraterna en un mundo dividido por el odio y las guerras, que espera nuestro testimonio de amor y respeto mutuos".
Últimos episodios
A principios de la semana pasada monseñor Cargnello no concurrió a una audiencia judicial a la que fue citado debido a su participación en la 120ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en Buenos Aires.
En tanto, Eduardo Romani, abogado de la máxima autoridad de la Iglesia salteña, presentó un recurso de apelación contra la resolución de la jueza Cáceres Moreno, quien no hizo lugar al planteo de declinación de competencia. El recurso deberá ser resuelto por la sala de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial que por sorteo corresponda.
Cáceres Moreno no hizo lugar a un planteo de incompetencia formulado por la defensa del arzobispo, quien entendió que, en esta causa, corresponde la intervención del fuero eclesiástico, de conformidad al Concordato con la Santa Sede de 1966.
El martes de la semana pasada unas 50 mujeres se juntaron en las afueras del convento San Bernardo y realizaron un abrazo simbólico al edificio, como una muestra de apoyo a las monjas que denunciaron a los tres sacerdotes.
La consiga de la movida llevada adelante por movimientos feministas fue "Hermana yo sí te creo".