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Fabio Pérez Paz presenta el décimo tomo de la saga del Duende Amigo

Lo hará de 15 a 18 en el Regimiento de los Infernales, situado en la zona norte de la ciudad. La entrada es gratuita y habrá proyección de cortos animados y firma de ejemplares. 
Sabado, 11 de junio de 2022 20:11

Esta tarde, de 15 a 18, el Regimiento de Los Infernales (sobre la avenida Arenales) abrirá sus puertas a los fans de la saga del Duende Amigo. El escritor Fabio Pérez Paz y el ilustrador Paulo Esteban Castillo se tomarán fotos, compartirán una charla y firmarán ejemplares. Además, se proyectarán cortos animados con los personajes de la serie y sobre los relatos que integran el bestseller del NOA. Integrantes de Los Infernales oficiarán de anfitriones guiando a los concurrentes por el predio, desde que trasponen la entrada en la que están dispuestos los dos tanques. 
El Duende Amigo 10 lleva por subtítulo la expresión “¡De 10!”, con la que muchos niños y adolescentes exteriorizan su deleite o alegría. “Es el libro pospandemia”, resumió Pérez Paz. Refirió que hasta el séptimo tomo la maquinaria que supo construir para su saga venía trabajando bien aceitada. Los libros se nutrían de las historias y leyendas con las que tomaba contacto durante sus viajes por el país, de boca de las personas que se le acercaban para legarle sus relatos o merced a pistas que lo atrapaban y que él se comprometía a seguir hasta que los cabos que ataba se transformaban en un texto. Además, las invitaciones para que asistiera a los establecimientos educativos se multiplicaban. Duende Amigo se convertía en material de estudio en las aulas, tanto por el interés de los alumnos como por el suplemento diseñado por las docentes Sandra Moya y Elvira Miller, que suele ocupar las páginas finales de cada libro. Y había inaugurado el cabildo de La Silleta, ese centro de difusión de la lectura que hacía su salto de la ficción a la realidad. Siempre mencionado en el primer capítulo de cada tomo, en aquel encuentro entre el Fabio personaje y sus duendes, ahora era posible recorrerlo y disfrutar de sus encantos como el museo de antigüedades de Pilar Pérez, hija del autor, y los juegos interactivos gigantes. 

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Esta tarde, de 15 a 18, el Regimiento de Los Infernales (sobre la avenida Arenales) abrirá sus puertas a los fans de la saga del Duende Amigo. El escritor Fabio Pérez Paz y el ilustrador Paulo Esteban Castillo se tomarán fotos, compartirán una charla y firmarán ejemplares. Además, se proyectarán cortos animados con los personajes de la serie y sobre los relatos que integran el bestseller del NOA. Integrantes de Los Infernales oficiarán de anfitriones guiando a los concurrentes por el predio, desde que trasponen la entrada en la que están dispuestos los dos tanques. 
El Duende Amigo 10 lleva por subtítulo la expresión “¡De 10!”, con la que muchos niños y adolescentes exteriorizan su deleite o alegría. “Es el libro pospandemia”, resumió Pérez Paz. Refirió que hasta el séptimo tomo la maquinaria que supo construir para su saga venía trabajando bien aceitada. Los libros se nutrían de las historias y leyendas con las que tomaba contacto durante sus viajes por el país, de boca de las personas que se le acercaban para legarle sus relatos o merced a pistas que lo atrapaban y que él se comprometía a seguir hasta que los cabos que ataba se transformaban en un texto. Además, las invitaciones para que asistiera a los establecimientos educativos se multiplicaban. Duende Amigo se convertía en material de estudio en las aulas, tanto por el interés de los alumnos como por el suplemento diseñado por las docentes Sandra Moya y Elvira Miller, que suele ocupar las páginas finales de cada libro. Y había inaugurado el cabildo de La Silleta, ese centro de difusión de la lectura que hacía su salto de la ficción a la realidad. Siempre mencionado en el primer capítulo de cada tomo, en aquel encuentro entre el Fabio personaje y sus duendes, ahora era posible recorrerlo y disfrutar de sus encantos como el museo de antigüedades de Pilar Pérez, hija del autor, y los juegos interactivos gigantes. 


Pero acaeció la pandemia, que aunque no detuvo la pulsión editora de Pérez Paz -que se las arregló para sacar los libros 8 y 9, más “Martín Güemes, mi gran amigo”- sí lo privó del contacto con el público. “No sé si podemos decir ahora que se terminó la pandemia, pero ya hay otra actitud en nosotros. Pienso que nos sentimos mejor, que sentimos que estamos ¡de diez! Y este libro me agarra en un momento de recomenzar con todo, de retomar los proyectos que habían quedado pendientes”, consignó. 
Pérez Paz habla de renacimiento, pero también de un punto de partida para materializar representaciones que tiene en perspectiva como una línea de juegos didácticos basada en los personajes que ha creado. “La pandemia para la gente que trabaja en mi rubro fue devastadora. A pesar del parate, con mi familia nos dedicamos a incorporar cosas al cabildo. Hoy, que los chicos y las familias pueden regresar con más libertad, encuentran todo cambiado”, comentó.
Entre las novedades tuvo un mayor desarrollo la faceta histórica que ofrece el autor y que cada mes cambia de acuerdo con el clima de las aulas. “Proyectamos los videos relacionados con las fiestas patrias y el material histórico está más organizado y funcional a la educación de ellos”, puntualizó. 
Al igual que sus antecesores este tomo presenta personajes en su primer capítulo. En este caso los Duendes de la Música, que desentrañarán el secreto de la pervivencia y variedad de ese arte. Jujuy se verá representada en las leyendas “El Mitad Gaucho Mitad Caballo”, “La Sirena del Lago del Parque”, “El Fantasma de La Quiaca” y “La Buenamoza”. De Salta han sido recuperadas “Los remolinos del diablo”, “Los fantasmas del camino”, “La fuente de la juventud”, “La Mekala”, “El Bebé con Dientes” y “La Dama del Cementerio”. Y de Tucumán “La Iguana”, “El Chiqui, la Mamazara y los Menhires de El Mollar” y “El Chingolo”. Sin una proveniencia específica, o un poco de todos los sitios y cobrando diversos tintes en cada lugar, también están “El Día de los Muertos”, “El Carpincho Malo” y “La Cabra Negra”. Completan el tomo las leyendas de La Juana Figueroa y el Carballito, y un compendio sobre las partes del cuerpo en “idioma norteño”, como continuador del glosario regional que había salido en el “Duende Amigo 7”. Ese “volver a lo nuestro” tal vez sea el secreto del éxito entre los niños, que se desengañan al descubrir, por ejemplo, que uno de sus cuentos favoritos “La Llorona” no se circunscribe a México, sino que cubre América de punta a punta con su fantasmagórica y vengativa sombra. Aquí, hay una en Mosconi y otra en Finca Valdivia. E incluso una que se escapó a esta edición. “Cuando el 10 estaba en la imprenta me enteré de que existe La Lloronita, la versión infantil del espectro”, dijo Fabio, y ya sabemos que le seguirá el rastro, porque no hay huella tan desafiante como para escaparse de su mirada.

Un anticipo

“La música es uno de los regalos más extraordinarios que nos ha dado la vida. Está presente en las voces, en la naturaleza, en los sonidos que emiten los objetos y en el alma de los músicos.
Cuenta la leyenda que hay diez duendecillos que rigen el mundo de la música, aportando su magia para que esté siempre viva y para que sea cada vez más bella y diversa. De esos diez duendes, tres son los encargados de organizar al resto:
1)    Melodía,
2)    Armonía y
3)    Ritmo. 

Melodía es una duendecilla muy talentosa que usa sombreros y ropas estampadas con los dibujos de las notas musicales. Ella tiene 7 hijos (4 niñas y 3 niños) llamados: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si.
Cada uno de estos duendecillos tiene una forma única y distinta de silbar. El tono que hace cada uno es completamente diferente al de los otros.
Su madre descubrió ese don y los entrenó para que comenzaran a emitir silbiditos muy cortos que, al combinarlos de distintas maneras, se convertían en “melodías”.
Los tonos o sonidos que silbaban estos duendes fueron llamados “notas”, y cada una de esas notas pasó a llevar el nombre de su dueño: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si.
Y así fue como nació el secreto de la música. Es increíble que haciendo combinaciones con tan solo 7 notas surja un universo de millones de canciones. 
Pero ¿cómo hicieron los duendes para formar esas canciones? La respuesta es muy simple: había que hacerlos silbar en un determinado orden.
Con el tiempo, los humanos crearon los instrumentos y pudieron imitar los tonos de los silbidos de estos duendes. Gracias a estos nuevos utensilios de madera, caña o cuerdas, los hombres se convirtieron en músicos y lograron componer y tocar sus propias canciones. Así nacieron los pianos, guitarras, violines, acordeones, flautas, quenas, charangos y muchos otros artefactos musicales por todo el mundo.
Después, esos músicos estudiaron y desarrollaron técnicas para aprovechar mejor esas 7 notas. Con el tiempo, consiguieron combinarlas en “acordes” o les sumaron variantes sonoras con los “bemoles y sostenidos”. De esta manera, los humanos se hicieron muy hábiles y se convirtieron en grandes artistas, casi tan buenos como la talentosa duendecilla Melodía.
Armonía es la otra regente del mundo de la música. Esta duendecilla usa vestidos largos y elegantes que hacen juego con su sombrero. Ella tiene el gran poder de lograr el equilibrio entre las notas, los acordes, la melodía y el ritmo.
Sin orden, la música sería un mamarracho de ruidos sin sentido. Por eso es tan importante Armonía.
Ritmo es el duende que completa el trío mágico de la música. Usa ropas livianas, como musculosas o bermudas, y luce sombreros con ruidosos cascabeles. Este duende les enseñó a los humanos más primitivos los primeros pasos musicales. Consiguió que a esos hombres les bastara un palo y un pedazo de tronco para improvisar un tambor y darle ritmo a sus existencias”.

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