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Tras el terrible incendio, feriantes atemorizados toman recaudos con los artefactos eléctricos

Ahora tampoco dejan conectadas las pavas eléctricas, planchas y cargadores de celular. No tienen toda la mercadería en el local por precaución y evitan el uso de sahumerios y velas.
Domingo, 12 de junio de 2022 02:26

Camperas, zapatillas y peluches calcinados, una valla y dos policías ilustraban ayer el desolado escenario que dejó el terrible incendio en la galería Centro Comercial del Norte, de la calle Ituzaingó. Muchos curiosos se asoman para ver lo que quedó, pero los efectivos les pedían que se retiren por el peligro de derrumbe del techo.

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Camperas, zapatillas y peluches calcinados, una valla y dos policías ilustraban ayer el desolado escenario que dejó el terrible incendio en la galería Centro Comercial del Norte, de la calle Ituzaingó. Muchos curiosos se asoman para ver lo que quedó, pero los efectivos les pedían que se retiren por el peligro de derrumbe del techo.

Los feriantes de la zona, que tuvieron la suerte de que las llamas no consumieran la mercadería de sus stands, contaron que sienten mucho temor ahora y que se tomaron varias medidas de precaución. La principal es no mantener toda la mercadería en el local. La segunda, evitar el uso de caloventores, estufas, equipos de música u artefactos similares, así como también sahumerios ni velas. La tercera es no dejar nada conectado: ni pavas eléctricas, planchas y cargadores de celular.

Claudia Tapia tiene 55 años y trabaja en uno de los primeros puestos del Freeshop. Vende indumentaria masculina. Contó que el día del incendio se levantó temprano y "se desayunó con la noticia en la tele". Se sintió muy afligida porque tiempo atrás trabajaba en uno de los locales que se quemó. "Cuando vi las imágenes me quedé impactada. Estaba todo en llamas. Quedé sorprendida, mal", dijo.

Ahora siente miedo. "Esa parte que se quemó tiene probabilidades de derrumbes. Esperemos que no colapse", expresó.

Claudia, como todos los feriantes, está de acuerdo con las medidas tomadas tras el siniestro que les fueron informadas por personal de mantenimiento el jueves pasado, para prevenir situaciones lamentables.

"Yo estoy en el sector A y sigue el B. El tema es que hay una conexión con la feria que se incendió tanto en el aspecto edilicio como de electricidad, por eso no pudimos trabajar el jueves", relató.

Marcela Gutiérrez, de 52 años, propietaria de otro local de la misma galería, expresó: "Quedamos mal, así que tratamos de cuidar, de no dejar nada que pueda ser peligroso. Los cargadores de celular enchufados mucho tiempo pueden desatar una tragedia también porque se recalientan", manifestó, al tiempo que Fátima, una joven empleada del local separaba mercadería. Sobre todo camisetas de fútbol. "Estamos dividiendo todo para llevar una parte al depósito. Solamente vamos a dejar lo necesario porque no sabemos si de un momento a otro pasa otra cosa y perdemos todo. La mercadería representa sueños, esfuerzos, ahorros", dijeron.

Ignacio trabaja en un comercio sobre la calle Ituzaingó vendiendo juguetes, mochilas, ropa de niños y hombres. Contó que sintió alivio al saber que su espacio no fue alcanzado por el fuego, pero siente tristeza por sus compañeros. "Gracias a Dios no tuvimos víctimas fatales", dijo.

Añadió que Bomberos consultaron y contabilizaron cuántos matafuegos había tras el hecho. "Aquí no usamos calefactores, planchas ni nada. Sí tenemos matafuego", aseguró.

Rociadores

En el Paseo San Cayetano, una feria contigua al Freeshop, se observa que hay un sistema de rociadores contra incendios. Se trata de caños rojos suspendidos en la parte superior, antes del techo del edificio. María Tapia, de 58 años, dueña de un local de ropa para niños desde hace 10 años, expresó que siente "terror", tras el suceso. "Trato de no pensar tanto porque si me hago la cabeza me voy a enfermar. En este paseo siempre se tomaron medidas. Si se levanta mucho la temperatura los caños que van por arriba tiran agua", aseguró.

En otra galería ubicada en la misma manzana, la "Mona Lisa", también se tomaron recaudos. "Nos dijeron que cada uno se encarga de revisar las instalaciones y cambiarlas si es necesario, que no haya cables en mal estado", indicó Facundo Fleitas, un joven que vende indumentaria masculina.

Otra de las medidas consiste en colocar los maniquíes y productos a exhibir más atrás para que no obstruyan el paso de la gente en los pasillos y se formen aglomeraciones por si hay otro incendio o un accidente. "Al cerrar los locales tenemos que controlar todo y bajar la llave, cortar el paso de la electricidad", señaló el joven.

En todas las galerías relevadas se observaron matafuegos en los ingresos. Incluso en el Freeshop hay un hidrante y croquis en todos los pasillos. Además hay feriantes que cuentan con sus matafuegos. Las salidas están marcadas con carteles y hay distintas señales como usar barbijo, colocarse alcohol en gel, prohibido fumar, no ingresar con animales.

Todos los feriantes consultados comentaron que viajar para conseguir mercadería demanda un gran presupuesto y que poner en marcha un local implica saber administrar, ahorrar, invertir. "Si no haces eso no llegas a pagar nada, ni el alquiler que va de 19 mil pesos a 50 mil por mes dependiendo la ubicación y el tamaño del lugar, ni servicios, empleados", contaron.

Añadieron que se solidarizan con las familias afectadas. "Mi mercadería vale cinco millones. No quiero imaginar cómo se sienten los compañeros que perdieron eso y más", finalizó Marcela Gutiérrez, una de las comerciantes.

 

 

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