¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Manuel Belgrano, el multifacético revolucionario

Lunes, 20 de junio de 2022 02:23

Por Carlos Uriburu Rivas *

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Por Carlos Uriburu Rivas *

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano y González nació el 3 de Junio de 1770 en la Ciudad de Buenos Aires. Su padre era Doménico Francesco Belgrano Peri, oriundo de Oneglia en la Región de Liguria, en Italia, pero que a posteriori su apellido pasó por el tamiz de la hispanización como Domingo Belgrano y Pérez. Fue un comerciante importante de la época, autorizado a mediados del siglo XVIII por el monarca español a establecerse en el continente indoamericano; a partir de allí trabajó incansablemente para que se pudiera establecer el Consulado de Buenos Aires. La madre de Belgrano fue María Josefa González Casero, proveniente de familias radicadas en la ciudad de Santiago del Estero. En ese entonces, la Ciudad de Buenos Aires, el Tucumán, Paraguay y la Banda Oriental formaban parte del Virreinato del Perú, dependiendo todo este gran territorio del inmenso Imperio Español de la época.
Desde temprana edad, Manuel mostró una gran predisposición por el estudio y cursó sus primeras letras en la “Escuela de Dios” del convento de los Dominicos. El Real Colegio de San Carlos (que fue el antecedente del actual Colegio Nacional de Buenos Aires) fue la sede donde hizo el secundario; luego viajó a España enviado por su padre a los efectos de formarse como comerciante; sin embargo, el joven se orientó por la carrera de leyes, lo cual era el deseo de su madre.
Entre 1786 y 1793 estudió Derecho en las universidades españolas de Salamanca y Valladolid, donde se graduó como bachiller en Leyes previo juramento correspondiente y como etapa obligatoria para acceder al diploma de abogado. Además, demostró una gran inclinación por acercarse al movimiento intelectual de la Ilustración Española para estudiar a sus referentes más importantes Melchor Gaspar de Jovellanos y Pedro Rodríguez de Campomanes. También tomó contacto con la Ilustración Francesa, donde analizó el pensamiento de Montesquieu, Rousseau como precursores de la Revolución Francesa, como así lo hizo con Quesnay, uno de los fundadores de la Fisiocracia; y Adam Smith como padre de la escuela clásica de la Economía Política inglesa. Junto a un gran bagaje de ideas políticas y económicas, Belgrano regresó a Buenos Aires en 1794 con un nombramiento del monarca para hacerse cargo de la secretaría del Consulado. En su tarea diaria en este organismo estatal aplicó los principios de la ciencia económica a la realidad americana en el que le tocó vivir y actuar. La difusión de su pensamiento quedó plasmado tanto en el periódico el “Telégrafo Mercantil” como en el “Correo de Comercio”. En sus informes anuales en el Consulado trataba de fomentar las industrias con el claro objetivo de cambiar el sistema de producción vigente.

Precursor de la educación 

En su trayectoria profesional estuvo involucrado en múltiples actividades y profesiones; su carácter multifacético hizo de él un intelectual relacionado con la filosofía, el derecho, el periodismo, la economía y también se reveló como militar, político y diplomático. Convencido Belgrano que la educación era la principal herramienta para sentar las bases transformadoras de una Nación Estado, fue el mentor y creador de la Escuela de Dibujo y la Escuela Nacional de Náutica, para formar capitanes y oficiales en la navegación de ultramar.
Hacia fines del siglo XVIII presentó su primer proyecto de enseñanza estatal, gratuita y obligatoria, por consiguiente, él propuso que los cabildos deberían disponer de un presupuesto para mantener las escuelas en sus respectivas jurisdicciones y muy especialmente en la campaña. Es la forma de sacar al pueblo de la ignorancia y por consiguiente de la pobreza. Como precursor de la educación popular comprendió que la formación de las mujeres era fundamental para llevar a cabo la grandeza de los pueblos.

El ingreso al ejército 

En días anteriores al desembarco de la escuadra inglesa, en 1806, fue nombrado por el virrey como capitán graduado designado al batallón de milicias urbanas. Belgrano le dio una importancia relativa a tal situación por cuanto la misma era ajena a sus funciones y a los estudios que había realizado. Frente a estos desgraciados sucesos y a la congoja que le produjo la caída de Buenos Aires junto con la huída del Virrey Sobremonte decidió no jurar el pacto de fidelidad a S. M Británica como lo deberían hacer los funcionarios y los miembros de las distintas corporaciones, por lo tanto, salió de la ciudad recluyéndose en la Capilla de Mercedes en la Banda Oriental.
Los sucesos de Mayo de 1810 tuvieron su correlato con la caída de la península ibérica en manos de Napoleón Bonaparte. El 25 de Mayo fue proclamada la Primera Junta de Gobierno, donde Belgrano ocupó el cargo de vocal producto de su cooperación con la causa patriota. Al mismo tiempo no abandonó la publicidad de sus ideas que sostuviera como secretario del Consulado.
Una vez instalada la Junta, una de las primeras decisiones fue la de difundir la revolución. Ante la indefinición del Paraguay y su franca oposición a Buenos Aires, resolvió iniciar las acciones militares a los efectos de su reconocimiento y nombró a Belgrano como jefe de la expedición a esa gobernación - intendencia. Los resultados de la expedición de Belgrano no fueron favorables a la causa de la Revolución, y la Junta de Gobierno lo reemplazó por Rondeau para someterlo a un proceso de investigación sobre su actuación militar en la campaña al Paraguay, siendo suspendido como vocal de la Junta y en su grado de brigadier.
Fue un trago amargo para Belgrano, pero el juez de la causa ponderó su actuación por la declaración favorable de más de cincuenta oficiales. Mencionó su prudencia y previsión en todo momento ante fuerzas superiores en número y en armamento, como así también su entereza e integridad moral frente a la derrota. De ese modo, resultó sobreseído por la Junta Provisional de 1811 y restituido en su cargo y honores.
A posteriori fue nombrado comandante de un regimiento cuyo objetivo era el reforzamiento de las costas del río Paraná a la altura de Rosario que sirviera como base para un eventual avance hacia la ciudad de Montevideo. En posesión de la escarapela celeste y blanca, tomó la decisión personal bajo su responsabilidad de enarbolar una nueva bandera que sustituyera al pabellón español que todavía flameaba en la Fortaleza de Buenos Aires. La nueva bandera fue enarbolada tanto en la batería Libertad como en la batería Independencia, y saludada en su inauguración con una salva de artillería.

Proezas en el norte 

El 23 de agosto de 1812 frente al avance de un poderoso ejército español al mando de Pío Tristán, el general Belgrano emitió un bando disponiendo la retirada general, dando lugar al comienzo del “Éxodo Jujeño” en dirección a Tucumán. Las órdenes eran contundentes en cuanto había que dejarles a los godos tierra arrasada, sin alimentos ni otros recursos, para impedir que el ejército enemigo pudiera pertrecharse en vituallas y logística. Es el momento que presagiaba el alcance definitivo de la gloria para el general Belgrano.
La batalla de Tucumán, el 24 de septiembre de 1812, fue donde manifestó su temple valeroso y sereno, e hizo caso omiso a las órdenes del Primer Triunvirato de retroceder y establecerse en la ciudad de Córdoba. En este campo de batalla Belgrano demostró que no era el “Licenciado a caballo” en expresiones de Groussac, sino un militar avezado que había adquirido importantes conocimientos sobre táctica y estrategia. Fue en ese preciso momento que coincidió con el día de Nuestra Señora de las Mercedes y por devoción la hizo reconocer y nombrar como Generala del Ejército.
Información, secreto y sorpresa fueron los elementos utilizados por Belgrano para su triunfo en la batalla de Salta, mediante lo cual realizó un movimiento envolvente contra las fuerzas enemigas en la quebrada de Chachapoyas y avanzó por la pampa de Castañares donde atacó las posiciones realistas por la retaguardia, descendiendo desde las zonas de altura, proyectándose el combate hacia el cerro San Bernardo y el tagarete del Tineo. El general realista Pío Tristán capituló frente al ejército patriota y Belgrano demostró ser un magnánimo vencedor aquel día, 20 de febrero de 1813, y con honores de guerra permitió que los vencidos se retiraran desarmados previo juramento de no tomar las armas contra las Provincias Unidas del Río de la Plata. La Asamblea Constituyente y Soberana del año XIII le confirió a Belgrano 40.000 pesos como premio que el donó para la construcción y equipamiento de cuatro escuelas.
Belgrano tuvo un temple excepcional tanto en las victorias como reveses en el campo de batalla. Fue como San Martín y Güemes un revolucionario ejemplar, con un gran sentido del deber y un arquetipo de virtudes cívicas y militares, y demostró una profunda fe en Dios y un gran amor por la Patria y sus conciudadanos. Muchas veces enfermo a caballo pudo superar los obstáculos que se le presentaron sin reparar en ningún tipo de amilanamiento. Apóstol de la revolución, estadista y educador a través de sus publicaciones, exento de ambiciones materiales y poseedor de aptitudes morales asimiladas desde la infancia y humilde para aprender lo que ignora. Un apasionado y sólido deber a la patria desviaron su atención de sus actividades predilectas, la abogacía, la economía política, el periodismo, para luchar por la libertad y la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica.
Como sostenía el general José María Paz: “Belgrano no tenía, como él mismo lo ha dicho, grandes conocimientos militares, pero poseía un juicio recto, una honradez a toda prueba, un patriotismo puro y desinteresado, el más exquisito amor al orden, un entusiasmo decidido por la disciplina y un valor moral que jamás se ha desmentido”.

* Instituto de Investigaciones “General Manuel Belgrano” Ucasal.
 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD