Jueves 2 de junio. Dominik y Sophia, una pareja alemana recorre las calles de Coronel Moldes con asombro. Les llama la atención los cerros y las casas de adobe, pero una imagen cambia su humor: un perrito negro, atado a una soga y semidesnutrido, come el pañal usado de un bebé. Se indignan e intentan seguir pero no pueden, tienen que ir a comprarle alimento a ese animal en pésimo estado. Tocan la puerta del domicilio y le preguntan a la dueña por la mascota, dice que tiene tres más. Todos en malas condiciones, pero no tanto como el negro atado. Avisa que se llama Rocco y que, si quieren, pueden llevárselo.
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Jueves 2 de junio. Dominik y Sophia, una pareja alemana recorre las calles de Coronel Moldes con asombro. Les llama la atención los cerros y las casas de adobe, pero una imagen cambia su humor: un perrito negro, atado a una soga y semidesnutrido, come el pañal usado de un bebé. Se indignan e intentan seguir pero no pueden, tienen que ir a comprarle alimento a ese animal en pésimo estado. Tocan la puerta del domicilio y le preguntan a la dueña por la mascota, dice que tiene tres más. Todos en malas condiciones, pero no tanto como el negro atado. Avisa que se llama Rocco y que, si quieren, pueden llevárselo.
Martes 21 de junio. Rocco arriba al aeropuerto de Frankfurt, es recibido con cariño por la familia de Dominik y Sophia y por un salteño, Pablo Palacios, quien lleva un pequeño poncho salteño y una campera de Juventud Antoniana. La prenda típica era de su hija y ahora será de Rocco, a quien conoció a través de El Tribuno. La campera es para Dominik, el adoptante del animal. Por estas horas, el perrito de Coronel Moldes comienza a dejar atrás un pasado hostil para una nueva vida llena de amor.
La llegada de Rocco a Alemania no fue fácil: Dominik y Sophia gastaron mucho dinero en alquilar un auto para llevarlo a Buenos Aires al menos cinco días antes de viajar para hacer los trámites de Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria). Compraron un canil para que el perro viaje en bodega y 15 horas arriba de un avión, llegó a su destino final.
"Fue un poco estresante porque vino en la bodega, hicieron muchos trámites de ingreso. Para mí fue muy emocionante porque fue ver a un perrito de mi querida Salta, ciudad a la que no voy hace más de dos años. Ya acordamos una próxima juntada para poder ver a la pareja y a Rocco en su nuevo hogar", dijo Pablo a El Tribuno, un joven enfermero salteño que vive en Frankfurt.
La historia
"¡Hola! Mi novia y yo rescatamos a un labrador demacrado llamado Rocco cerca de Cafayate. Nos gustaría adoptarlo y llevarlo a Alemania con nosotros. Desafortunadamente no tenemos auto y es no posible tomar un bus con Rocco. ¿Alguien nos puede llevar a los tres de Cafayate a Salta? El tiempo es flexible pero mejor hasta el lunes. Gracias. Sophia, Domnik y Rocco", escribió el 3 de junio la pareja en Facebook junto a una imagen de ellos tres, tras la primera noche juntos.
El Tribuno se contactó con Domnik Weber, quien brindó más detalles de esta historia que tuvo un final feliz. "Encontramos a Rocco en el patio trasero de una señora con otros cuatro perros y dos niños en Coronel Moldes. Rocco era el más delgado de ellos y el único que estaba sujeto a una cuerda. Cuando lo vimos por primera vez comió el pañal de un bebé. Fue horrible de ver eso. Luego le preguntamos a la señora, directamente, si podíamos llevarnos al perro a Alemania y ella dijo que sí".
"Como 'precio' por el perro, compramos 30 kilos de comida para los otros cuatro perros de ella y esa misma noche fuimos al veterinario a revisarlo y ponerle todas las vacunas, porque entre la vacuna de la rabia y el vuelo a Europa se necesitan 21 días", agregó. En Salta estuvieron hasta el sábado 12. Alquilaron un auto y lo llevaron hacia Córdoba y desde allí a Buenos Aires, para luego tener su destino final en Alemania.