Un año más de la marcha de Ni una menos, las organizaciones sociales que apoyan este movimiento en contra de los femicidios en todo el país, marcha nuevamente por la ciudad de Salta. Este año el punto eje de la protesta apunta a reclamar por el fin de la violencia económica. "Desendeudadas nos queremos", son algunas de las consignas que se pueden leer en las cartelerías de las distintas organizaciones y familiares de víctimas de femicidios, que se sumaron este viernes a la marcha de convocatoria nacional.
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Un año más de la marcha de Ni una menos, las organizaciones sociales que apoyan este movimiento en contra de los femicidios en todo el país, marcha nuevamente por la ciudad de Salta. Este año el punto eje de la protesta apunta a reclamar por el fin de la violencia económica. "Desendeudadas nos queremos", son algunas de las consignas que se pueden leer en las cartelerías de las distintas organizaciones y familiares de víctimas de femicidios, que se sumaron este viernes a la marcha de convocatoria nacional.
La convocatoria de la marcha en la ciudad de Salta era para las 17 y pasadas las 17,30, las mujeres comenzaron su marcha desde la plaza 9 de julio, sobre Zuviría para encaminarse hasta el predio de la Legislatura Provincial, desde donde volvieron a marchar hacia la Central de Policía sobre la calle Güemes. Motivo por el que el centro de la ciudad se encuentra totalmente colapsado.
Luego del paso por la sede de la Policía de la Provincia, la marcha volverá a encaminarse hasta el frente de la Catedral, y el centro de la plaza.
Como ya se ha vuelto costumbre, durante las últimas marchas sociales que se realizan en el centro de la ciudad, la Catedral Basílica se encuentra con una valla que impide tanto el ingreso al templo como también busca evitar pintadas sobre las columnas de enfrente del edificio.
Tres movilizaciones en un solo día
Algunas de las agrupaciones que se encontraron en la plaza 9 de Julio destacaron que las marchas de los últimos años siguen sumando gente. Además de la marcha central que se concentró frente al Cabildo, otras organizaciones sociales siguieron marchando por avenida Belgrano y también destacaron la movilización que se concretó esta mañana.
La Red de Docentes por el Derecho a Decidir fue una de las organizaciones que se sumó a la marcha de Ni una menos,desde la plaza 9 de Julio, y dos de las representantes de la organización destacaron la gran participación de las mujeres jóvenes, al mismo tiempo que convocaron a las generaciones más grandes a "sumarse a las marchas y a denuncias las situaciones de violencia de género".
Representantes de las comunidades wichis también se sumaron a la marcha de Ni una menos, y destacaron la necesidad de que la Justicia y las distintas área de asistencia como Salud, reactiven su trabajo en estas zonas. "Por las niñas wichis, las que no tiene voz", fue uno de los carteles que se pudo ver sobre la marcha que se concentró sobre la vereda de la Catedral, donde además otras organizaciones feministas expresaron su protesta a través de cantos y la presentación de obras de baile.
El crimen que dio inicio al Ni una menos
El 7 de mayo de 2015, dos días antes de la noche en la que fue asesinada, Chiara Páez había cumplido 14 años. Vivía en Rufino, Santa Fe, con su mamá y compartía la habitación con Romina, su hermana mayor. Eran días convulsionados para la familia: “Chiari le había contado a su tía que estaba embarazada y que la familia de él la presionaba para que se lo sacara. Estaba muy asustada, le dijo que abortaba o se quitaba la vida”, cuenta Verónica, su mamá
Ese sábado 9 de mayo a la noche, Chiara y su mamá se despidieron con un abrazo. El padre de una de las compañeras de colegio de Chiara iba a hacer un asado y había invitado a las chicas. Otra de las madres pasó a buscarla.
“La despedí con un abrazo fuerte, me dijo “mamá sos una ídola, te amo”. Eran momentos difíciles y yo sentí que ella necesitaba mi apoyo. Volví a verla al día siguiente, en la morgue. Tenía el cuerpo arruinado: las marcas de los golpes en la panza, en la cabeza, en la cara, un corte en el cuello”.
El de Chiara era el femicidio que rebalsaba el vaso, un punto de inflexión para un movimiento que venía creciendo en cada Encuentro Nacional de Mujeres y que, tres semanas después, se volvió un reclamo masivo.
Todos los días había un femicidio nuevo: según las estadísticas de La casa del Encuentro, 295 mujeres habían sido asesinadas en 2013; 277 en 2014 y ese mismo 2015, Chiara fue una de las 286 mujeres asesinadas en Argentina. El primer #NiUnaMenos fue un grito colectivo para terminar con las violencias contra las mujeres, colmó la Plaza de los dos Congresos, se replicó en 80 ciudades de Argentina y se extendió por distintos países del mundo.
En septiembre de 2017, Manuel Mansilla fue condenado a 21 años y medio de prisión. La madre de Mansilla y su pareja, la abuela y su marido no fueron juzgados aunque tuvieron que irse de Rufino.